Sergio Petrone, con los pies en la ciudad y la cabeza en el Dakar
Sergio Petrone tenía 15 años cuando se subió por primera vez a una moto para competir. Hoy tiene 39, varias batallas en el lomo y una seguridad y una confianza que lo invitan a más. Por eso, el oriundo de Ezeiza decidió venir a Mar del Plata en el invierno para intensificar su preparación de cara al Dakar 2018.
Representado por Marcelo Durán, y con un equipo que le garantiza una buena logística, Petrone ya piensa en la apasionante competencia, que se largará en enero en Perú, pasará por Bolivia y terminará en Argentina. “Estamos trabajando muy fuerte, estamos corriendo el Enduro para llegar bien físicamente. Tengo muchos conocidos en Mar del Plata, compañeros, gente que ha trabajado conmigo en otros rubros. Acá la pasamos muy bien”, le dijo a El Marplatense.
-Es un circuito bastante exigente el de 2018…
-Así es, se larga en Lima, atraviesa las dunas cruzando el océano Pacífico, toda la zona de Perú… Es una zona muy linda, donde hay lindos paisajes. Después llegamos a Bolivia, con lugares de mucho frio y de mucha altura. Luego pasaremos a Salta, La Rioja, Catamarca, hasta finalizar en Córdoba. Va a ser una carrera muy dura, como siempre es el Dakar. Son muchos días, muchos kilómetros. Hay que estar bien preparados para tener un buen resultado.
-¿Qué particularidades podés contar sobre tu experiencia en el Dakar?
-En el Dakar pasa de todo, tengo mil historias para contar. En un mismo día podes tener 5 o 6 experiencias muy importantes, imaginate lo que puede ser 15 días de carrera, corriéndolo 5 veces… En 2013, estaba por terminar, faltaban 2 días y me agarró un alud en el cruce de un río. La ola arrastraba de todo, venía de muchos metros de altura. Me agarré de la moto y la avalancha me arrastró muchos metros. Por suerte no me pasó nada. Estuvimos dos horas para volver a poner la moto en marcha. Si bien arrancó, al otro día se rompió el motor porque le había entrado tierra. Me quedé afuera un día antes de terminar el Dakar.
-Son experiencias de mucho riesgo…
-Sí, también estuve en el desierto, la bajada de Iquique, que tiene 800 metros e altura… Pude terminar el Dakar de 2015. En 2011 y 2012 no pude. Fue dura la preparación, arrancamos muy de abajo, con una estructura muy amateur. No tuve la preparación que necesitaba. Yo no conocía bien los terrenos, me metí sin saber lo que era. Estábamos aprendiendo todos, los pilotos, los mecánicos y los encargados de la logística. En el Dakar no es sólo el piloto, sino todo un equipo. Eso después del 2013 mejoró. En 2014 ayudé a un piloto accidentado, lo cuidé 12 horas y la demora hizo que al sexto día me quede afuera por llegar tarde, con pocas horas de descanso. Pero preferí cuidar al piloto, no lo dejé en banda.
-¿Qué te lleva a seguir tomando los riesgos de participar de un Dakar?
-Creo que tengo conocimiento y seguridad en lo que estoy haciendo. Todos sabemos que siempre pasa algo grave y la paga más caro el que corre en moto. Pero estoy seguro, preparado, me tengo confianza y me gusta mucho. Es una pasión para mí. No pienso en lo malo, trato de ir para adelante.