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    De Mar del Plata a Islandia, la travesía de un entrenador de básquet

    01 de abril de 2018 - 19:45
    De Mar del Plata a Islandia, la travesía de un entrenador de básquet
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    Iván Guerrero tenía 23 años cuando dirigió al plantel de Peñarol en la primera Liga Nacional de Básquet femenino. Gracias a su trabajo en ese equipo, le llegó otra propuesta laboral que lo interesó desde el primer momento: ser asistente del entrenador del FSu Selfoss de Islandia.

    En una profunda entrevista mano a mano con El Marplatense, Guerrero contó cómo fue la experiencia de ocho meses en un país completamente distinto, que le brindó nuevas herramientas y conocimientos tanto para su trabajo, como para su vida personal.

    -¿Cómo surgió la posibilidad de irte a Islandia y cómo tomaste la decisión?

    Yo era técnico de la Primera División Femenina de Peñarol, que jugamos la primera Liga Nacional. Eso nos permitió contratar dos jugadoras extranjeras y un representante me consiguió el contacto de un entrenador de Islandia. Me puse en contacto, les mandé un currículum y, como estaban en búsqueda de un asistente, me pidieron si podía ir de forma inmediata. En el club me dieron el ok y a la semana me mandaron los pasajes y en 10 días me estaba yendo. Soy una persona muy ansiosa y cuando se me presentó sabía que era una buena oportunidad, por mi edad, por el contrato que me ofrecían. Al principio lo pensé un poquito, pero eran ocho meses y me veía con posibilidad de hacerlo.

    -¿Qué fue lo primero que te impactó de Islandia?

    Cuando llegué, tuve la oportunidad de ver una aurora boreal. No son fáciles de ver, no era la época que salen con frecuencia. No lo podía creer, paramos en la ruta y las observamos. Fue lo primero que pude ver y era una de las cosas que yo quería conocer. También, cuando llegué, pregunté si podía comprar un agua mineral porque tenía sed, pero me dijeron que el agua viene mineral de las canillas. Es lo mejor que se puede hacer porque es del glaciar y apenas se le hace un proceso. El agua caliente también me sorprendió porque tenía olor a azufre. Es geotermal y se calienta sola. En la ruta está todo nevado y hay caños gigantes de agua caliente que son negros porque la nieve se derrite.

    -¿Te costó adaptarte al estilo de vida? Que es totalmente distinto al de acá…

    Al principio sí. La gente es diferente a nosotros, es otra cultura. Son más fríos como el clima y al haber tan pocas horas de luz, van al trabajo y vuelven a su casa. Están acostumbrados a otras cosas. Son secos, pero sí amables y ordenados.

    -A nivel básquet, ¿qué conceptos nuevos incorporaste que se utilizan allá o qué llevaste vos desde allá que adoptaron ellos? ¿Cómo fue ese intercambio?

    Al nivel que fui yo, se parece más al Federal o TNA de acá. Un americano y dos extranjeros europeos podes tener. Ellos juegan muy rápido, el islandés va muy a la carga. Pase, pase y ya están tirando. Los partidos son de 120 o 140 puntos. Son buenos tiradores de tres puntos, si los dejas solos te aniquilan y hasta tiran de 10 metros. Los americanos tienen que ser muy efectivos, muchos te hacen 40 puntos por partido y algunos han llegado a 55. Nosotros jugábamos un básquet más parecido al nuestro, buscando un pase extra, pick and roll, un juego más estacionado buscando el espacio. Aprendí que se puede jugar también a lo atropellado y a veces tenés que jugar así. Yo lo que intenté inculcar es el espaciado, como ocupar los espacios, las distintas opciones de pick and roll que ellos no tenían muy claro el por qué, lo hacían por costumbre. Y también llevé ejercicios, y todos comentaban cosas buenas de eso.

    -¿Cómo se enfocan en los juveniles y la formación de jugadores?

    Ya desde chicos compiten. A los 10 años entran a un torneo que es para ascender y descender. No me gusta eso porque los chicos ya se sienten presionados y los padres se vuelven locos, no pasa sólo en Argentina eso. Al ser tan chico el país, los pueblos compiten entre sí. Sólo la capital tiene 7 clubes, la ciudad donde yo estaba se tenía que fusionar con otro pueblo para competir. Tienen todas las categorías, femenino y masculino de todas las edades. Es muy inclusivo y tienen buena disciplina.

    -También estuviste a cargo de una Academia, ¿en qué consistió eso?

    Es un proyecto que hizo el club donde estaba yo junto con una escuela. Van a la secundaria de Selfoss chicos de todo el sur, y tenía 16 chicos que hacían técnica individual cuatro veces por semana. Y después seguían jugando con sus clubes, pero acá perfeccionaban sus técncicas. Yo veía la evolución de los chicos y hacía un balance, me gustó mucho. Fui docente y fue de 10.

    -Después de toda esta experiencia, ¿qué te propones para este año?

    Ahora volví a Peñarol. En Islandia me dejaron la puerta abierta, quieren que vuelva. Ellos arrancan la temporada en septiembre, falta, así que voy a pensarlo. Están contentos con mi trabajo, los chicos hablaron buenas cosas de mí. En junio volveremos a hablar. Ahora estoy acá, volviendo a estudiar, de nuevo en mi club.

    -No puedo dejar de preguntarte por el tema fútbol. Es la primera vez que Islandia clasifica a un mundial y debuta con Argentina. ¿Cuál es la importancia del fútbol allá?

    El deporte principal es el handball. Ahora el fútbol con la clasificación al mundial se está convirtiendo en protagonismo. Hay muchos chicos y chicas jugando al fútbol. Yo fui a ver un par de partidos y parece que el concepto es igual que el básquet: jugar a lo atropellado y meter la mayor cantidad de goles posibles. No hacen hincapié en la defensa, la contención, tratar de construir de a poco. Van al pelotazo y jugar rápido. Ahora vez en todos lados camisetas de Gilfy (Sigurðsson), la figura de Islandia que juega en el Everton. Los más chicos llevaban la camiseta de fútbol a entrenar básquet. Es que también hay un proyecto de Islandia, de los Municipios, para incentivar a que los chicos hagan dos deportes. Hay nenes con los tickets para ir a Rusia y se tienen mucha confianza.

    -¿Qué dicen ellos de nosotros?

    Dicen que somos sólo Messi. Y no éramos un equipo. Estos jugadores de Islandia juegan juntos hace muchos años y se conocen todos. Si no son familia son muy amigos. Su equipo es como una hermandad, dicen. Esa química que se logra a través de los años de jugar juntos y fue un proyecto que hicieron de los sub 15 con este equipo, y por eso funciona y llegaron a donde están. También por el sistema deportivo de Islandia, de cómo encaran las cosas.

     

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