Mar del Plata volvió a la normalidad, pisoteando las normas
Por Germán Ronchi
El perro "salchicha", como se ve, no está paseando. Se resguarda del tedio y a la sombra. Algo que tranquilamente puede hacer "como pancho por su casa". Al igual que su dueño, sin barbijo conversa con otro hombre compartiendo uno de los bancos de la Plaza San Martín. Llevan un rato conversando. Más allá del fotógrafo y testigo ocasional, la postura de ambos deja a las claras que están muy acomodados, no es una charla al pasear; perdón, al pasar.
Y fue ocasional. No hubo una recorrida, una búsqueda, un propósito intencional de mostrar una situación en particular. De hecho, no hay nada en particular, nada que cualquier transeúnte no puede ver en esta y en cualquier plaza de la zona céntrica de la ciudad. Como si nada ocurriera, como si el coronaviurus nunca hubiera existido.
Sin ir más lejos, las fotos fueron sacadas desde un mismo eje. Cámara hacia la izquierda, "click"; a la derecha, "click" otra vez.
Ya no es el paseo de los domingos, tampoco la Plaza Colón. La "libertad comercial", las actividades exceptuadas, la mala interpretación o a el entendimiento acomodado a favor de la salida recreativa, para romper la cuarentena.
¿Hace falta repetir las condiciones? ¿Quiénes pueden transitar? ¿Que se flexibilizaron algunas actividades y no la cuarentena?
No importa. Bueno, sí. Claro que importa, a la gente no le interesa. Pisoteando las normas, los marplatenses quieren volver a la normalidad, como si nada pasara. No se asombren que en unos días la utilización de barbijo comience a perderse, como el casco en el codo, que reduzca el porcentaje y pierda presencia en las calles, un lugar que la gente "parece haber ganado".