Atractiva tercera jornada en el Festival de Mar del Plata
La realizadora Clarisa Navas ingresa a la Competencia Internacional de Mar del Plata, con "Las Mil y Una", un filme donde enlaza territorio, lenguaje y sexualidad en la periferia urbana de la ciudad de Corrientes.
La película, que abrió en febrero pasado la prestigiosa sección Panorama de la Berlinale, se construye desde potentes actuaciones y los recovecos de una arquitectura que con el tiempo fue cayendo en picada como las condiciones de vida de las personas que viven allí, de un complejo de monoblocs conocido como Las Mil Viviendas.
Allí vuelve una chica después de años en Paraguay y otra, junto a dos amigos homosexuales, está tratando de descubrir por dónde pasan sus intereses, atracciones e intensidades.
Estas dos chicas van a conformar un vínculo que genera más de un rechazo y violencias pero que también abre nuevos caminos con posibles tránsitos para escapar a vidas sin salida.
"Un poco habla de esa resistencia que muchas veces se forma de manera silenciosa en las barriadas y que en algún punto tiene que ver con la generación de comunidad de afectos como la última resistencia posible", dijo sobre la película su directora, que vivió en Las Mil Viviendas.
En Competencia Latinoamericana ingresó este lunes "Los conductos", ópera prima en largometrajes del colombiano Camilo Restrepo, que ganó en la categoría de ópera prima en el Festival de Berlín.
Restrepo prefiere una narrativa espacial sobre un temporal para contar la historia de un joven de la calle, tomado por una secta y que decide que su única posibilidad de liberación pasa por el asesinato del líder, "el padre", del grupo religioso.
Una Medellín desde abajo, porque está atravesada por túneles pero también determinada por una espacialidad social y de aceptación es la que prefiere el realizador colombiano radicado en Francia, que utiliza para el relato una historia en parte vivida y en parte fabulada por el actor que la encarna.
La toxicidad del bazuko, la marginalidad, los pequeños robos y como fondo la violencia más grande, más determinante de una sociedad que desplaza y avanza con unos pocos además de cierta supervivencia de una guerra aún no finalizada dan pie al filme que prefiere ocultar pistas y se propone acaso como una serie de poemas dispersos (escenas) que se construyen en diálogo.
Hoy también ingresó a Competencia Latinoamericana, "Panquiaco", filme de Ana Elena Tejera, que plantea la disyuntiva del migrante o el exiliado, la identidad y la pertenencia.
Cebaldo ha vivido seis años en Rusia pero desde hace décadas reside en Portugal, trabajando a sueldo para un grupo de pescadores en un puerto. Ya grande, Cebaldo es ganado por la nostalgia, el recuerdo y el afecto de lo que quedó atrás y decide volver a la comunidad Guna Yala en Panamá, de donde proviene.
Entre el documental de observación y la ficción, la vuelta de Cebaldo no alivia las tensiones abiertas por el filme ya que en su aldea natal tampoco termina de encontrar un sosiego interior que lo reencuentro con su identidad sino que esta parece partida entre dos mundos, separada y unida por dos mares, como separa y une Panamá y como descubre a Balboa el personaje histórico Panquiaco, cuando le muestra uno y otro océano desde una colina.
Fuente: Télam