Advierten posible contaminación con mercurio por cambio de luminarias
La Asociación Inquietudes Ciudadanas, una ONG con una vasta experiencia en temas ambientales, viene recibiendo denuncias anónimas de miles de vecinos de la provincia de Buenos Aires acerca de la posible contaminación con el mercurio de las luminarias públicas que fueron reemplazadas en más de 30 ciudades bonaerenses y cuyo tratamiento no se hizo de manera correcta.
Al ver que se repetían los casos, comenzaron a investigar y notaron que son muchos los municipios que informaron acerca de planes para reemplazar la iluminación pública, adjudicaron contratos a través de licitaciones, cambiaron las viejas bombitas por lámparas LED, pero, en ningún caso, dieron cuenta de cómo destruyeron el material antiguo o si es que lo hicieron.
El abogado Mario Caparelli, presidente de la ONG, explicó a Infobae que, a través de una investigación, se recopilaron datos publicados por los municipios acerca del programa de sustitución de las luminarias, y se descubrió que eran miles y miles las bombitas que fueron cambiadas pero de las que aún no se sabe dónde están.
Incluso, determinaron que ninguno de los gobiernos locales informó en los pliegos de licitación qué debía hacerse con el material reemplazado, tal como lo marca la Ley Nacional 24.051 de Residuos Peligrosos y la Ley 27.356, mediante la cual Argentina suscribe el Convenio de Minamata, un acuerdo firmado por varios países en 2013 después de lo ocurrido en esa ciudad japonesa donde miles de personas murieron intoxicadas por mercurio. En el convenio, distintos estados se comprometieron a aplicar una serie de medidas para acabar con las emisiones de mercurio a la atmósfera y reducir paulatinamente los productos que contienen el metal.
"Esas lámparas usadas tienen que ser destruidas, mandadas a un sitio de disposición final como residuo tóxico. No solamente que tengan mercurio sino que tenga otros componentes que también ya se consideran tóxicos, como lámparas fluorescentes por ejemplo. Es grave porque se violan leyes nacionales y supranacionales", resaltó Caparelli.
Por lo pronto, desde la ONG se vienen comunicado vía mail con los municipios de General Pueyrredon, General Alvarado, Dolores, Pinamar, Almirante Brown, Avellaneda, Berisso, Berazategui, Campana, Cañuelas, Escobar, Exaltación de la Cruz, Ezeiza, Florencio Varela, San Martín, Hurlingham, Ituzaingó, José C. Paz, La Plata, Lanús, Luján, Malvinas Argentinas, Mercedes, Merlo, Moreno, Morón, Pilar, Quilmes, San Miguel, Tres de Febrero, Zárate y Bahía Blanca. En cada uno de estos lugares se llevaron a cabo planes de recambio de luminarias pero todos omitieron decir cómo fue la disposición final de los residuos. Hasta ahora no contestaron.
El mercurio es un elemento utilizado en sinfín de productos de uso cotidiano para millones de personas. Está presente, por ejemplo, en pilas, termómetros, barómetros, amalgamas dentales, algunos cosméticos y hasta en productos farmacéuticos.
Uno de los elementos más típicos hecho con compuestos de ese metal son las viejas lámparas usadas para el alumbrado público. Por eso, son consideradas residuos peligrosos y su manejo debe cumplir con leyes provinciales, nacionales e, incluso, supranacionales, aunque hay una fuerte sospecha de que en muchos lugares del país esto no se cumple.
"La exposición al mercurio (incluso a pequeñas cantidades) puede causar graves problemas de salud y es peligrosa para el desarrollo intrauterino y en las primeras etapas de vida. Puede ser tóxico para los sistemas nervioso e inmunitario, el aparato digestivo, la piel y los pulmones riñones y ojos", advierte la Organización Mundial de Salud, que considera a este metal líquido como uno de los diez productos o grupos de productos químicos que plantean especiales problemas de salud pública.
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