A 5 años de la cuarentena: cómo impactó el aislamiento en la salud mental y qué costumbres modificó
A comienzos de 2020 el mundo cambió y ya nada fue igual. Los daños colaterales que afectaron la salud mental de muchas personas y la nueva percepción de la vida, en palabras de especialistas.
El 3 de marzo de 2020, Argentina registró su primer caso de coronavirus. Apenas 17 días después, el 20 de marzo, el presidente Alberto Fernández decretó el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO), con el objetivo de frenar la propagación del virus y evitar el colapso del sistema sanitario.
El ASPO impuso restricciones estrictas a la circulación, suspendió clases, eventos deportivos y culturales, dejando las calles desiertas de un día para otro. Sólo los trabajadores esenciales podían salir de sus hogares con la debida autorización.
En ese contexto, los casos de COVID-19 aumentaron rápidamente: el 20 de marzo ya se habían registrado 128 positivos en todo el país. Este panorama generó un vuelco significativo en la vida diaria de millones de argentinos. Las actividades sociales desaparecieron: cumpleaños, escuelas y gimnasios se volvieron virtuales o quedaron paralizados. Sectores como el turismo tardaron meses en reactivarse.
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Impactos del aislamiento en la población
La pandemia no sólo dejó su huella en las estadísticas, sino también en la salud mental. Según la psicóloga Romina Halbwirth, el aislamiento trajo consigo miedo, incertidumbre y soledad, lo que desencadenó un aumento en los trastornos de ansiedad y problemas para manejar el estrés. Aún hoy, muchas personas enfrentan incredulidad al recordar esos tiempos.
Por su parte, el psicólogo Miguel Espeche señala que la pandemia marcó un "antes y un después". Nos enfrentamos a la fragilidad de la vida, lo que generó niveles de estrés crónico y alteró nuestros hábitos.
Cambios culturales y aprendizajes
La pandemia también modificó costumbres culturales, como compartir mate, y nos enseñó nuevas formas de trabajar, estudiar y socializar en línea. Para algunos, esto representó una solución; para otros, aislamiento y desconexión.
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Halbwirth destaca que los niños, adolescentes y adultos mayores fueron los grupos más afectados por el encierro prolongado. Los trabajadores esenciales también llevaron sobre sus hombros una enorme carga emocional y colectiva.
Un nuevo enfoque para la vida
A cinco años del inicio de la pandemia, la experiencia nos dejó valiosas enseñanzas. Aprendimos a valorar la vida, disfrutar los momentos y priorizar nuestra salud mental. Hablar de lo que sentimos, reconectar con amigos y familia, y disfrutar actividades recreativas son pasos clave hacia la sanación.
“La vida es ahora”, concluye Halbwirth, recordándonos la importancia de vivir el presente con plenitud y consciencia.
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