"La iglesia no tiene la influencia que tuvo en otro tiempo"
Días atrás, el Papa Francisco designó al presbítero licenciado Gabriel Mestre como nuevo obispo de Mar del Plata, el primer marplatense elegido como obispo y pastor para apacentar su misma diócesis. En diálogo con Radio Mitre Mar del Plata, Mestre realizó una autocrítica acerca del presente de la iglesia y el vínculo con la sociedad: “Tener el templo lleno porque es costumbre no me satisface, pero tener el templo lleno porque hay gente que se identifica con la palabra y el mensaje de Jesús y porque los cristianos católicos somos los más coherentes posibles dentro de nuestros límites humanos, eso sí”. “Por eso me juego como obispo y hombre de iglesia, el que encuentra a Dios, encuentra la punta del ovillo para ser feliz”, destacó.
“Voy a buscar que todas las personas que trabajen en las parroquias estén en esta línea. No es ganar adeptos o prosélitos, la tarea de la Iglesia es que Jesús tiene una palabra para vos, tiene el sentido para que puedas ser feliz, a partir de los mil y un líos que puedas tener en la vida. Eso es lo que tiene que hacer cada obispo, monja, cura y cada laico en la catequesis”, comentó el padre, quien afirmó: “La iglesia no tiene la influencia que tuvo en otro tiempo. No hay una influencia de tipo político y judicial porque, gracias a dios, hoy en día no es así”.
“Hay otras ofertas religiosas y esto es algo saludable. No me asusta. Bajó la cantidad de gente, esto nos obliga a reconectarnos en serio con el mensaje de Jesús”, reconoció Mestre.
En tanto, se expresó sobre su designación como obispo: “La posibilidad de que fuera obispo aparecía en el horizonte, alguna persona me la había comentado. De hecho, cuando me llaman de la Nunciatura, que es como la embajada del Papa en cada país, para ir a hablar en reserva con el Nuncio, suponía que podía ser obispo, pero no pensaba sinceramente de Mar del Plata. Habitualmente no nombran obispo a un sacerdote del mismo lugar”.
A su vez, resaltó que su asunción tiene “como aspecto positivo el hecho de conocer bien la realidad y la idiosincrasia”. “Pensemos que nuestra diócesis abarca nueve partidos del sudeste de la provincia de Buenos Aires. La ciudad más importante, la más poblada, obviamente es Mar del Plata, donde está el 90% de la población, la segunda es Necochea. Tenemos 51 parroquias, muchísimas capillas, comunidades, colegios”, indicó.
Sobre su tarea, destacó: “Mi gran desafío es ser un hombre de Dios, un hombre de fe, porque yo no soy un político partidario. Como hombre de Dios tengo que estar comprometido con la realidad política y social de mi pueblo, de mi diócesis. En ese sentido, he manifestado mi preocupación por la droga, la pobreza, la inclusión, el tema de la seguridad y de la inseguridad, y todos los otros temas que aparecen: la trata de personas, la violencia de género”.
“La diócesis es polifacética. Nuestra realidad es muy polifacética. Tenemos el sector turístico -más bonito, más presentable-, tenemos la barriada, tenemos la sierra, tenemos el campo, tenemos los puertos. Mi desafío es estar para todos. Desde el más alejado geográficamente, hasta el más cercano geográficamente, desde el más alejado ideológicamente, al más cercano ideológicamente, desde el más doliente y sufriente hasta el que esté pasando una situación mejor para ayudarlo a que comparta al que menos tiene”, explicó.
Asimismo, añadió que “uno a veces tiene la imagen de que nuestro centro está muchísimo mejor que la situación de un barrio”, pero advirtió que “la gente del centro a veces pasa situaciones de necesidad extrema” y aseguró que “la mitad de la gente que atendemos en Cáritas Catedral es del centro”.
En relación a la situación social actual, alejado de cualquier visión político partidaria reconoció que “la realidad ha recrudecido en este último tiempo”. "No damos abasto con el Hogar de Nazaret para alojar a las personas en situación de calle”, agregó.
En este marco, recordó que “la complejidad tiene que ver con una historia argentina que viene de muchos años atrás, en la cual no terminamos de encontrare la vuelta a muchos temas. Creo que el aporte fuerte de la iglesia en este sentido está en esto que el Papa llama lograr la cultura del encuentro. Ante esta problemática difícil, la iglesia no tiene que dar soluciones técnicas puntuales, porque para eso están los ámbitos políticos y sociales. La iglesia tiene como función propiciar una cultura del encuentro”.
En referencia a la figura del Papa Francisco, Mestre resaltó: “El Papa Francisco es un maestro que con un lenguaje sencillo logra decir palabras importantes, con un lenguaje simple logra decir cosas muy profundas siempre comprometidas con la realidad”.
“El cambio de rumbo es claro. No es en los temas esenciales. A veces hay una gran discusión. ¿La iglesia se tiene que renovar? Sí. ¿Se puede renovar en todos los temas? No. Hay temas que son renovables y temas que no son renovables”, describió sobre la visión institucional.
“Ante un problema político social particular, tal vez haya cinco miradas distintas según la perspectiva ideológica de cada sector. Yo creo que la iglesia puede colaborar en este sentido buscando acercar estas cinco miradas y buscando lo que sería lo mejor posible de estas cinco miradas para lograr soluciones a estas problemáticas complejas y difíciles que tenemos”, precisó.
En este marco, sostuvo: “Esta línea de la cultura del encuentro, de la cultura del diálogo, superar esta situación de la virulencia que vivimos en lo cotidiano, es el aporte que tiene que hacer la iglesia”.
Por otra parte, subrayó: “La iglesia mal aliada al poder no nos ha hecho bien en situaciones críticas y complejas, por citar un tema tan doloroso todavía para nosotros como el tema iglesia y dictadura. No es toda la iglesia, pero determinados personajes de iglesia muy visibles tuvieron una vinculación y así en otros ámbitos también hay un mal aliado”.
Por último, se refirió a su primera charla informal con el intendente Carlos Fernando Arroyo. “Tuve la primera reunión. Charlamos sorbe algunas de las problemáticas. Le comenté, no de manera formal, las cuestiones que algunos sacerdotes que están trabajando con situaciones de riesgo de la periferia tienen como preocupación. Es el camino, es la forma, así tiene que ser y sobre todo cuando está en juego proteger y cuidar a los más débiles”, afirmó.