A dos años de una jornada de alegría para el fútbol marplatense
La tarde del sábado 1 de septiembre de 2018 fue de puro goce para el fútbol marplatense, en especial para toda la familia de Cadetes de San Martín. Alejandro Soto volvió a jugar al fútbol después de superar un cáncer.
Fue, encima, en un triunfo por 2 a 0 ante Boca en el que el lateral izquierdo se dio el lujo de marcar un golazo. El festejo fue a lo grande, con los 11 jugadores encima de el armando una montaña de alegría mayor al simple hecho de un tanto: era el punto culmine de una lucha de superación.
“Empecé con los estudios en noviembre de 2016 y supieron bien que tenía cáncer en abril de 2017, cuando me hicieron una punción. Fue un golpazo, de la nada. No quedaba otra que afrontarlo y hacer el tratamiento. Fueron sesiones de quimioterapia para tratar el Linfoma no hodgkin, dentro del cáncer es una de las benignas. Hice las sesiones en Mar del Plata y a la quinta la enfermedad estaba nula. La doctora por precaución me mandó a La plata a hacer unos estudios. Ahí me dijeron que era necesario hacer un autrotransplante de médula para erradicarla completamente”, recordó Ale.
En aquel tiempo, debía también cumplir un estricto aislamiento. Estaba una semana internado, y el resto del mes encerrado, ya que tenía las defensas muy bajas y cualquier virus podría complicarlo. Luego, el tratamiento en La Plata, que consistió en la inyección de sus propias células madres a través de un catéter, hizo que estuviera un mes internado sin ningún tipo de contacto con la gente. Ese tiempo alejado de la familia y los amigos fue de lo más difícil.
La primera vez que tocó una pelota fue a los cuatro años, en una escuelita. Luego jugó un tiempo en Nación y en 2010 llegó a Cadetes, que se convertiría en su casa. Ese año, con la categoría 94, salieron campeones y con el tiempo pudo llegar a Primera.
“El encuentro con la cancha de fútbol fue increíble, hermoso. Lo que más esperaba. Desde que arranque con toda la enfermedad, lo único que quería era volver a la cancha. Fue inolvidable el partido. Me pidieron que le dé con todo en los últimos minutos, y yo pensé: algo es algo, peor es nada”, contó sobre los sentimientos antes de entrar, faltando diez minutos para el final.
Luego, el jugador por la banda izquierda se refirió al gol que logró convertir para desatar el festejo de todos. “Veo el video una y mil veces y no lo puedo creer, me emociono. Cuando tuve la pelota no se me vino nada más que pegarle y por suerte entró. El apoyo fue increíble. Desde que dijeron “Ale, vení”, toda la hinchada estaba gritando. Cuando hice el gol, miré para la tribuna y que se venían todos los chicos fue increíble. No lo puedo explicar”, afirmó.
Sus compañeros, inmediatamente se volcaron a mostrarle apoyo para acompañarlo durante la enfermedad. Ale se convirtió en un ejemplo para todo Cadetes. Siempre fiel a aportar incluso estando afuera y listo para saltar a la cancha una vez recuperado en su totalidad.
Su madre dice que todo pasa por algo y ahora podrá ser un ejemplo para los demás. A Ale le gusta repetir la frase “sin esfuerzo no hay recompensa” porque la considera real y lo vivió en carne propia. “Hay que seguir adelante, las buenas van a llegar”.