El uso del colectivo, un servicio con históricos reclamos irresueltos
El servicio de transporte público de pasajeros en Mar del Plata siempre ha sido cuestionado. Históricamente se ha puesto en discusión la calidad en la prestación, aunque, llamativamente, casi siempre con los mismos reclamos. Hay pequeños temas que hoy ya no se discuten, el resto se mantienen vigentes, aún cuando haya críticas que se hacían hace 30 o 40 años.
Con o sin monopolio de las empresas intervinientes, lo que no cambia es la realidad de las personas que diariamente se suben al colectivo, al menos así lo aseguran la mayoría de los protagonistas de este informe.
Según consta en las denuncias que llegan a la Dirección de Transporte del Municipio, los principales reclamos y, en muchos casos, sanciones que se realizan desde hace años corresponden a la falta de frecuencias, la limpieza y el valor del boleto, aunque hay otros asuntos que se derivan de estos temas.
En lo que hace a mejoras visibles figuran dos cuestiones, según las personas consultadas. Una de ellas tiene que ver una normativa que obliga a la incorporación de unidades nuevas. Y por otra parte, se destaca que el chofer no posea más dinero mientras conduce. Si bien la inseguridad existe, y de manera alarmante en muchos barrios, disminuyó la cantidad de robos. Hay un ejemplo que aún no cumple esta medida que ya lleva varios años. Es la línea 221, que pertenece a un sistema provincial.
Aclarado ello, desde la comuna se asume que el servicio no es el ideal. Admiten fallas diarias pero que hay un equipo de trabajo que busca resolverlos progresivamente, atendiendo los reclamos que se van formulando.
Pero la escasez de frecuencias se lleva el principal puesto. Encabeza el podio de las protestas. Siempre lo mantuvo. Esa falta de colectivos ha generado, y genera, que las unidades vayan colmadas, en condiciones poco dignas y peligrosas, y con muchos usuarios imposibilitados de tomar en horario su única forma de traslado hacía su destino, que, principalmente, es su trabajo. Se trata de una problemática que ocurre en todas las líneas y que habitualmente sucede por la mañana o bien durante la tarde, promediando las 17. Sin embargo, es solo un aproximado de lo que ocurre. Si el foco hay que hacerlo más preciso, la realidad señala que ese contexto se vive durante todo el día en muchas líneas de micro. Se ha transformado en un trastorno para muchas familias que ya han optado por resignarse y asimilar las falencias como parte de su cotidianeidad. Es un episodio que se suele sufrir mayoritariamente por la noche, donde la oscuridad y la inseguridad forman un combo que genera mucha preocupación, sea en los barrios o incluso en el centro. Nadie sale inmune al menos a la sensación que se produce esperando una hora o más un colectivo. Y este contexto no se suma a lo que ocurre a la madrugada, momento del día donde el servicio se interrumpe en muchas líneas. Es decir, distintos barrios de Mar del Plata totalmente incomunicados porque, por ordenanza, se establece que no hay transporte. Esto pasa actualmente en las líneas 717 y 501.
En esa normativa municipal, se dispone que por la noche haya un colectivo cada 40 minutos, es un promedio de lo que se puede verificar oficialmente. Ahora ¿se respeta?. Cada uno tendrá su respuesta.
Durante la mañana y buena parte de la tarde se entiende que hay un servicio que brinda 4 o 5 colectivos por hora. Es decir que la espera aproximada es de 10 minutos, aunque depende de las empresas y de sus recorridos. “No es matemático, no somos un reloj inglés, pero tratamos que las frecuencias funcionen lo mejor posible”, indicaba al respecto uno de los empleados de la Dirección de Transporte consultado por Radio Mitre.
Incluso, el propio titular del área, Claudio Cambareri, asegura que hay líneas que sobrepasan lo que aparece en ordenanza para sumar micros y así aprovechar la demanda. ¿Se nota? Es otra pregunta con libre respuesta. Ahora, ¿qué ocurre después de las 21?. Según la comuna la merma en la actividad está reglamentada, aunque reconocen que faltan controles y que debería replantearse. Es decir, que desde el poder Ejecutivo y legislativo han considerado durante años este tipo de frecuencias en Mar del Plata. Se priorizó lo que estadísticamente figura como el promedio de la demanda en el horario nocturno, sin dar real importancia a los usuarios que están esperando una hora por un colectivo, cuando muchos necesitan otro más para llegar a su casa, debido a la falta de trasbordos en la actualidad.
Pero es momento de escuchar a los protagonistas del informe.
Entre ellos a Cambareri, como decíamos titular de Transporte Municipal, que, con respecto a este último asunto, reconoció demoras en la implementación de la aplicación que se iba a impulsar por teléfono celular para saber cuándo iban a llegar los colectivos a las respectivas paradas.
Por otra parte el funcionario dio más detalles de las fallas del servicio, pero enfatizando los controles que se hacen desde el Ejecutivo local:
En tanto, fueron consultados dos concejales integrantes de la Comisión de Transporte del Concejo Deliberante.
