Las Consecuencias Económicas del Sr. Trump
Según el Premio Nobel de Economía 2006, el Dr. Edmund Phelps “En Estados Unidos, un cambio político interno del cosmopolitanismo al nacionalismo y de las “elites” metropolitanas de izquierda a las “populistas” rurales de derecha, parece, para muchos, estar en marcha”[1], situación que se ve reflejada en varias de las medidas económicas y políticas adoptadas por la nueva administración estadounidense.
La construcción del muro en la frontera con México, la pretensión que este se pague con aumentos en la tasa que se cobran a las exportaciones mexicanas, la salida tratado del Pacífico y la revisión Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el nombramiento de Peter Navarro como primer consejero del Consejo Nacional de Comercio y a nivel más local la suspensión por noventa días de la exportación de limones argentinos, son un claro indicativo del giro proteccionista de Estados Unidos, pero a su vez a nivel interno ha planteado una serie de políticas orientadas a la oferta como una reforma tributaria que baje los impuestos corporativos y la desregulación de la economía en línea con la intención que aumenten los niveles de inversión y empleo industrial privado de economía norteamericana.
Este giro de la política económica de la primera economía mundial tendrá consecuencias locales e internacionales que trataremos de describir.
Por un lado, las bajas de impuestos propuesta y las obras de infraestructura prometidas llevaran a un aumento en el déficit fiscal, que junto con el repunte de actividad que viene ocurriendo en EEUU repercutirá en una suba de la tasa de interés de los bonos de la Tesoro Norteamericano. La consecuencia inmediata de ello será un endurecimiento de las condiciones de crédito internacional, revertiendo el flujo de capitales de los países emergentes a los países centrales o tornando más caro financiar nuestros propios déficits. En tal sentido, el Gobierno Nacional en los primeros días del año ha tomado el 70% de la deuda externa planteada en su programa financiero, y en las últimas semanas ha dado señales de un cambio de estrategia para capturar fuerte liquidez de la plaza local, para ponerse a cubierto de este probable escenario.
La segunda consecuencia es como impactarán estas políticas en el tráfico mundial de bienes y servicios, como ya se ha verificado en numerosas ocasiones en la historia económica mundial, en donde giros nacionalistas de países centrales han provocado un fuerte proteccionismo mundial, llevando de este modo a una pérdida general de bienestar en la economía global, así como la posibilidad de conflictos políticos de proporciones entre naciones con interés contrapuestos.
Si bien la Argentina ha aumentado su grado de apertura al mundo en los últimos 30 años, aún su inserción en el comercio internacional es escasa y no supera el 40% del PBI, eso nos hace menos vulnerables en términos relativos a este cambio de tendencia que podría arrancar la era Trump, pero no deja ser preocupante dado el delicado equilibrio existente en la Argentina entre el ingreso de dólares (exportaciones y endeudamiento) necesarios para sustentar la compra de las materias primas y energía importadas imprescindibles para el funcionamiento de nuestra estructura productiva.
Nos encaminamos a un mundo más complejo desde lo económico e inestable desde lo político, donde los próximos meses serán cruciales para entender el direccionamiento de las naciones centrales en materia geopolítica y su impacto en la región y en la Argentina, en donde deberemos estar atentos a las oportunidades que brindará el comercio de los países perjudicados por el nuevo proteccionismo norteamericano, y a las amenazas que representan ese redireccionamiento de bienes y servicios mundiales.
[1] Publica en Clarin Digital el 29/01/2017
Lic. Roberto Manuel Ortea / @rortea
Licenciado en economía
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