“En Argentina, 3 millones de personas quieren saber su identidad biológica”
Un grupo de “Madres en búsqueda”, mujeres que denuncian la apropiación de sus hijos, se reunirá este sábado en Mar del Plata para comenzar a organizarse luego de que se aprobara la resolución para la creación de una Red de Trabajo por la Identidad Biológica a nivel nacional. El encuentro será a las 17 en el restaurant ubicado en Bv. Marítimo Peralta Ramos al 4800.
“Es necesario que los hijos e hijas sepan que las madres estamos presentes y los buscamos. Es necesario también llevar nuestro abrazo a todas las madres que como nosotras están en esa búsqueda incansable. Lo importante que es animarse y denunciar en la justicia la apropiación de sus hijos e hijas”, sostiene la convocatoria realizada por Stella Maria Ceratti, Liliana Leiva y Ester Hublich, quienes se reunirán con madres de Mar del Plata, Otamendi y Azul.
En diálogo con El Marplatense, Ester Hublich, relató cómo surgieron las “Madres en búsqueda” y revivió además cuál fue la historia personal que la llevó a formar parte.
-¿Cómo surge Madres en búsqueda?
Surge ante la necesidad de miles de madres que hemos sido víctimas del robo de nuestros bebés al nacer. Para reclamar en la Secretaría de Derechos Humanos de Nación, que se haga lugar, que el Estado se ocupe de casi 3 millones de personas en nuestro país que están en búsqueda de su identidad biológica. Hijos que han sido anotados como propios por familias que no eran las verdaderas. Me di cuenta que las madres necesitábamos estar representadas.
Surge de la necesidad que las madres tengamos presencia. A los hijos les dicen “para qué los buscan si los regalaron porque quisieron”, pero no es así. Habrá un mínimo porcentaje de mujeres que se han visto obligadas por las circunstancias emocionales, económicas y sociales.
Las madres con las que tenemos contacto hemos sido engañadas. Nuestros hijos han sido dados por muertos en el momento de nacer. A algunas no les entregaron absolutamente nada, no han podido ver el cuerpo y otras al hacer el ADN descubren que no es el suyo. Otras los escucharon llorar o los vieron moverse y los dieron por muertos igual.
Esto ha sido antes, durante y después del terrorismo de Estado y ocurre en todo el mundo.
-¿Cuál fue su caso particular?
Ocurrió en 1978, cuando estaba con un embarazo a término de mi segundo hijo. Por circunstancias de la vida, me quedé sin mi obra social, y fui con todos mis estudios a la Maternidad Sardá, en Buenos Aires. Le conté al médico mi situación. Tenía fecha para el 29 de marzo. Fui 10 días antes, y me dijo que no me hiciera problema, y que podría atenderme. El 26, sentí que el bebé estaba encajado, así que el 27, al ver que ya no se movía tanto, pasé por la guardia a ver si ya estaba en trabajo de parto. Ahí me dejaron internada, y me sugirieron que el bebé estaba muerto. El día de la fecha de mi parto, me pusieron un goteo para inducirlo. Me llevaron a una habitación en donde había una camilla ginecológica, y allí tuve a mi bebé. Cuando sentí que salía, automáticamente me incorporé para agarrarlo, y el médico me retuvo, me tapó la cara, y cuando logré zafar, ya se lo habían llevado. Me dijeron que estaba muerto, y no me dejaron verlo. No me entregaron nada y al otro día me dieron el alta. Así me fui: desolada, sola, sin panza, y sin bebé. Volví a los 10 días y nadie entendía lo que yo pedía. Los resultados de los estudios. Hasta que apareció el médico de guardia, me llevó a la salida y me dijo que se cremaba.
-¿Al ocurrir este hecho durante la última dictadura cívico militar, acudió a Abuelas de Plaza de Mayo para consultar?
No era detenida por temas políticos. Así que no entraba en los protocolos de lesa humanidad. En Abuelas de Plaza de Mayo me derivaron a una organización de afectados de víctimas de estos delitos, Raíz Natal. Me indicaron que necesitaba los papeles y yo no tenía nada. Así que me derivaron a la oficina de Derechos Humanos del Registro Civil. Conseguí la fotocopia del libro del parto. Pero ahí se nota el primer fallo, en el peso del bebé. Ya que dice 2 kilos y medio, pero no podía ser porque estaba perfectamente desarrollado. Junto con otras organizaciones, empezamos a reclamar al Estado en la Secretaría de Derechos Humanos de Nación. Hemos conseguido que se creara una oficina para poder tener un registro único a nivel nacional. Porque hay cientos de páginas de búsqueda particulares y oficinas por distintos lados.
Hace un mes salió la resolución por la cual se crea la Red de Trabajo por la Identidad Biológica. Se permite que todas nuestras historias ingresen allí, para que en algún momento puedan ir comparándose datos y encontrando coincidencias. Esto es un primer paso muy importante, porque nunca nuestra causa fue atendida, pero es simplemente un primer paso. Habrá que ver de qué manera el Estado genera estrategias para que estas búsquedas sean realmente efectivas.
-¿De qué manera se puede ingresar a este registro?
Pueden pedir una entrevista enviando email a [email protected].
Queremos que esta red de trabajo, desde el lugar de los afectados., vaya haciéndose más consistente. Las madres en general somos ignoradas y silenciadas. De la Secretaría de Derechos Humanos no somos nombradas como representantes de Madres en Búsqueda y ya presentamos la objeción. En realidad, no tenemos derecho. El derecho gracias al trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo después de tantos años, lo tienen los hijos. A la identidad biológica. Abuelas logró que se incorpore, dentro de la Declaración de los Derechos del Niño, el Derecho a la Identidad.
Pero las madres no somos nombradas. Esto tiene que ver con una visión machista y patriarcal de la sociedad, en donde la madre siempre es la culpable.
Es por eso que unirnos nos da una fuerza enorme. Y a los hijos que están buscando, les renueva la ilusión, y la esperanza, el vernos que los estamos buscando públicamente.
Cada semana, cada día aparece una nueva madre. Y las historias son calcadas.
Esta cuestión del robo de bebés es una mecánica muy planeada. No involucra una sola persona. Hay una red que tiene que ver con personal de salud, con clínicas privadas, instituciones de salud pública y funcionarios de los registros civiles. Es una red muy amplia y un negocio muy redituable para los que lo ejercen.