Por Nicolás A. Ronchi
En 2006, Diego Fioriti tuvo un año consagratorio con Unión de Mar del Plata. El rival y víctima, en dos veces, fue San José. A fin de año, luego de la obtención del Apertura y como un regalo de Navidad, el elenco de José Pintado se coronó también campeón del Torneo Clausura por 4 a 2.
En ese partido, Fioriti convirtió un golazo a los 24´ del complemento -2 a 1- para darle la ventaja al club, que terminaría ganando por 4 a 2 para festejar, a su vez, sus 80 años de vida.
Sin embargo, su historia no quedaría en el fútbol local ni en la reserva de Racing. Dos años antes, un grupo de representantes se llevó a Elio Acquisto -arquero de Kimberley- a Europa y preguntaron también por él. No obstante, sin ciudadanía, no había mucho por hacer. El trámite, como todo en Argentina, salió dos años más tarde.
"Ya para ese tiempo, dejé Kimberley y pasé a Unión. Ahí tuve varias alegrías en la liga local y por mi momento, traté de contactarme nuevamente con el grupo. Fue complicado, pero un día me llamaron a probarme para representantes europeos. Cuando llegué, me reconocieron y dieron una nueva posibilidad para cumplir mi sueño", comentó el delantero.
Su respuesta fue lógica. A fines de 2007 logró tener la ciudadanía europea en regla y después del casamiento de su hermano, a principios de enero de 2008, migró hacia Valencia.
"El nieto de Tomás Adolfo Ducó creó la sociedad en España y nos llevó a varios jugadores a una casa de la ciudad portuaria para que juguemos en equipos regionales, hasta conseguir una prueba en otros de mayor categoría. Todo el tiempo llegaban chicos, a veces de otros países, y con el tiempo nos fuimos desparramando por el continente", sostuvo.
-¿Cómo tomaste la decisión?
- Tenés la oportunidad de jugar en Europa y el tren no pasa dos veces. Tenía 22 y no lo dudé. Nunca pensé en la distancia, lo único que quería era jugar al fútbol. Hasta que me casé, justo en la pandemia, siempre viví de lo que me gustaba.
"Viví nueve meses en Valencia, tras ello me fui a Cáceres, cerca de Portugal, pasé por un equipo de la tercera división, también por Andalucía y en 2010 me instalé en Italia", indicó.
Luego de su paso por el ascenso español, vivió y jugó en Calabria, Lombardía y Sicilia. El marplatense, hasta conocer a su mujer, se encontró sólo en el viejo continente, aunque aseguró que no sufrió la soledad porque "su sueño era hacer una carrera y no podía dejar pasar la oportunidad".
"Al principio me costó el idioma, lo aprendí a la fuerza. Había un argentino cuando jugaba en Palmese, Martín Chirumbolo -ex futbolista de Vélez-, y como él sabía italiano, yo estaba atrás suyo y hablaba por mí. Cuando se fue, tuve la obligación de aprender", confesó.
Sin embargo, las carreras en el deporte son cortas y debió cambiar de profesión, a pesar de que tiene el título de técnico para no perder la costumbre de pisar una cancha. De ese modo, en 2020 comenzó a trabajar con su cuñado en una restructuración de casas especializada en decoración.
Hace quince años que vive en Europa y aunque logró su sueño de vivir del fútbol, comentó que es un "enamorado y enfermo" de Mar del Plata. Si bien el mar de Calabria suple al de "La Feliz" y es un "espectáculo", reveló que le falta la ciudad. "Mar del Plata sería una metrópolis acá", exclamó.
Veinte años de calcio no fueron suficientes y en la actualidad, es un apasionado del pádel. Además, nunca pudo despegarse de su pasión y aún juega en un equipo de fútbol 5 de su pueblo.
"Me llamaron para jugar en cancha de once la próxima temporada. Es un equipo que quiere ascender. Las ganas no me faltan. Lo dudo porque voy a cumplir 38 años y no sé en qué condiciones estoy", aseguró.
-Todavía podés. Hay jugadores en el ascenso argentino de 40 años o más.
- Verdad. Germán Denis, hasta hace poco, jugaba en Regio de Calabria por la Serie B. Siempre digo que mientras más arriba en las categorías, es más fácil todavía. Es todo más ordenado y táctico. Ahí sí se puede jugar.
Sin que se lo pregunten, él solo pensó en otro marplatense, campeón del mundo, al consultarle por qué aprendió de su travesía por el mundo y el desafío que afrontó tan joven, y manifestó: "Está de moda el ´Dibu´ Martínez y todos deben seguir sus sueños. En Mar del Plata dejé kinesiología en segundo año y hoy me dicen que podría ser médico. No me importa, yo preferí seguir mis sueños a ser kinesiólogo. Aunque no hice una gran carrera, lo intenté", señaló.
"Mi padre quiso que estudie, pero no hubiese sido feliz. No gané millones, pero viví de lo que me gustaba. Sabía que los que llegaban eran pocos. Hay una gran cuota de suerte y no me tocó. Encima, de Racing -en inferiores- no me fui por no tener condiciones", concluyó Fioriti.