“Voy a ser entrenador enseguida porque no quiero hacer el duelo”
Leonardo Gutiérrez vive las horas previas a su retiro con naturalidad. Como si quisiera eludir una nostalgia inevitable, trata de mirar hacia adelante. Fiel a su estilo, en lugar de sentarse a disfrutar, se pone otro desafío en el horizonte. Todavía es jugador, pero ya piensa y siente como entrenador. Nada es improvisado en la vida del más ganador de la historia de la Liga. En los últimos años, maduró la idea: observó a varios técnicos, a sus compañeros, dio su aporte desde adentro y anotó detalles. Siempre los detalles, uno de los puntos que explican una carrera de superación y gloria constante.
El capitán de Peñarol no se va a dedicar a contemplar su obra después del clásico de este sábado ante Quilmes. Ni siquiera durante un período corto. En un mano a mano con El Marplatense, reconoció que quiere dirigir de inmediato para evitar el duelo de un capítulo que se cierra. “No quiero hacer el duelo, por eso quiero meterme enseguida en ser entrenador. Me siento capacitado para hacerlo y siento que si dejo un tiempo, el básquet me va a pasar”, explicó el campeón olímpico, que el martes cumplirá 39 años.
A lo largo de la charla, Gutiérrez definirá el perfil de entrenador que quiere ser a partir de la próxima temporada. La influencia de Sergio Hernández, Rubén Magnano y Julio Lamas en la conformación de su estilo. Y el proyecto que tiene en mente para el primer equipo que lo contrate. La prioridad, claro, la tendrá Peñarol.
-¿Ya caíste en que te vas a retirar?
-La realidad es que le estoy dando la importancia que merece pero tampoco es que me quita mucho el sueño, hasta ahora. Veremos qué pasa más adelante. Por ahora me siento tranquilo y no le estoy dando mucha importancia en el sentido de no ponerme a pensar o ponerme nervioso.
-Llegan tranquilos al último partido después de una temporada muy difícil…
-Sí, por lo menos pudimos cerrar de una mejor manera la temporada. De los últimos 9 partidos ganamos 7. Fuimos queriendo un poco más de a poco y pudimos salir de la situación incómoda en la que estábamos. No nos dio para un poquito más, pero las lesiones no nos dejaron estar completos durante gran parte del año. Ahora estamos jugando con tres jugadores menos… Es complicado.
-Y en tu caso, después de varias lesiones, terminás jugando en buen nivel.
-Sí, me siento bien para jugar, para ayudar al equipo. Me cuesta todo cada vez un poco más, pero lo pude hacer bien los últimos partidos así que me siento conforme.
-¿En qué cambia que tu despedida sea en un clásico?
-Cambia en que es como una final, así se juegan los clásicos. Son partidos distintos a todos, la tensión es otra. El día anterior estás un poco más tenso, la gente lo vive de una manera muy especial y nosotros estamos expectantes para intentar darle una alegría. Es lindo que mi último partido sea el clásico. Es el mejor de nuestra liga y hay que defenderlo, disfrutarlo y vivirlo como una fiesta. Estoy agradecido de haber jugado 8 años en Peñarol y de haberlo disfrutado.
-Es difícil que te aplaudan los hinchas de Quilmes, pero quién sabe…
-El reconocimiento más grande que me puede dar la gente de Quilmes es disfrutar del partido. Que vayan a la cancha como lo hacen siempre, igual que la gente de Peñarol. Que sea la fiesta que es siempre, que no pase nada y que transcurra todo en armonía y en paz. Que cada uno aliente a su equipo, que el que gane disfrute y el que pierde, que se vaya tranquilo a su casa. Son partidos y es un deporte, tiene que quedar todo ahí.
-Querés ser entrenador de inmediato, ¿es para ocupar tu cabeza rápido?
-Yo creo que sí. También el básquet evoluciona todos los años un poco y si vos te tomás un año sabático y te alejás de este deporte, después te va a costar más volver y meterte en el ritmo y en el movimiento que es la Liga Nacional. Lo que yo quiero hacer enseguida es dar el salto de jugar a entrenar. No quiero perder tiempo ante esa evolución del básquet. Estando cerca, vas viendo todas esas evoluciones y las vas tomando de la mejor manera posible. Además, es un desafío propio: yo me puse en la cabeza que quiero ser entrenador.
