El Frente Renovador de la Concordia (FRC) volvió a imponerse por una mayoría aplastante en las elecciones para dirimir las autoridades provinciales. Los primeros números oficiales le asignaban más del 70% de los sufragios, una cifra que decrecerá levemente con el conteo definitivo y que mantendrá una significativa diferencia con el resto.
El resultado es, sin embargo, todo un signo de los tiempos. El FRC está en el poder desde 2003 aunque su forjador, Carlos Rovira, haya llegado por primera vez a la gobernación en 1999. Veinte años después y a pesar del desgaste de la gestión y de los vaivenes de la política nacional, su proyecto político es avalado casi por tres de cada cuatro misioneros.
Este domingo se impuso con una amplia ventaja Hugo Passalacqua, quien se convirtió en el gobernador electo para los próximos cuatro años. El referente del Frente Renovador de la Concordia agradeció a la ciudadanía y si bien aclaró que respeta “a la gente de Buenos Aires”, señaló que no quiere “que alguien llame desde la Capital Federal para decir lo que se tiene que hacer”. “Estamos en un periodo de renovación neo, pero yo voy a decir lo que pienso: la renovación siempre fue neo. Ahora está en el vocabulario, porque hay un trabajo hacia un nuevo espíritu, visiones, energías, perspectivas, y eso para una provincia joven es fabuloso”, señaló.
Del otro lado de la balanza inclinada quedaron las fuerzas que la sociedad identifica con la grieta. Juntos por el Cambio mejoró algunos puntos su performance de 2019. Humberto Schiavoni, del PRO, había obtenido el 17% y el radical Martín Arjol trepará finalmente a algo más de 25%. Los dos partidos del kirchnerismo, el Frente La Fuerza Somos Todos y el Frente Amplio apenas sumarán 5 ó 6 puntos en total.
Arjol reconoció rápidamente la derrota pero señaló que el resultado “para nuestro espacio fue positivo” ya que “metimos tres diputados, duplicamos el caudal de votos de la última elección”. “En términos generales, hay un crecimiento en nuestro espacio político”, celebró en diálogo con El Territorio.
El politólogo Mario Riorda, al analizar lo ocurrido tras las legislativas 2021, anticipaba la provincialización de la política como vía de escape para que los oficialismos de cada provincia evitaran las derrotas.
El fenómeno es, tal vez, más profundo.
Ante la ausencia o el fracaso de los dos últimos modelos nacionales, en Misiones se gestó un proyecto provincial, casi autónomo, con una base histórica en el modelo artiguista y la figura de Andrés Guacurí y una proyección a futuro con la economía del conocimiento como norte.
Con matices, ese esquema comienza a repetirse en otros distritos: Neuquén, Río Negro, Santiago del Estero, Salta y se suman los gobiernos nominalmente justicialistas de las provincias de la Región Centro (Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos) no alineadas con ningún esquema nacional.