Murió Augusto Cicaré, el argentino que construyó el primer helicóptero de América Latina
Augusto Cicaré, el autodidacta bonaerense que en 1958 construyó el primer helicóptero de América Latina y cabeza de una empresa familiar que sobre sus desarrollos exporta esas aeronaves a distintos mercados internacionales, murió este miércoles a los 84 años.
Cicaré nació el 25 de mayo de 1937 en la localidad bonaerense de Polvaredas y creció en el taller mecánico familiar. En diálogo con Télam, su hijo Fernando, dijo que Augusto era “un superhéroe que usaba un delantal en vez de una capa y una llave francesa en vez de una espada”.
Añadió que le “enseñó todo” sobre los helicópteros, “a volarlo, a armarlo, a diseñarlo” y señaló que en la fábrica “más que un director, íbamos a la par”.
Falleció Pirincho Cicaré, un genio aeronáutico y un verdadero espíritu emprendedor y creador. Tuve la suerte de conocerlo y escuchar su pasión en la fábrica de Saladillo. Todo mi cariño a sus familiares y amigos. pic.twitter.com/6jhLuMYQ6v
— Mauricio Macri (@mauriciomacri) January 26, 2022
“Mi padre era todo intuición propia, desde el primero que diseñó hasta el número 14”, y también se encargó de fabricar simuladores de vuelo. Fernando también recordó que “fue muy amigo” del piloto de automovilismo y 5 veces campeón de la F1, Juan Manuel Fangio.
“Fangio quería fabricar un auto en base a lo que era el DKW y la carrocería de la firma Pininfarina”, explicó. Relató que su padre estuvo encargado de construir el motor: “el desarrollo se hizo y cuando iba a salir al mercado, Fiat vio como una competencia el adelanto tecnológico del motor que consistía en una correa dentada, entonces compró DKW y cerró el proyecto”.
En una entrevista que concedió a Télam durante una recorrida por la fábrica, Augusto recordó que cuando tenía cuatro años “ojeaba artículos sobre aviones” de la revista Mecánica Popular “con ilustraciones porque me fascinaba la idea de volar, hasta que un día vino el dibujo de algo que volaba y no era un avión”.
"Le pedí a mi mamá que me lea la nota y me contó que era un aparato que se llamaba helicóptero y que podía despegar y aterrizar sin pista de aterrizaje”, evocó.
Y destacó: “me quedé maravillado y ya quería construir uno. Mi mamá me dijo que si yo aprendía a usar el torno iba a poder hacerlo. Cuando a los seis años entré a la primaria empecé a escaparme seguido para ir a practicar con el torno” a lo de su tío “que me parecía más importante que la tarea", contó.