Asilo Unzué: un gigante ¿dormido?
Si bien en el edificio funciona la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, se han sumado nuevas leyendas en torno a la historia del lugar.
El Asilo Unzué, ubicado en el barrio de La Perla de nuestra ciudad, es un edificio emblemático con una rica historia que se remonta a principios del siglo XX. Fue inaugurado el 5 de marzo de 1912 y fue diseñado por el arquitecto francés Louis Faure Dujarric. El asilo fue una iniciativa de las hermanas María Unzué de Alvear y Concepción Unzué de Casares, quienes solicitaron su construcción en 1908.
El edificio originalmente funcionaba como un asilo-sanatorio para niñas entre 7 y 14 años, y estaba administrado por las Franciscanas Misioneras de María. El asilo incluía una escuela primaria y talleres de economía doméstica, costura, tejido y repujado de cuero. En 1911, las hermanas donaron el edificio a la Sociedad de Beneficencia de la Capital.
En 1997, el Instituto e iglesia Saturnino Unzué fue declarado Monumento Histórico Nacional. Hoy en día, el edificio es conocido como Espacio Unzué y depende de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia.
El Asilo Unzué de Mar del Plata es famoso por sus leyendas y mitos que han capturado la imaginación de muchos.
Además de las ya conocidas leyendas como túneles subterráneos, lamentos y llantos, monjas y cadenas y abortos clandestinos, hay otras menos conocidas pero que también han sido transmitidas de generación en generación y, aunque no hay pruebas concretas que respalden estas historias, siguen siendo parte del folclore local.
Las leyendas
El fantasma de la niña: Se dice que el espíritu de una niña que falleció en el asilo aún ronda los pasillos. Algunos afirman haber visto su figura en las ventanas o escuchado su risa en la noche.
La monja sin cabeza: Una de las leyendas más espeluznantes es la de una monja sin cabeza que aparece en los corredores del asilo. Se cree que fue decapitada en un accidente y su espíritu no ha encontrado descanso.
El piano encantado: En una de las salas del asilo, había un piano que, según cuentan, tocaba solo en las noches. Los acordes melancólicos se escuchaban por todo el edificio, creando una atmósfera inquietante.
El jardín de las sombras: El jardín del asilo también tiene su propia leyenda. Se dice que en ciertas noches, se pueden ver sombras moviéndose entre los árboles, como si fueran almas perdidas buscando paz.
Aunque tampoco hay evidencia concreta de estas historias, siguen siendo relatos fascinantes que capturan la imaginación de quienes las escuchan.
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