-¿Tanto creés que cambia el juego?
-Y… cambia. Vos fíjate que ahora hay equipos que juegan mucho al contragolpe, también cambia el físico y la dinámica del jugador. Por ahí vos jugás de una forma y al año siguiente evolucionaste y jugás de otra forma. Eso lo tenés que ir viendo día a día, y si no lo ves a lo mejor te perdés la etapa de un jugador que cambió totalmente su juego. Fijate que los equipos corren mucho y hace unos años atrás se corría menos. Un 70% de los equipos de Liga defienden de una forma y corre mucho el contraataque. Y hay un 30% que corre cuando puede y juega estacionado el 80 o 90% de las posesiones que tiene. Entonces, ahí ya tenés una evolución. Porque antes tenías un 30% que corría y un 70% que jugaba estacionado. Y el que corría era el equipo loco, que no sabía jugar al básquet… Ahora no. El que corre es el equipo inteligente y el que estaciona la pelota es el equipo que tiene menos poder de gol, menos posibilidades, entonces te duerme la pelota, juega más tranquilo.
-¿Cómo te gustaría que juegue un equipo tuyo?
-Me gustaría tener un combo: correr cuando se puede y saber jugar estacionado cuando lo necesite. Yo haría mucho hincapié en el tema defensivo, me gusta mucho eso. Creo que los equipos que defienden bien son los que tiene posibilidades de estar en posiciones buenas. Fijate San Lorenzo o San Martín de Corrientes, que son los que lideran la Liga, cuántos puntos en contra tienen y cuántos a favor. Eso es muy importante. Cuando salí campeón en Ben Hur, éramos el mejor equipo defensivo: promediábamos 70 en contra. Cuando pasé a Peñarol, la mayoría de las veces que salimos campeones no éramos los mejores, pero estábamos entre los 5 o 6 mejores. Cuando estás entre los mejores equipos defensivos, tenés muchas chances de hacer una buena Liga. Por eso me gustaría que mi equipo defienda bien y que sea aguerrido ahí.
-Vos tuviste a Rubén Magnano, quien transmite su obsesión por la defensa, pero también a Sergio Hernández, quien le da mucha importancia al ataque porque sostiene que la fluidez ofensiva repercute positivamente en el estado de ánimo de un equipo… ¿Sacaste una mezcla de todos los entrenadores que tuviste?
- No, yo rescato los conceptos de Sergio, Rubén y Julio (Lamas). Una mezcla de ellos. Y es como dice Sergio: los equipos que atacan bien, están de buen humor. Por más que defiendas bien, si atacás mal, te frustrás, porque lo que da alegría es el ataque. ¿Qué jugador va a estar contento por agarrar un rebote defensivo o por hacer tirar mal a otro? Va a estar contento si mete un triple, si mete un doble, si da una asistencia… Hay que hacer mucho hincapié en jugar bien ofensivamente, pero también en defender bien. Porque hay momentos de la Liga en el que el ataque no es tan fluido, entonces necesitás defender bien para no perder. Porque si metés 90 puntos siempre y te meten 88, un día no vas a meter 90 y los 88 te los van a meter.
-Cuando el jugador se retira, hay un período de duelo. Si vas a ser entrenador de inmediato, no vas a tener tiempo para procesar el duelo…
-Es lo que no quería (se ríe). No quiero hacer el duelo, por eso quiero meterme enseguida en ser entrenador. Me siento capacitado para hacerlo y siento que si dejo un tiempo, el básquet me va a pasar. Me va a pasar en lo táctico, en el conocimiento de jugadores… Todos evolucionan y si no estás a la par de esa evolución, te podés quedar afuera. Y es lo que no quiero.
“SI QUERÉS SER BUEN ENTRENADOR, TENÉS QUE OLVIDARTE DE SER JUGADOR”
Leo Gutiérrez tiene bien claro que su rol cambiará cuando termine la temporada. Ya no será él quien ejecute, sino que deberá convencer a sus jugadores para que desarrollen determinados comportamientos. Y sabe que uno de los desafíos será no frustrarse cuando sus dirigidos no muestren la capacidad de resolución que a él lo destacó como jugador. “No hay que caer en el error fácil de decir: ‘Yo cuando era jugador hacía tal cosa’. No, yo no juego más”, explicó.
