La violencia de género llega hasta el fútbol infantil
No es fácil ser árbitro de fútbol. Mucho menos para una mujer, que debe soportar insultos denigrantes y hasta violencia física en cada fin de semana que le toca dirigir. Una parte del mundo del fútbol, altamente contaminado por el machismo, encuentra en la mujer árbitro una vertiente para descargar su odio.
Mayra Araujo tiene 27 años y es la única mujer que dirige en la Liga Marplatense de Fútbol. En el mismo día en que, en Buenos Aires, la asistente María Eugenia Rocco denunció una agresión del jugador Emmanuel Frances (Deportivo Merlo), Mayra direccionó la problemática de la violencia hacia el entorno y no tanto hacia los protagonistas. Al contrario, destacó la actitud respetuosa de los jugadores, entrenadores y dirigentes del fútbol de Mar del Plata. Y reconoció que lo peor de su profesión es la violencia que ejercen los padres en el fútbol infantil. “He tenido compañeras, de 20 o 21 años, a las que han ido a increpar al vestuario los padres de nenes de la categoría 2007. Te piden que le des ventaja cuando el nene está tirado en el piso. Y las putean porque paran el partido. Sólo les importa ganar”, le contó a El Marplatense.
-¿Qué siente una mujer al ser árbitro de fútbol?
-Al principio es medio difícil entrar y entender que el sistema social es machista en el fútbol. Lleva tiempo demostrar que la mujer puede estar ahí. En mi caso, estoy acostumbrada porque estoy en las canchas desde los 9 años. Pero te das cuenta que en la Liga no hay otras chicas. Arrancan y a los cinco meses ya no soportan la presión y los insultos.
-¿Las agresiones incluyen a los protagonistas o llegan sólo desde las tribunas?
-A mí los jugadores, los dirigentes y la dirigencia de la Liga me tratan bien. Nunca tuve ningún hecho en el que me haya sentido discriminada ni minimizada. Quizás porque yo tengo una personalidad de expresar las cosas y, cuando tengo que poner los límites, los pongo. A veces, un jugador te quiere decir algo y ahí le tenés que marcar el límite. Pero me respetan mucho. Cuando van a protestar, me ven y se frenan. A un hombre capáz que le hacen frente. Pero conmigo siempre han sido respetuosos en Primera. Y cuando hay uno que se altera, los compañeros lo calman y le dicen que está equivocado. En ese sentido, yo estoy sorprendida. Después, insultos siempre hay desde las tribunas.
-¿Cómo hacés para aislarte de los gritos?
-No le doy importancia a lo que me gritan. Uno cuando entra a la cancha, está concentrado en lo que tiene que hacer. Yo cuando entro a la cancha no escucho nada. Algunos lo pueden manejar y otros no. Trato de no escuchar, porque si no es imposible. De todos modos, en la final del último torneo, donde había mucha gente, hubo un momento en el que cantaban y me pedían que vaya a lavar los platos. Ahí hice un contacto visual con el árbitro para que pare el partido, y de inmediato, dejaron de cantar. Lo de “andá a lavar los platos” es la típica, pero lleva tiempo cambiar esto. La realidad, aunque en Mar del Plata estoy yo sola, cada vez hay más mujeres en el arbitraje. Yo trabajo mucho con los instructores, en la escuela de árbitros. Hay dos chicas que se están por recibir y tratamos de que haya una relación de confianza, para explicarles cómo es esto. El tema de la vestimenta, que tenés que compartir vestuario con hombres... En esos casos, siempre hay que llevar una calza abajo. Pero no sé si es tanto por los hombres que las chicas no se bancan esto, sino que es por la violencia que hay.
-¿Te apoyás en algún profesional o manejás la presión vos sola?
-No, no he recurrido a ningún psicólogo, pese a que tenemos una formación pedagógica y psicológica en la parte deportiva. En la formación del árbitro, hay muchos aspectos que quizás nadie se imagina que se estudian. Pero se estudian los nuevos sistemas de juego y hasta la psicología que usa el jugador, para poder dominar ese tema.

“EL FÚTBOL INFANTIL ES EL FILTRO”
-¿Te sorprende el nivel de agresividad de los padres en el futbol infantil?
-Sí, yo creo que es una problemática muy grande. Las chicas que empiezan en el arbitraje no pasan el nivel infantil por el problema con los padres. He tenido compañeras, de 20 o 21 años, a las que han ido a increpar al vestuario los padres de nenes de la categoría 2007. Les piden que les den ventaja cuando el nene está tirado en el piso. Y las putean porque paran el partido. Sólo les importa ganar. Quieren ganar desde la categoría 2008, cuando los nenes tienen 7 años. Lo de los padres es lo peor.
-¿Es lo más difícil de manejar en tu profesión?
- Sí. Inclusive es difícil para los clubes, porque cuando hay un incidente con los padres, el club tiene que pagar una multa. A los clubes les cuesta controlar a los padres. Pero es así: el fútbol infantil es el filtro para los árbitros. Muchos dejan la profesión porque se piensan que siempre va a ser así. En el fútbol infantil se da lo peor.
-¿Creés que es tu personalidad la que te permite mantenerte en el fútbol?
-Y, sí. Tenés que saber imponerte y saber que estás ahí para hacer cumplir las reglas del juego y lo podés hacer igual que un hombre.
-Todas estas situaciones de violencia se dan en un contexto muy complicado para la mujer…
-Sí, pensar que en la sociedad hay gente capaz de ese tipo de cosas es duro. No sabés con qué te podés encontrar. Cuando voy a la cancha, lo único que deseo es que salga todo bien y que no haya ningún episodio de violencia.