Los Cinco Pilares de la Seguridad Vial
Entre el año 2010 y el año 2020 tuvo lugar el Primer Decenio de Acción por la Seguridad Vial declarado por la Organización de las Naciones Unidas. Su principal objetivo fue reducir un 50% las muertes globales por siniestros viales. Sin embargo, a pesar de muchos esfuerzos, los resultados están lejos de ser los esperados. Los datos más recientes señalan que el número absoluto de muertes viales aumentó a lo largo de la década. En la actualidad se calcula que 1.350.000 personas pierden la vida cada año en las calles y rutas del mundo. Los lesionados de distinta gravedad ascienden a 50 millones. En términos relativos, es posible decir que las tasas de mortalidad se mantienen estables ya que han aumentado la cantidad de vehículos circulantes y la población mundial. Un aspecto que es importante señalar es que la mayor carga de morbi-mortalidad (es decir, lesionados y muertos) la tienen los países de bajos y medianos ingresos. El 93% de las muertes viales ocurren allí.
Estos magros resultados llevaron a que en el mes de agosto del año 2020 la Asamblea General de las Naciones Unidas declarara el período comprendido entre el año 2021 y 2030 como el Segundo Decenio de Acción por la Seguridad Vial. El objetivo principal continúa siendo reducir la mortalidad en un 50%. La estrategia adecuada para lograrlo comienza por reconocer que el problema es multidimensional y que, por lo tanto, debe ser abordado con estrategias que actúen sobre múltiples niveles. Los cinco pilares para la seguridad vial son una propuesta para el diseño de este tipo de iniciativas.
Estos son: (1) gestión de la seguridad vial, (2) vehículos más seguros, (3) infraestructura vial más segura, (4) usuarios más seguros, y (5) sistemas de respuesta ante la emergencia. El desafío que tienen todos los estados es trabajar conjuntamente y a la par sobre cada uno de esos ejes.
Con respecto al primer pilar, Argentina avanzó mucho con la creación de la Agencia Nacional de Seguridad Vial, el organismo que lidera la política nacional sobre el tema. Dentro de su órbita se encuentra el Observatorio Vial Nacional que genera información sobre siniestralidad vial y usuarios de la vía. Esta información es fundamental para guiar la toma de decisiones y evaluar los resultados de las acciones. No obstante, el carácter federal del país impone la necesidad de articular políticas entre el gobierno nacional, los gobiernos provinciales y los municipios. Argentina está atrasada con respecto a los estándares internacionales sobre seguridad vehicular que incluyen dispositivos técnicos como frenos antibloqueo, protección peatonal en caso de atropello, protección en impacto frontal y lateral para ocupantes adultos (e.g. airbags y cinturón de tres puntos) y protección infantil (e.g. anclajes isofix).
Un indicador para evaluar la seguridad de la infraestructura vial es el Índice de Competitividad Global que publica todos los años el Foro Económico Mundial. En el año 2019 las rutas argentinas obtuvieron un puntaje de 3,3 sobre un total de 7. quedaron ubicadas en el puesto 97 del ranking global. El pilar referido a usuarios más seguros incluye varios aspectos comportamentales como conducir bajo los efectos del alcohol, exceder los límites de velocidad, usar casco, usar cinturón de seguridad y sistemas de retención infantil. El trabajo en este caso implica coordinar aspectos normativos, acciones de concientización, educación y control con mejoras en los puntos anteriores. Es equivocado creer que la seguridad vial recae solo, o principalmente, sobre los usuarios. Argentina tiene mucho por hacer en todos estos aspectos.
Por último, los sistemas de respuesta de emergencia deben ser universales y basarse en la coordinación entre centros de monitoreo, primeros respondientes ante el siniestro, respuesta terrestre y aérea, y centros de salud. La velocidad de respuesta es fundamental para aumentar las posibilidades de sobrevida. El sistema de emergencia no es uniforme en todo el territorio nacional.
Según estadísticas oficiales, en el año 2018 fallecieron en Argentina 5.493 personas en siniestros viales. La tasa de mortalidad fue de 12,3 muertos cada 100.00 habitantes. Un valor que se ha mantenido estable los últimos años. Las estadísticas de la pandemia son distintas porque incluyen períodos prolongados de reducción de la movilidad y, en consecuencia, de la siniestralidad. De manera similar a lo que sucede en el mundo, las muertes viales no han aumentado, pero tampoco se han reducido. La estabilidad es una buena noticia, pero no es suficiente.