-Evidentemente, la decisión de ser entrenador es algo que ya tenés pensado desde hace tiempo.
-Sí, hace bastante tiempo que lo voy pensando, por lo menos 3 ó 4 años atrás. Quería intentar enseñar y pasarles a los jugadores todo lo que aprendí durante mi carrera. En los últimos años empecé a pensar más en cómo me gustaría ser entrenador, en sentirme capacitado, en ir aprendiendo, ir mirando cómo nos hacían entrenar los distintos técnicos. Vas analizando un montón de cosas que ves en los entrenamientos, vas tomando lo que te gusta y lo que no, lo vas dejando afuera. Por eso me fui yendo para ese lado cada vez más.
-Julio Velasco, el entrenador de la Selección Argentina de vóley, dijo que el exjugador que se convierte en entrenador debe saber que ahora no hace más nada y debe hacer que otros hagan. ¿Qué pensás de eso? ¿Cómo manejarías la situación cuando un jugador no ejecuta algo que vos sí podías ejecutar?
-Yo creo que lo voy a ir madurando con el tiempo. Lo he pensado y lo tuve claro de un principio: si vos querés ser un buen entrenador, tenés que olvidarte de ser jugador. Tenés que pensar y actuar como entrenador. No estás más corriendo al lado de ellos, sino que los estás haciendo correr y les estás pidiendo que hagan distintas cosas. No hay que caer en el error fácil de decir: “Yo cuando era jugador hacía tal cosa”. No, yo no juego más. Vos corrés, vos jugás, vos tirás y vos la metés. Yo te tengo que dar las armas necesarias para que vos puedas plasmar las cosas adentro de un campo de juego. Esa idea yo ya la tengo metida en mi cabeza hace mucho. Hay que ponerla en práctica. Creo que con ayuda, rodeándote con gente que te pueda aconsejar, como un buen asistente y preparador físico, esos errores no los cometés.
-¿Quién va a ser tu asistente?
-Me gustaría que sea Juan Gatti, lo estamos hablando hace bastante. Tengo muy buena relación con él, siento que es una persona que sabe mucho, que tiene mucho conocimiento. Podemos hacer una buena dupla asistente – entrenador.
-En vez de buscar un excompañero, buscás un complemento de experiencia…
-La realidad es que hoy no estaría bueno tener a otro jugador. Necesitás un asistente con experiencia y creo que Juan es la persona indicada. Lo hemos hablado hace bastante y coincidimos en muchísimas cosas.
-Si bien el estilo de conducción va a depender en parte del grupo que dirijas, ¿te ves riguroso como Magnano o más flexible como Hernández?
-Ambos. No ser tan flexible ni tan duro. Buscaré un combito de eso…
-Pero está claro que eso no se puede impostar, va de la mano de la personalidad.
-No, claro. Siempre fui exigente, no sólo con mis compañeros, sino con el entrenador. Cuando había algo que no me gustaba se lo decía o se lo hacía notar. Me gustaría ser así, como fui de jugador. Esa es la idea. Sería muy exigente con el tema de los entrenamientos, con los detalles. Yo fui siempre muy detallista. A la hora de jugar, me gusta que se haga todo como lo dice el entrenador. Y le exijo a mis compañeros que sean detallistas. Sería detallista como entrenador, exigiría que hagan lo que yo les pido, al 150% siempre. Creo que si entregás el máximo en el entrenamiento, en el partido también das el máximo. Sería muy rompe bolas con eso, con los detalles ofensivos, defensivos. Explicaría por qué hacer las cosas: por qué hacés un step y te dicen que vuelvas rápido, por qué hacés una cortina y tenés que cortar. Me gusta dar el fundamento de por qué se hacen las cosas.
UN PROYECTO INTEGRAL Y LA CHANCE DE PEÑAROL
Leo Gutiérrez aseguró que tiene un proyecto integral para desarrollar en un club de Liga Nacional, aunque señaló que, por respeto a Marcelo Richotti, recién se lo presentará a la dirigencia de Peñarol después del clásico del sábado. Además, habló de los antecedentes de exjugadores que se dedicaron a la dirección técnica y elogió el trabajo de Sebastián Ginóbili en Bahía Básket. “Es un ejemplo a seguir”, indicó.
