Dejó la magia para retomar su trabajo como enfermero en la pandemia: “Fue mi as bajo la manga”
Por Azul Paci
Nahuel Ferrer, mejor conocido como "Yasomago", es un enfermero marplatense que pausó su carrera como mago para sumarse a la primera línea de batalla contra el coronavirus: "Siempre viví de los shows, sin necesidad de tener un trabajo estable. La pandemia hizo que volviera a ejercer la profesión que elegí, siempre fue mi as bajo la manga".
Una de las primeras cosas que se llevó la pandemia, luego de los besos y los abrazos, fueron los eventos. Luego de siete meses, todas las políticas en el marco de la emergencia sanitaria apuntan a evitar las aglomeraciones y, de esta manera, el contagio de un virus que se propaga con mucha facilidad.
Sin cumpleaños, ni celebraciones, los magos, al igual que otros sectores, se quedaron sin trabajo. En este contexto, Ferrer decidió sacar su último truco y se sumó al personal de salud que trabaja dando respuesta al COVID-19.
Casualmente, finalizó su formación como enfermero en el Hospital Materno Infantil, donde hoy atraviesan la enfermedad embarazadas y niños. Sin embargo, en ese momento no se quedó allí. La magia era más importante.
"Empecé desde chiquito. En un cumpleaños contrataron un mago y me gustó. Mis primeros trucos los compre en la calle Rivadavia, en el verano, a unos vendedores ambulantes. Estudié en Mar del Plata con un profesor y después me fui a Buenos Aires a seguir capacitándome", recordó en diálogo con El Marplatense.
A los 14 años compró sus primeros trucos y a los 20 encabezó su primer show en un teatro, acompañado de su hermano. A partir de ahí, siguió haciendo eventos, shows infantiles, para adultos, callejeros e incluso la temporada de teatro en la ciudad.
"Con la pandemia, se nos cancelaron todos los shows de un día para el otro. Cerrarron los salones de fiesta. Nos quedamos sin trabajo. Fue muy difícil para los artistas", explicó.
"Hubo que buscar un plan b. Yo siempre digo que mi título es como mi as bajo la manga. Sabía que lo tenía y, si era necesario usarlo, lo iba a utilizar. Qué mejor que un título de enfermero en un momento como este, donde el sistema de salud iba empeorando: cada vez más contagiados y menos camas. Si puedo poner mi granito de arena, ¿por qué no?", contó.
"Tuve que cambiar la nariz de payaso por el barbijo y la varita mágica por el termómetro. El Yasomago todavía es parte de mí e intentamos sacarles una sonrisa a los pacientes", afirmó y concluyó: "sigamos cuidándonos, falta un tirón más, y esta es una guerra que la ganamos todos juntos".