Cárcel de Batán: denuncian que hay más muertes por enfermedades
Las malas condiciones en las que viven los internos del Servicio Penitenciario de Batán generan cada vez más muertes por enfermedades. Así lo afirmó el juez de Garantías Juan Tapia, quien aseguró que se repiten los casos de fallecimientos por tuberculosis y otras patologías que los reclusos contraen en un contexto de hacinamiento. “Hay una situación de falta de higiene y de ventilación que es un caldo de cultivo para esas enfermedades. Son combos explosivos que derivan en el fallecimiento de internos”, explicó Tapia en diálogo con El Marplatense.
Por otra parte, el juez aseguró que las particulares condiciones de encierro del Servicio Penitenciario no hacen más que alimentar la violencia. En esa línea, afirmó que hay falta de colchones y que, ante el aumento de la población carcelaria, son varios los internos que duermen en el piso.
“Las condiciones se mantienen idénticas a como vienen siendo los diagnósticos años tras año, no solamente de los relevamientos judiciales, sino también de los informes de organismos de derechos humanos, como la Comisión Provincial por la Memoria. En ese sentido, hay un problema adicional, que es el faltante de colchones. En casi todas las celdas faltan colchones, los internos duermen en el piso”, aseguró Tapia. “Eso es una situación que anteriormente se podía manejar, pero el aumento de la población carcelaria hace que en celdas donde había cuatro internos, sobre todo en la Unidad Penal 44, haya entre seis o siete internos, con lo cual dos duermen en el piso y, si no tienen colchón, duermen en esas condiciones”, agregó.
Al momento de profundizar sobre su diagnóstico, Tapia señaló que “en el último tiempo hubo relevamiento de distintos sectores de muertes no traumáticas, que han tenido que ver con patologías que se adquirieron en la Unidad Penal. Particularmente, casos de fallecimiento por tuberculosis o enfermedades que emergen en contextos de hacinamiento, y donde hay roedores, una situación de falta de higiene y de ventilación, que es un caldo de cultivo para esas enfermedades. Son combos explosivos que derivan en el fallecimiento de internos.”
El juez de Garantías puso el foco en la responsabilidad estatal. “El primer problema es la cantidad de muertes por cárceles que hay, donde Batán configura en el esquema provincial uno de los complejos penitenciarios con mayor cantidad de personas fallecidas en contextos de encierro. Y eso siempre es responsabilidad estatal. Ya sea porque es una muerte traumática, producto de una pelea que no fue evitada, o que no fue prevenida o que a veces puede ser alentada; o ya sea por una situación de salud. Esa persona está en un ámbito de custodia estatal, por lo cual el Estado tiene que brindar las herramientas para resguardar la integridad física del interno”, explicó.
-¿Qué otros problemas se observan en el Servicio Penitenciario?
-El segundo nivel de preocupación son las particulares situaciones de encierro. Un encierro que propicia la violencia difícilmente sea un período apto para una resocialización, al menos en términos constitucionales. La violencia multiplica la violencia y las posibilidades de trabajo y de educación en la Unidad Penal son bastantes restrictivas, están bastante acotadas a un segmento poblacional muy reducido. Eso significa que gran parte de los internos están en forma ociosa en su celda gran parte del día. En esas condiciones, encerrado, el trastorno psicológico y las posibilidades de reproducir la violencia se multiplican.
-¿Se han brindado herramientas para que esa situación cambie?
-Hubo buenas iniciativas que se propician, como el deporte o el programa casa por cárceles, pero son situaciones que abarcan a una población muy reducida de los internos. La problemática sigue vigente y, de alguna manera, a gran parte de la sociedad no le interesa lo que pasa en las cárceles. Tiene otras prioridades, mira de costado, adopta el discurso de “que se pudran en la cárcel”. Pero esas personas en algún momento van a recuperar su libertad y, lo que hacemos con ellas y la manera en que las tratamos, después va a repercutir en la forma en la que se integran o no a la vida comunitaria.
-Ante las enfermedades que contraen los internos, ¿cómo actúa el sistema de salud en la cárcel?
-La atención es problemática desde el punto de vista de que faltan recursos humanos e insumos. Eso no escapa a las falencias del sistema de salud pública. Esas falencias son aún más graves y más visibles en un lugar de encierro. Hay carencia de personal médico, hay a veces problemas para detectar enfermedades, por la propia dinámica del encierro. A los pabellones, no ingresan los profesionales médicos. Hay que remarcar que las muertes en las cárceles no son menores, porque no se trata de una pena de muerte por azar. El Estado coloca a la persona en ese lugar para resocializarlo, para darle las herramientas para que cuando recupere la libertad no vuelva acometer un delito
LAS CÁRCELES BONAERENSES, DESBORDADAS
Por otra parte, Tapia destacó las medidas tomadas por el gobierno provincial para combatir la corrupción en el Servicio Penitenciario, aunque dejó en claro que la situación de las cárceles en la provincia adquirió una gran complejidad, sobre todo por el aumento de la población penitenciaria. “Hay una buena iniciativa a nivel provincial en torno a revisar los casos de corrupción que en el último tiempo se fueron detectando en el Servicio Penitenciario. Creo que ese es un dato muy favorable. Pero hay una situación que es mucho más amplia y que es estructural. Se necesita un financiamiento para modificar esas estructuras, de lo contrario vas poniendo parches a través de acciones judiciales, que obviamente son necesarias, pero que no solucionan lo estructural. Y si a eso se suma el aumento de la población penitenciaria, que en los últimos tiempos ha tenido una curva ascendente, con ya más de 34 mil detenidos en la provincia de Buenos Aires, lo que es un récord absoluto, se produce una situación de desborde que genera condiciones que multiplican la violencia”, concluyó.