Osvaldo Soriano cumpliría 80 años: el escritor fanático de San Lorenzo que nos regaló sus cuentos de fútbol
Osvaldo Soriano murió joven, con apenas 54 años, pero aun así pudo regar con talento la literatura futbolera y atrapar a miles de lectores. Este 6 de enero se cumplen ocho décadas del nacimiento de este marplatense que fue uno de los grandes embajadores de la pasión por San Lorenzo, club del que era fanático.
“Yo no tengo biografía. Me la van a inventar los gatos que vendrán cuando yo esté, muy orondo, sentado en el redondel de la luna”, decía, quizá, el escritor argentino más entrañable de los últimos tiempos. Dueño de un estilo llano que condensaba belleza y humor en igual medida, fue uno de los autores más vendidos en el país en las décadas de los 80 y 90 con más de un millón de ejemplares de sus novelas y relatos.
Desde el primer número del icónico Página/12 en 1987 hasta su muerte en 1997 (el 29 de enero), supo escribir en las célebres contratapas del diario en donde reflexionaba con aguda observación y detalle sobre la realidad nacional y las maneras de ser de las y los argentinos. No por nada se lo suele comparar con Roberto Arlt y sus aguafuertes porteñas.
Nacido en Mar del Plata, el 6 de enero de 1943, Soriano vivió en su infancia en otras pequeñas ciudades como San Luis, Río Cuarto, Tandil y Cipolletti, llenas de personajes coloridos que inspiraron sus historias. Durante su adolescencia, abandonó los estudios secundarios y se dedicó a trabajar embalando manzanas y, más tarde, como empleado de una metalúrgica.
Comenzó su oficio de periodista en el diario El Eco de Tandil, donde escribía en la sección de deportes y columnas sobre personajes famosos de la época. Luego, trabajó en Primera Plana, la revista El Porteño y el diario La Opinión. En esos medios realizó entrevistas inolvidables como las que hizo a Quino y Julio Cortázar.
En 1973, llegó su primera novela Triste, solitario y final, que logró un gran éxito de ventas. En ella, Soriano se asume él mismo como personaje para parodiar al cine norteamericano a través de dos figuras tomadas de la realidad y la ficción: Stan Laurel (el actor cómico del Gordo y el Flaco) le pide al detective Philip Marlowe (de los libros de su admirado Raymond Chandler) que indague porqué ya nadie lo contrata más.
Hincha ferviente del club San Lorenzo de Almagro, supo plasmar grandes jugadas en pueblos lejanos, retrató el potero de aquellas tierras olvidadas con sus jugadores tan magistrales como únicos. Él también participa como personaje y uno de los encuentros más lindos que tiene en sus letras es con El Míster Peregrino Fernández, un director técnico como no hubo otro en el mundo literario.
Osvaldo Soriano y su cuento de fútbol más famoso
Soriano decía que quería ser el 9 de San Lorenzo; y que, como no lo logró, se convirtió en escritor. En “El penal más largo del mundo” construye una historia fantástica sobre un partido entre dos pueblos perdidos de la lejana Patagonia. La final se disputa a partir de un tiro desde el punto del penal, que se posterga largamente.
El autor de Triste, solitario y final, describía con maestría a los personajes dentro de campo de juego. Se notaba que había practicado deporte. El resultado es un cuento fantástico, en el sentido más amplio del término, que tuvo una versión cinematográfica.
Su libro Rebeldes, Soñadores y Fugitivos, reúne algunos de sus mejores cuentos. Sus obras han sido traducidas a 18 idiomas y adaptadas con éxito a la pantalla cinematográfica.
Fuiente: TN