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    La noche que apagaron 194 vidas, las luces enfocaron a los boliches de Mar del Plata

    29 de diciembre de 2019 - 20:10
    La noche que apagaron 194 vidas, las luces enfocaron a los boliches de Mar del Plata
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    Por Germán Ronchi

    “¿Se van a portar bien?”, grita Patricio Santos Fontanet una vez en el escenario. Y empieza el show, que dura poco más de dos minutos y finaliza en la tragedia ya conocida por todos.

    El primer tema: “Distinto”. Como si fuera un presagio de lo que segundos después sucedería, las más de 6000 personas cantan con “Pato” Fontanet “a consumirme, a incendiarme, a reír sin preocuparme hoy vine hasta acá”. Y segundos más tarde un “tres tiros” impacta con una de sus candelas en la media sombra ubicada en el techo. Se incendia, se consume el plástico largando gases tóxicos y una humareda densa, oscura, más aún cuando apagaron la luz del recinto.

    Los gritos, la desesperada corrida hacia una salida de emergencia clausurada; la locura, pasar por sobre qué o quién sea para lograr salir por donde ingresaron. Algunos salieron; otros volvieron a entrar y no pudieron volver; 194 muertos, otros cientos de heridos física y psicológicamente. Padres destrozados, vidas perdidas, almas mutiladas. Una pesadilla recurrente; sueños rotos. Este lunes se cumplen 15 años, todavía no hay culpables condenados ni responsables detenidos.

    Todas las irregularidades del establecimiento, la carencia de los respectivos controles, la responsabilidad estatal y todo lo que Cromañón generó en esta tragedia por su falta de todo, se hizo eco en todo el país. También en Mar del Plata, en plena temporada de verano. Salidas de emergencia, límite en la capacidad de personas en bares y boliches, fueron inspeccionadas en primer término. Y comenzaron las clausuras.

    Para recordar ese impacto en nuestra ciudad, El Marplatense dialogó con el por aquel entonces Director de Inspección General, Claudio Gómez, quien recuerda al detalle lo vivido desde Mar del Plata la fatídica noche del 30 de diciembre de 2004.

    “Va a quedar grabada para siempre en mi memoria esa noche. Justamente estábamos teniendo una despedida de año del Gabinete del por entonces intendente Daniel Katz en un establecimiento gastronómico con nuestras familias. Como en las películas, cuando hay una tragedia, empezaron a sonar los diferentes teléfonos y nos enteramos de lo que estaba sucediendo. Y recuerdo el comentario de Katz en ese momento: tomate un par de cafés que no vas a dormir porque te va a empezar a sonar el teléfono toda la madrugada. Y así fue. Medios locales y nacionales solicitaron nuestra visión sobre lo sucedido en Cromañón y cómo estaba la situación en Mar del Plata”, confió.

    Pero, al mismo tiempo, explicó que “hubo un hecho que fue un tiempo anterior a ese, un incendio en un shopping en Paraguay. Era un lugar de concentración masiva y no estaban dadas las medidas de seguridad. A partir de ello, con personal de Seguridad del municipio comenzamos a elaborar un protocolo de siniestros, de evacuación y roles a asumir y reemplazos. Así fue que, cuando sucede lo de Cromañon, teníamos todos los establecimientos de grandes dimensiones de Mar del Plata relevados, con medidas de seguridad que tenían que ver con salidas antipánico, cantidad de matafuegos, con el antisiniestral de bomberos. Estábamos en condiciones desde la reglamentación y lo estructural. Eso no significa que pudieran ocurrir imponderables”.

    Respecto al punto de inflexión que fue la tragedia de hace 15 años, Gómez subrayó que “Cromañón fue un detonante para establecer la capacidad máxima de personas dentro de un establecimiento. Si bien no fue inmediato, al poco tiempo se legisló y debimos discutir con Provincia porque no nos poníamos de acuerdo con Bomberos porque lo que ellos ponían como capacidad máxima no resultaba rentable desde lo económico y nosotros considerábamos que se podía ser un tanto más flexible al momento de medir. Lo que no podíamos admitir que un lugar donde había mesas y sillas, y que no estaba acondicionado para el baile, funcionara como boliche y no reunía las condiciones para serlo. Esto fue lo que obligó a una intervención permanente porque conlleva primero el control, la notificación, luego la infracción y después volver a detectar alguna anomalía. Hasta llegar a la clausura permanente teníamos reiteradas denuncias. Situación que dilató en el tiempo el marco de corrección a la actividad”.

    - Fue una temporada intensa de inspección desde el fatídico hecho...

    - Estábamos ante un hecho concreto, inédito, donde habían muerto muchos chicos y no queríamos tener sobre nuestra conciencia algo semejante ni ser parte de un grupo de cómplices que habilitan lugares para llevar adelante una actividad a cambio de una pizza o unos mangos. Pero Mar del Plata nunca tuvo situaciones así, aunque no te niego que ha habido algún que otro bandido en los organismos de control. En definitiva, nos alertó y nos hizo poner en funcionamiento una neurona más para ser más agudos al momento de llevar a cabo los controles.

    - ¿Se clausuraron varios lugares?

    - Más que clausuras hubo gran nerviosismo desde nuestra posición. Recuerdo haberme gritado con algunos comerciantes al decirles ´no pueden ser tan estúpidos`. Tenían un lugar bien montado y con posibilidades de llenarlo a la capacidad permitida y eran tan estúpidos de poner cajones de cerveza en la salida de emergencia y me obligaban a clausurarlo un 10 de enero. Una torpeza por no analizar lo que estaba sucediendo. Hubo lugares que tenían todo en regla, pero no cumplían a rajatabla al momento de funcionar y se perjudicaban solos.

    A raíz de su conocimiento, si bien debió haberse inspeccionado República de Cromañón, el por entonces Director de Inspección General de Mar del Plata sostuvo que "no conocí Cromañón, pero haber tenido acceso a los medios e informes estaba claro que no debía funcionar. La media sombra, que es altamente inflamable, una salida encadenada, una capacidad superada ampliamente y el estúpido de la bengala, fueron condiciones que terminaron en una situación gravísima. Me ha pasado de estar tanto en Buenos Aires en mi condición de turista como acá, por ese ojo visor de inspector, pensar en lo difícil que sería salir de ahí en caso de una emergencia. Todos quedamos un tanto perseguidos a raíz de aquella tragedia".

    Por último, Claudio Gómez no dejó pasar la oportunidad de manifestar lo que se debe hacer para que esto no vuelva a suceder. "Siempre es importante hacer la denuncia al ver anomalías serias, como así también la intervención de los organismos de control con actitud de coherencia y no persecutoria, para que se logre una sociedad más organizada y segura", cerró.

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