4 consejos para tomar decisiones difíciles
Martín Reynoso psicólogo, director y autor de "Mindfulness, la meditación científica” explica cómo esta disciplina puede ayudarnos a obtener mejores resultados.
La mayoría de las decisiones que realizamos no definen demasiado nuestras vidas, como llevar un paraguas o no de acuerdo a cuánto confiamos en el pronóstico del tiempo. Aún más, cuando hay que tomar grandes decisiones como mudarnos, cambiar de trabajo o elegir una nueva pareja, un error puede complicarnos.
Mindfulness para decidir bien
A continuación, cuatro errores en nuestra toma de decisiones que, con la ayuda del mindfulness, podemos corregir:
1- Elegiste algo e invertiste, y no querés cambiar.
Supongamos que pagaste una reserva de un lugar para vacacionar pero luego te invitan a un lugar paradisíaco. Es cierto, podría costarte un poco más y deberías perder la reserva del otro lugar, pero: ¿no vale la pena el cambio? En general la mente es muy renuente a “perder algo en lo que invirtió”.
Hay estudios que muestran que el mindfulness puede ayudarte a moverte de decisiones tomadas que tienen el peso de la continuidad, lo que es llamado sunk-cost bias (costo de la distorsión de estar hundido).
2- Estás tomado por tus emociones.
El mindfulness también puede ayudarte a ser más consciente de las emociones que impactan en tus decisiones. ¿Sabías que el enojo, el miedo, la angustia, pueden nublar nuestro juicio sin que lo notemos?
Un estudio demostró que el practicante que escribe sobre sus emociones y cómo impactan en él, puede mantenerlas a raya y dar lugar a un razonamiento más claro.
Sin dudas el llamado awareness (consciencia) de las sensaciones físicas, los pensamientos y las emociones es un valor clave para no equivocarte.
3- Tomás decisiones en momentos inadecuados del día.
Parece que el mejor momento para decidir es la mañana. Por alguna razón, las personas reconocen que cuando deciden a la tarde o a la noche, suelen ser más impulsivos y menos efectivos.
Por eso la práctica matinal de la atención plena suele ser una excelente manera de potenciar esta capacidad, limpiando nuestra mente y nuestro corazón, y ayudándonos a ser cautos en esas grandes decisiones a tomar.
4- Utilizás más la cabeza que la intuición porque no sabés fomentar la aparición de “destellos de sabiduría”.
Cuando uno aprende a tolerar y sostener momentos de malestar y no tomar grandes decisiones allí para no equivocarse, se abre la inmensa posibilidad de que surjan, sin que lo esperemos, “atisbos de discernimiento”, luces que se prenden con el empuje de una intuición que nos permite elegir de manera muy adecuada.
La intuición que nace de lo profundo de nuestro corazón, guiada por una práctica meditativa de bondad y compasión por los demás y por uno mismo, tiene una potencia y una calidad de decisión insuperable.
Por eso el practicante de mindfulness que aprendió a cultivar cualidades como la curiosidad, la receptividad, la bondad y el cuidado por sí mismo y los demás, está en condiciones de hacer brotar, espontáneamente, esta sabiduría personal que lo acompaña.