Aumentos de tarifas: los marplatenses cambiaron sus comportamientos
Ante el aumento de las tarifas en los servicios muchos marplatenses empezaron a cambiar algunos hábitos con el objetivo de ahorrar. Un estudio del Observatorio de la ciudad de la Universidad Fasta indagó los comportamientos de los marplatenses en relación al consumo de electricidad, gas y agua. También, relevó las opiniones con respecto al aumento de las tarifas de estos servicios.
Las conclusiones señalaron que se produjeron cambios en el consumo y un equilibrio entre quienes sostienen que el aumento era necesario y los que no.
Además, se determinó quienes consideran que era necesario aumentar el costo de servicios y los que están en contra hay una distribución absolutamente equilibrada, el 85% de los marplatenses no está de acuerdo con la modalidad de su implementación.
El relevamiento se realizó sobre una muestra de 515 marplatenses, de los cuales el 83% tienen entre 21 y 65 años, y el 90% tiene, como mínimo, nivel de educación secundario completo y ocupaciones diversas.
Uno de los objetivos del trabajo fue caracterizar los comportamientos de los encuestados en relación a estos servicios. En este punto se advierte, que los cambios se producen en mayor porcentaje en relación a la luz, al gas y, luego al agua. En todos los casos las mujeres manifiestan haber modificado sus comportamientos más que los varones pero la diferencia no es significativa.
Las prácticas modificadas se dan, en mayor medida, en los mayores de 65 y las modificaciones disminuyen en relación con la edad. En el caso de la luz y el gas, el segmento 36-50 tiene un comportamiento casi idéntico al de 51-65.
En el caso de la luz, los mayores cambios que expresan los marplatenses apuntan a reducir el uso de la calefacción eléctrica (split, caloventor, placas) y apagar las luces cuando no está en el ambiente. En tanto, los menores cambios refieren a quitar el hielo al freezer para que consuma menos y abrir y cerrar menos veces la heladera.
Además, hay conductas que hoy aparecen como nuevas en relación con las prácticas anteriores, como es el uso del lavarropas con menos frecuencia (que sólo el 6% lo hacía antes y hoy lo hace el 36%) y también del microondas, cafetera o pava eléctrica (antes 5 % y hoy 30%).
Si bien, los cambios parecen acrecentarse en las mujeres, en el comportamiento de los varones eran previos al aumento de las tarifas.
Ante las altas tarifas del gas, se observa haber bajado la potencia de la calefacción respecto del año pasado (antes 4% y hoy 50%) y evitar dejar hornallas y horno encendido inútilmente.
En menor medida, se registraron bajar la temperatura del calefón y el termotanque cuando está en uso en lugar de regular la temperatura con agua fría, y apagar el calefón para que no consuma en piloto.
Por otra parte, sobre el consumo de agua se determinó que las conductas que se modifican están vinculadas a otros servicios, como luz o gas, como reducir el tiempo de la ducha, menos baños de inmersión o usar menos veces el lavarrropas.
En este marco, se remarcó que el único comportamiento que está directamente relacionado a reducir el consumo de agua es el referido a la reducción del tiempo de riego.
El estudio también determinó que es alto el porcentaje de personas que no hubieran modificado sus comportamientos respectos a los servicios si las tarifas no se hubieran incrementado.
En este marco, se indicó que la falta de cultura del ahorro de recursos es reconocida por la mayoría, pero admiten conocer que cuidar los recursos beneficia la economía familiar y el medio ambiente. También hay alto grado de acuerdo respecto del carácter desmedido de los aumentos.
NECESIDAD DE LOS AUMENTOS
El estudio de la Universidad muestra que en relación a la actual necesidad de incrementar las tarifas de agua, luz y gas, hay una distribución absolutamente equilibrada entre quienes reconocen que el aumento era necesario y quienes creen que no. Al analizar la forma en que se hizo efectivo el aumento, el 85% de la muestra no está de acuerdo con la modalidad de su implementación.
En mayor proporción, los profesionales consideran que era necesario hacer un incremento en las tarifas. En cambio, los jubilados son quienes muestran un mayor desacuerdo al respecto.
Los motivos por los cuales se afirma que el incremento era necesario radican en el desfasaje de las tarifas y los montos bajos de las mismas, mientras que los motivos opuestos se refieren a la inadecuación de los sueldos y las jubilaciones para afrontar los pagos de las facturas.