“Seguimos trabajando para reivindicar las demandas de nuestros compañeros”
Tras finalizar la escuela secundaria en diciembre de 1981, Gustavo Schroeder comenzó el servicio militar obligatorio, en el grupo de artillería, el 8 de marzo de 1982. A los 18 años, su interés estaba depositado en el inicio de sus estudios universitarios -llegó a pedir una semana de licencia para rendir los exámenes de ingreso- y su preocupación era organizarse para no perder el año. Sin embargo, el 2 de abril ocurriría algo impensado. “Nos despertaron de imprevisto a las 5 de la mañana, en el cuartel del GADA 601, para informarnos lo que había pasado”, recordó el actual secretario de Hacienda de la Municipalidad de General Pueyrredon, en relación al momento en que se enteró del inicio de la Guerra de Malvinas.
Según relató Schroeder, el oficial de turno, el Teniente Dachari, prendió las luces de golpe y les dijo que se miren "los rostros porque seguro muchos viajemos a defender la patria y posiblemente alguno no vuelva". Dachari, el sargento Blanco y los soldados Llamas y Diarte integraron la primera sección de la Batería A y murieron el 3 de junio por un bombardeo, en el marco de la Operación Black Buck del ejército inglés. El misil cayó apenas a un par de kilómetros de la posición de la segunda sección, en la cual se encontraba Schroeder.
“A principios de marzo de 1982 era impensado para mí y para cualquier argentino que íbamos a estar en un conflicto bélico, pero sucedió porque había un Gobierno de facto instalado hace 7 años, con una decadencia importante. Echaron mano sobre una causa tan importante y tan significativa para todos los argentinos como es la soberanía sobre las Islas Malvinas”, describió en diálogo con El Marplatense.
Sobre la reacción a las primeras notificaciones vinculadas al comienzo del conflicto, Schroeder explicó que “a los 18 no se tiene mucha dimensión de las cosas. Nosotros no teníamos una gran dimensión de lo que estaba pasando en el país, ni de cómo podía ser el desarrollo del conflicto. Muchos pensábamos que con las negociaciones esto no pasaría a mayores. Pasaron unos días y vimos cómo se conformaba el rol de combate. El 12 de abril salió el avión que nos llevó al sur y el 15 estábamos en las islas para ocupar posiciones”.
“El paso de los días y los hechos nos fueron haciendo madurar. Fuimos chicos y muy rápidamente tuvimos que crecer para poder afrontar lo riesgosa que era cada situación, la angustia que nos provocaba la noticia de compañeros caídos o asistir a compañeros heridos”, reconoció.
Asimismo, resaltó la tensión que les generaba “esperar los acontecimientos en un contexto climático y geográfico muy inhóspito. Se terminaba el otoño y las condiciones eran muy duras. No había alternativas, había que adaptarse y pensar de qué manera uno podía salir parado o vivo de esta experiencia".
Schroeder estuvo en las islas hasta el último día, el 14 de junio, cuando las tropas argentinas se rindieron. El 20 de junio fue trasladado al continente en un barco inglés, en carácter de prisionero. Luego fue transportado en avión junto a otros compañeros desde Trelew hasta Campo de Mayo, donde permanecieron unos días.
“Muchos de nosotros perdimos mucho peso. Volví con principio de congelamiento en las extremidades de las manos y los pies. Todos teníamos alguna secuela”, afirmó. El regreso a Mar del Plata se produjo en tren durante la noche del 23 de junio, día en que se reencontró con su familia.
Tras el final de la guerra y el retorno a la democracia -en octubre de 1983-, comenzó otra lucha para los excombatientes de Malvinas: el reconocimiento de los derechos de los veteranos que participaron de la contienda. En este sentido, Schroeder señaló: “Sentíamos que no éramos una prioridad para el Estado”.
“No tenemos antecedentes locales de alguien que haya pasado por la misma situación. No hay veteranos o ex combatientes de otras contiendas militares. Nos tuvimos que hacer camino nosotros mismos para tratar de hacer ver a los gobernantes las secuelas, las necesidades que deben ser atendidas, que el paso del tiempo es perjudicial”, reflexionó.
En esa línea, advirtió que si bien “las distintas administraciones han tomado decisiones que han dado algunas coberturas, nosotros seguimos trabajando para reivindicar las demandas de nuestros compañeros, aquellos que necesitan una cobertura o asistencia especial”.
En los próximos meses, a partir de una iniciativa de la fundación No me olvides, la Cruz Roja encabezará una acción humanitaria en las islas que tiene como objetivo el reconocimiento de los 123 soldados argentinos no identificados, en cuyas tumbas sus nombres reemplazarán la frase Soldado argentino sólo conocido por Dios. Luego de 35 años, los veteranos de Malvinas se mantienen firmes en la pelea por sus derechos y el recuerdo de los caídos.
Una imagen, un viaje en el tiempo
La fotografía que acompaña esta nota guarda una historia fascinante. Fue tomada por un suboficial argentino a mediados de mayo de 1982 en Port Harriet, en cercanías de Puerto Argentino.
Sin embargo, tras la rendición, el ejército inglés se había quedado con la cámara y los rollos sin revelar. La imagen apareció en 2012, treinta años después del conflicto bélico, en un blog inglés.