-Hay casos puntuales como Eduardo “Tola” Cadillac, Carlos Romano, “Sepo” Ginóbili, pero no abundan los exjugadores que se hayan consagrado como entrenadores en la Liga. ¿Es otro desafío tuyo?
-Es relativo, porque podés ser buen entrenador y no conseguir resultados importantes. Yo lo tuve al “Tola Cadillac” y es un excelente entrenador: primero llegamos a semifinales en Obras y en Boca ganamos dos finales. Tampoco sobran muchos jugadores que hayan sido entrenadores. Hay que ver cómo trabajó cada entrenador, el presupuesto que tuvieron en su momento, cómo hicieron jugar a sus equipos… No solamente por ganar algo vas a ser bueno o malo como entrenador. Romano en Peñarol le supo llegar a ese grupo de jugadores, jugaron bárbaro, ganaron el Súper 8 y llegaron a la final. “Sepo”, en lo que va del proyecto que lleva con Bahía, todos los años va creciendo. Y este año coronó: no salió campeón pero llegó a dos finales de torneos internacionales. Es importante el trabajo que está haciendo. Para un exjugador que quiere ser entrenador, es un buen ejemplo a seguir. Su equipo juega bien, tiene buenos jugadores y está haciendo las cosas muy bien. El tipo le saca el jugo para que el equipo gane y esté siempre prendido ahí arriba.
-¿Te ves como un entrenador obsesivo de la táctica?
-Las jugadas tienen que estar. Yo no pondría 20 jugadas, porque no las terminás sabiendo nunca y te confundís. Pero si tenés 4 ó 5 jugadas tenés que saberlas muy bien y saber para qué se hacen, no jugarlas por jugar. La táctica tiene que estar: este juego es cada vez más físico y más táctico. Vos tenés que tener una jugada y darle 5 ó 6 variantes de gol al jugador. Para que si el rival te estudia el sistema, el jugador pase a la opción B. Y si el rival también sabe la B, hay que tener la C y la D. Es fundamental, porque sino te trabás mucho, te quedás con que hiciste las cosas mal y no buscaste las opciones que tenías en el mismo sistema. Hoy en día es muy táctico el básquet, demasiado.
-La prioridad es Peñarol, ¿ya hay algo hablado?
-No. La realidad es que esto es una idea mía, a mí me gustaría continuar en Peñarol pero hay que esperar a que termine la temporada. Yo no hablé nada ni con Domingo (Robles) ni con Alfredo (Miño) por respeto a nuestro entrenador, a Marcelo (Richotti). Él está trabajando. Cuando termine de jugar, después del sábado, me sentaré a hablar y les diré mi visión de las cosas y mi proyecto para hacer con el club. Ellos analizarán si les cierra, si les gusta y veremos cómo sigue toda la película. Pero Marcelo no se merecía que Domingo me venga a hablar a mí del tema.
-Peñarol está apostando mucho a desarrollar juveniles. ¿Es un proyecto que te agrada?
-Sí. Yo, si se me da la posibilidad en cualquier equipo, intentaría que el club esté todo atado. No quiero que vayan las inferiores por un lado y la Liga por el otro, sino que la Liga sea un proyecto del club. Desde las inferiores hasta la Liga, todos tendrían que trabajar de la misma forma, con una base de entrenamientos, de jugadas y de todo, para que puedan llegar a la Liga. Si el equipo de Liga juega determinados sistemas, los equipos de U15, U17 y hasta Liga Junior, deben jugar los mismos sistemas, para que el día de mañana, cuando necesites chicos de inferiores para entrenar o jugar, no les tengas que estar enseñando los sistemas porque ya los saben. O un día te sentás a tomar un café con los 10 entrenadores que tiene Peñarol en inferiores y les pedís consejos. Es un ida y vuelta con todo el club para transformar al equipo de Liga. Y después le das la posibilidad a los chicos de crecer y de entrar al equipo de Liga. El equipo de Liga y las inferiores tienen que ir de la mano.