El padre Pedro Opeka celebrará una misa en la Catedral de la ciudad
El padre Pedro Opeka, argentino y candidato al Premio Novel de la Paz por su labor como misionero en Madagascar, donde ayudó a más de medio millón de personas a salir del basural en el que vivían, concelebrará la misa de las 20 el próximo domingo en la Catedral de Mar del Plata junto al Obispo Gabriel Mestre.
El sacerdote, que lidera hace 48 de sus 70 años un proyecto social en uno de los países más pobres del mundo, se encuentra de visita en la Argentina desde el pasado 5 de julio en el marco de la presentación de su nuevo libro "Rebelarse por amor". Desde su arribo, fue recibido en la Casa Rosada por el Presidente Mauricio Macri, distinguido en la Cámara de Senadores con la “Mención de Honor Domingo Faustino Sarmiento”, homenajeado por la Legislatura porteña y por la ANSES.
Nacido en el partido bonaerense de San Martín en el seno de una familia de inmigrantes eslovenos, Opeka es miembro de la Congregación de San Vicente de Paul, asentada también en Mar del Plata. En 1970, cuando tenía 22 años, viajó por primera vez al país africano, una isla ubicada en el océano Índico, donde permaneció dos años.
Un año después de ser ordenado sacerdote en la Basílica de Luján en 1975, se hizo cargo de la Misión de Vagaindrano, al sur de Madagascar, donde les enseñó a jóvenes sumidos en la pobreza a construir viviendas gracias a sus conocimientos de albañilería, el oficio de su padre. Su pasión por el fútbol le sirvió de conexión con la comunidad local, que desconfiaba de los hombres blancos.
Con la colaboración de un grupo de estudiantes universitarios, en 1990 fundó la reconocida Asociación Humanitaria Akamasoa ("Los buenos amigos"), a través de la cual logró tierras fiscales y ayuda económica para adquirir materiales, herramientas, comida y semillas. En sus viajes por Europa y el mundo, realiza campañas para conseguir los fondos que sostienen la misión: "Por esta gente yo voy hasta el fin del mundo a pedir justicia", indicó.
Hoy el proyecto cuenta con cinco poblados donde viven cerca de 3 mil familias, representando una población estable de más de 17 mil personas, de las cuales el 60% son niños menores de 15 años. Unos 9.500 chicos estudian en sus colegios y se da trabajo a unas 3.500 personas en la asociación.
Hace unos días, el padre Opeka brindó una charla en el Palacio San Martín de la Cancillería en la que aclaró su opinión sobre las políticas asistencialistas: "Nunca dije que los planes sociales estén mal". Pero destacó que éstos deben ser para los casos límite y especiales. "Yo le digo a mi gente de Madagascar: ¡No quiero asistirlos! Porque asistir a una persona que puede trabajar es hacerla dependiente y esa persona nunca va a ser una persona en serio", aseguró.