Por Nicolás A. Ronchi
Probar suerte en el extranjero lo puede hacer cualquiera, pero encontrarla, y encima en las lejanías de tu ciudad, es cosa de pocos. La crisis del 2001 desencadenó en que muchos argentinos dejen el país, la mayoría a España, pero la historia del marplatense Marcos Fernández, o K-chafaz, es distinta.
El cantante no dejó su ciudad por el estallido social, sino que lo hizo para vivir de la música y cumplir su sueño. En Barcelona, a la par de su hermano Leonardo, encontró su lugar en el mundo. En 2002 formaron "Che Sudaka", una banda de ska, cumbia, folklore y punk, que en noviembre cumplirá 22 años.
Del otro lado del charco, el marplatense comenzó a escribir su historia y a dejar una huella en la música. A pesar de la lejanía, Fernández recuerda a Mar del Plata con mucho cariño, aunque su futuro no estaba acá, más bien en un escenario, en alguna parte del mundo.
- ¿A qué edad y por qué te fuiste de Mar del Plata hacia Barcelona?
- Me fui en agosto de 2002. Antes era mochilero y tocaba en la murga La Clandestina -en la actualidad se llaman Los Murguientos-, lo que me llevó a recorrer el noroeste del país junto a un integrante de la banda. Después volví a Mar del Plata, una ciudad que siempre va a estar en mi corazón, pero me di cuenta de que habían otras cosas distintas. Mi hermano, Leo -también cantante de Che Sudaka-, vivía en Barcelona hace un año y me contaba que allá se podía vivir de la música. En Mar del Plata y Latinoamérica era imposible.
Ese año, el músico marplatense trabajaba de camarero en un café enfrente al Casino, mientras que su hermano le insistía para que viaje a Barcelona. Y sin meditarlo demasiado, recordó que quien pagó el vuelo fue su hermano, con tan solo una semana de cantar en las calles y los trenes de la ciudad catalana. "En una semana cambió mi vida. Mar del Plata es una ciudad desagradecida con el artista, no hay muchas movidas", señaló quien supo atajar desde los 8 hasta los 15 años en el club Libertad.
- ¿A qué te dedicaste en Barcelona hasta formar Che Sudaka?
-Llegué en agosto y empezamos a cantar con la banda en noviembre. Fueron tres meses en los que hice mudanzas, pegué carteles de inmobiliarias en la calle y vendí los discos de "La Colifata" para pagar el alquiler, lo mismo que hacía en Mar del Plata. La poca plata que tenía la gasté en conciertos.
La vida del artista, plasmada de anécdotas de película, también llegó a K-chafaz, que lanzará su primer single, llamado "Conciencia Tranquila", el 8 de septiembre. "En uno de mis primeros días en Barcelona, Manu Chao me invitó a jugar al fútbol. Ahí empezó mi amistad con él y años después, en 2016, grabamos una versión de ´La risa bonita´. Siempre fue importante en mi vida y de hecho, era mi ídolo", dijo.
En cuanto a la formación de la banda, Fernández explicó: "Leo había venido con Correcaminos, la banda que tenía en Mar del Plata, pero no funcionó y se pelearon. Él quedó solo, tocando canciones en la calle y como no quería que lo conozcan por Leo, se nombró Che Sudaka, que era una canción de su antigua banda. Cuando llegué, Che Sudaka estaba grabando su primer disco y entré a los pocos meses de su creación".
- ¿Cómo fue el crecimiento de la banda?
- No sé la dimensión de Che Sudaka, solo que tenemos una larga trayectoria y tocamos en todos los continentes. El principio de todo fue La Colifata, una idea de Manu y mi hermano, que consistía en juntar a artistas callejeros de Barcelona y hacer una compilación con sus canciones. El disco era pirata y se podía vender hasta en diez euros. Y Leo eligió un cover de "Sin papeles" de Sting, que fue la primera publicación de la banda.
- ¿Con qué tres momentos te quedas de tu trayectoria?
- Cada momento en el escenario es impagable. La gente no se imagina todo lo que hay que pasar para llegar al escenario, es un estilo de vida en el que tenés que estar todo el día pensando en esto. Es complicado, uno se tiene que adaptar a la música, no al revés. Después, otro momento importante fue haber conocido a quienes eran mis ídolos, donde con algunos grabé y compartí escenario, como cuando grabamos con Sergio Rotman de Los Cadillacs y Javier Calamaro tocó en nuestro festival online "La Rockola Conectando". Y por último, me quedo con la familia que formamos porque ese amor solo lo tenemos nosotros. Sentir que uno no está solo en un mundo individualista, es amor.
Tras pasar la mitad de su vida en el extranjero, el cantante de 44 años afirmó que se acostumbró a no extrañar la costa de la ciudad y la playa, aunque cuando le preguntan si es argentino, responde que antes que argentino, es marplatense.