Por Germán Ronchi
Nunca es tarde. Frase trillada, si las hay, repetida hasta el hartazgo. Pero nunca es demasiado cuando se trata de dar ejemplos de superación, de tenacidad, de esfuerzo... de dar el ejemplo, básicamente.
Siempre hay tiempo. El secreto está en las ganas; y en el esfuerzo, claro. Pero en otra época, José María Cortina no tuvo la oportunidad. O bien, la vida lo obligó a otros menesteres. Y acá está hoy, con 91 años, terminando la escuela primaria. Y abanderado.
Antes no pudo. De muy joven vino a vivir a Mar del Plata para trabajar y forjarse un futuro. Toda su vida se dedicó, en principio, a la gastronomía, y luego fue taxista. Tiene 3 hijas, 6 nietos y 3 bisnietos.
"Solamente tengo palabras de agradecimiento para todos los maestros y en especial a Fabio por la paciencia que me ha tenido. También quiero agradecer a esta institución que nos brinda un pedacito para que podamos estudiar y espero que vengan muchos más", dijo ayer tras recibir la bandera, luego del gran momento de emoción que lo atravesó mientras la sostenía.
Incluso es un ejemplo para la Asociación de Jubilados y Pensionados Bochófilos y Tejos, que funciona en el Parque Municipal de los Deportes, de la que forma parte, e incluso, durante una época encabezó su comisión directiva. Entre bochas y tejos, y asados los domingos con amigos, José María, padre, abuelo, bisabuelo, jubilado y ahora alumno, deslumbra con su energía.
En este tiempo de urgencias, de un mundo apresurado para llegar a no se sabe bien a dónde, José María hizo una pausa. Lo primordial está completo: ya trabajó, ya formó y fue sostén de familia; incluso descansó cuando decidió jubilarse. Y en esta pausa, a los 91 años decidió empezar y terminar sus estudios primarios.