Uno de ellos es el edil del Frente Renovador, Cristian Azcona, que esto dijo:
Además, el concejal Balut Tarifa Arenas, quien asegura ser un continuo usuario del servicio de colectivo, expresó:
Siguiendo con el marco institucional, desde la Defensoría del Pueblo se reciben recurrentemente reclamos sobre la calidad de la prestación. En este sentido, el defensor Fernando Rizzi, dijo:
Pero también hay lugares para los vecinos, con algunos representantes de distintos barrios que respondieron sobre la realidad de sus respectivas zonas en alusión a los problemas con el transporte público de pasajeros.
La presidente de la Sociedad de Fomento de El Progreso, Ana María Sanfilippo, aseguró que por el deterioro de las calles se dificulta el recorrido de los colectivos que pasan por el barrio:
En la misma sintonía, la principal referente de la Sociedad de Fomento de Los Acantilados, reconoció que por el mal estado de las calles se registran incumplimientos en los recorridos y las frecuencias del transporte publico de pasajeros:
Por su parte, Martin Rivera, referente de la entidad ubicada en el barrio Los Andes, afirmó que el barrio se ve afectado por las deficiencias del servicio de transporte:
Asimismo, la titular de la Sociedad de Fomento de Playa Serena, Maria Ines Benitez, dijo que en los distintos barrios del sur de la ciudad se registran problemas con el ingreso de los colectivos, que se agudizan en los días de lluvia:
Sobre este panorama, el titular de Transporte, Claudio Cambareri, indicó que ingresaron al Concejo Deliberante un proyecto para sumar más frecuencias en zona sur:
Desde el Grupo Los Nobles, entidad dedicada a realizar el abordaje de personas en situación de discapacidad, insistieron con las mejoras en el servicio de transporte ya que aseguraron que ningún colectivo tiene la accesibilidad que está prevista en la ordenanza. Al respecto, la titular de la organización, María Tarillo, puntualizó en su reclamo:
Los reclamos no sólo son de los usuarios, sino también de los comerciantes, al menos de aquellos que en sus locales brindan la recarga del sistema SUBE. Reclaman desde hace meses que se implemente un formato de pago postpago y no previo a las recargas, donde los encargados de los comercios deben estimar la cantidad de dinero que cargarán en el futuro. Pero no es solo ese inconveniente, ya que el sistema está directamente vinculado con la actividad bancaria. Al respecto, Agustina Morgavi, una de las voceras de una entidad que representa al sector, manifestó:
Párrafo aparte para el valor del boleto. Su precio siempre fue cuestionado, no tanto por lo que representa su costo diario sino por el servicio que se brinda por ese valor. El costo no coincide con su beneficio, según muchos usuarios. Y ese marco, su tratamiento legislativo ha provocado históricamente críticas. Desde hace años que sus debates han quedado sin análisis minuciosos, con planteos que los respectivos oficialismos desacreditan para que todo quede supeditado al famoso estudio de costos que el Ejecutivo y los empresarios confeccionan por separado, o al menos así se presenta abiertamente.
En las últimas aprobaciones del boleto, con el Gobierno anterior y el actual, resultó moneda corriente aprobarlo en comisiones en tan solo minutos, sin lugar a discusiones sobre el motivo de su avance en el Concejo. Con los votos le alcanzó a los Gobiernos para no dar lugar a su explicación. Se aprobaba y punto, resultaba una gestión siempre complicada pero necesaria para evitar la reacción empresaria y sindical. De todas maneras, las movilizaciones de colectivos frente a la comuna siguen existiendo todos los años o en los momentos donde se discute el aumento. La advertencia de los empresarios del riesgo de los puestos de trabajo en caso que no se apruebe el incremento en la tarifa, generó sistemáticamente una respuesta en estado de alerta por parte de la Unión Tranviaria Automotor. Y los conflictos en la calle también se repiten en estos años. Los sectores a favor y en contra de la suba del boleto se han enfrentado en diversas ocasiones, provocando heridos, siendo algunas veces periodistas, tal como ocurrió el año pasado cuando barras de Alvarado, representando a la UTA, increparon a integrantes de movimientos sociales con palos y elementos cortantes.
Con respecto a dichos tratamientos, en marzo se presentó un recurso de amparo por parte de Acción Marplatense, aludiendo irregularidades en el estudio de costos por parte del Municipio. En aquella presentación, el dirigente Leandro Laserna esto argumentó en Tribunales:
Ese recurso fue avalado provisoriamente por el juez en lo contencioso administrativo, Marcelo Fernández, quien suspendió el aumento del boleto, medida que posteriormente fue apelada por el Municipio, que evitó que ello suceda.
Consultado sobre este ida y vuelta en la labor judicial, el intendente Carlos Arroyo arremetió contra el partido de la anterior gestión municipal, señalando que el amparo está netamente relacionado a razones políticas y en ataque particular a su gestión.
El colectivo sigue siendo el principal método de transporte en Mar del Plata. Pese al incremento del parque automotor, la mayoría de los marplatenses utiliza diariamente el servicio, muchos de ellos sufriéndolo. A pesar del avance de los años, los reclamos siguen siendo los mismos. Frecuencias insuficientes, colectivos sucios y un boleto cuyo costo se desconoce realmente. En épocas donde se habla de incorporar el sistema Metrobus en la ciudad, el transporte público de pasajeros está lejos de modernizarse. Pese al cambio de carrocerías, de empresas y de funcionarios, lo que no sufre alteraciones es el descontento de los vecinos, que padecen, generación a generación, los estragos de un sistema carente de sensibilidad social.