Argentina quiere ganar la tercera
No es lo mismo ganar o perder. No lo es para esta Selección argentina, un grupo humano que es dueño de un carácter único, un ADN vorazmente competitivo, un orden táctico y un instinto animal que lo trajo hasta Qatar. Un grupo que está en el umbral de la gloria eterna, de levantar la Copa del Mundo, de la foto del sueño que soñamos todos, de “jugar un Mundial” -como decía Pelusa- y ganarlo, como lo ganó el Diego.
Pero el camino no se negocia, porque el tránsito de este equipo por Qatar ya es inolvidable. ¿Cuándo hace que no sentías en el cuerpo y en el alma lo que sentiste durante estos días? Y lo más entrañable del fenómeno que se expande por la Argentina, nuestra tierra partida, la de las grietas que dividieron hasta lo más nuclear, nuestras familias, es la comunión. Los días más felices, entre tantas penurias postergadas, son de felicidad compartida.
“El grupo está en su mejor momento”, asegura Lionel Scaloni, el chofer de la “Scaloneta”. El DT, que llora cada vez que piensa en colectivo, asegura que su éxito mayúsculo es que todos los futbolistas que participaron de este proceso se sientan parte.
Y nosotros, cada uno desde el rol que le toca, sentimos lo mismo. De eso se trata este tiempo feliz. El #TodosJuntos no es un hashtag, es la posta: la gente en las calles, el abrazo de la cancha acá en Lusail, la celebración popular en cada plaza de cada provincia, las abuelas del fútbol. Llueven lágrimas en el verano de la República Argentina.
Todos, excepto un puñado de franceses, desean que Lionel Messi se corone en Qatar. Es el mejor Messi de la historia. Transformó todos los mandatos, las presiones, a su Cruz, a los críticos. Toda esa bola es nafta súper para la máquina imparable que deslumbra a propios y a los rivales.
Aunque, si se quiere, el perfil moral de esta Selección se parece a la personalidad del superhéroe sin capa que adoptaron los pibes, el Dibu Martínez, y al rigor físico de Nicolás Otamendi. Ese es el sustento antes de Francia, Messi y su magia blanca, y las garras de las fieras agazapadas.
No es lo mismo ganar o perder. No resiste el menor análisis. Pero esta realidad inherente al juego no invalida a lo que ocurrió hasta acá. ¿O acaso alguien se va olvidar de lo que sintió durante este tiempo, los días más felices, en el cuerpo y en el alma?
A horas del partido de fútbol más trascedente de la historia contemporánea, mojón en la era del deporte moderno, vale un agradecimiento. Y no se trata de relativizar la final. Somos felices otra vez, colectivamente, después de mucho tiempo. Que Messi levante la Copa. Que la gente cope las plazas. Que los chicos canten en las escuelas. Que sea un nuevo punto de partida para la Argentina, más allá de lo que pase ante Francia.
Probables formaciones
Argentina: Emiliano Martínez; Nahuel Molina, Cristian Romero, Nicolás Otamendi, Lisandro Martínez, Marcos Acuña; Rodrigo De Paul, Enzo Fernández, Alexis Mac Allister; Lionel Messi y Julián Álvarez. DT: Lionel Scaloni.
Francia: Hugo Lloris; Jules Koundé, Raphael Varane, Dayot Upamecano o Ibrahima Konate, Theo Hernández; Aurelien Tchouaméni, Adrien Rabiot; Ousmane Dembélé, Antoine Griezmann, Kylian Mbappé; Olivier Giroud. DT: Didier Deschamps.
Árbitro: Szymon Marciniak (Polonia), acompañado por sus compatriotas Pawel Sokolnicki (primer asistente), Tomasz Listkiewicz (segundo) y Tomasz Kwiatkowski (VAR).
Inicio: 12:00 (hora de la Argentina) Estadio: Lusail.
Fuente: TN