La desigualdad entre hombres y mujeres viene planteándose hace siglos en diferentes contextos y situaciones alrededor de todo el mundo y, hace unos años -a fuerza de los reclamos y las acciones del movimiento feminista-, forma parte de la agenda mediática y política de la Argentina, lo que permitió la sanción de distintas leyes tendientes a reducir esa brecha.

En este contexto, la salud sexual y reproductiva de la población no es la excepción a la regla sino que refleja una diferencia abismal entre la responsabilidad que asumen hombres y mujeres a la hora de la prevención de embarazos no deseados y planificación familiar. Según el doctor Jorge Valentini, referente del Programa de Salud Sexual y Reproductiva de la Región Sanitaria VIII, por cada 100 ligaduras de trompas, solo se realiza una vasectomía.

Tanto la ligadura tubaria (LT) como la vasectomía son formas de esterilización y los únicos dos métodos de anticoncepción permanente entre los muchos reversibles que están disponibles en todos los hospitales públicos de la provincia de Buenos Aires, incluidos el Hospital Interzonal General de Agudos de Mar del Plata y el Hospital Materno Infantil.

"La LT se puede hacer post cesárea, en el mismo acto quirúrgico o después por laparoscopia. Se hacen 100 a 1 en relación a las vasectomías. El hombre tiene la posibilidad de hacerlo, pero no lo hace. No genera ningún problema, solo que no es más fértil y no se puede volver atrás", explicó el médico a El Marplatense.

Según detalló Valentini, esta intervención quirúrgica es recomendable para aquellos hombres que "ya tiene varios hijos y es la mujer la que se tiene que estar cuidando"." Incluso, hay mujeres a las que no les va bien un SIU y con los anticonceptivos hormonales tienen problemas. A veces, no se pueden indicar porque el anticonceptivo -aparte de la acción no ovulatoria que tiene- produce otros efectos colaterales", agregó.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la vasectomía es una forma de "anticoncepción permanente por la cual se bloquean o cortan los tubos (conductos deferentes) que transportan los espermatozoides desde los testículos". Esta intervención, "impide que haya espermatozoides en el semen eyaculado" y tiene una efectividad del "99% después de la evaluación del semen a los 3 meses", ya que ese es el tiempo que tarda en actuar "debido a que quedan espermatozoides almacenados".

Pese a que esta cirugía "no afecta el funcionamiento sexual del hombre", hay muchas dudas y tabúes en torno a este procedimiento. "Es una cosa que se va a ir imponiendo con el tiempo. El machismo es muy difícil de desarraigarlo de nuestro cerebro, pero a la larga yo creo que se va a conseguir", sentenció Valentini.