Ayrton Oviedo, un orador contra el bullying que busca “hablar de lo importante de manera entretenida”
El actor se presenta en colegios secundarios, donde busca generar conciencia a partir del humor y la construcción de un vínculo cercano con los jóvenes.
Ayrton Oviedo es actor y orador, pero además se presenta como comunicador. Y todas estas disciplinas le otorgan herramientas que le permiten explotar la principal actividad que desarrolla en el presente: dar charlas en colegios secundarios acerca del bullying, para generar conciencia, pero -sobre todo- para conectar con los jóvenes desde un lugar mucho más directo y cercano, lo que le permite llegar de una manera diferente a como lo haría un especialista solemne, de saco y corbata.
“Lo primero que hago es pararme delante de los pibes, con cara póker e inmediatamente tiro un chiste para plantear el código de que vamos a divertirnos en este rato. Sí o sí necesito hacer eso porque son años de ir probando y errando con muchas cosas. En otro momento por ahí me vestía más formal, pero hoy voy como me visto siempre, con pantalón roto, aritos, gorra. Y les hablo desde ese lugar sumamente descontracturado”, contó Oviedo.
En los últimos días, el actor y orador se presentó en dos colegios de la ciudad, el Stella Maris y el Don Orione, a donde fue a dar charlas con alumnos de primer año del secundario, convocado por los directivos de ambas instituciones, Daniel Romero Vargas y Ludmila Tonón, respectivamente.
En diálogo con Primera Tarde por Radio Mitre Mar del Plata, Oviedo detalló que desde hace muchos años que hace teatro, y que incluso desde ese lugar abordó estas problemáticas. “No sé si hay una clave en sí, creo que es importante amalgamar todas esas herramientas y comunicar desde un lugar entretenido. Hablar de lo importante de manera entretenida. Y hablar con los chicos, pararte delante de ellos y hablarles, es competir directamente contra la atención inmediata que tienen en Tik-Tok”.
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El orador destacó que su objetivo es “hacer entretenido un tema que atraviesa a los jóvenes en el día a día”. Para eso usa mucho de comedia, de stand up, pero también apela a la emoción e, incluso, el tono baja y puede ponerse serio. Desde la puesta en escena, pide que las sillas del auditorio se organicen como dos columnas, con un pasillo en el medio por donde él transita entre los alumnos. En determinado momento se generar una situación de tensión para que los jóvenes vean cómo poder resolverla sin caer en la agresión. Todo, asegura Oviedo, para mostrarse cercano y desestructurado.
“Tengo 27 años, soy más grande, pero trato de hablar el mismo código, y compartirles como si charlaran con un hermano mayor o un amigo. No me quiero presentar desde el lugar del profesional que les viene a hablar de esto. Si no, al contrario, les hablo de esto porque también fui adolescente, también fui pibe y quiero compartirles lo que a mí me pasó, me sirvió y que uso para compartirles en el día a día. Desde ese lugar genuino y tranqui. Juego para tener la atención de ellos que, la verdad, no es tarea fácil y cada día es un poquito más difícil”, comentó.
TIEMPOS VIOLENTOS
Ayrton Oviedo se refirió con preocupación a cómo en el presente lo que se ve y se consume en los medios, especialmente a partir de la presencia de Gran Hermano, son la violencia y la agresividad. “Qué loco que los ejemplos sean personas discutiendo. Que lo que tomen los chicos como ejemplo sean ciertos personajes que lo que hacen es gritar todo el día y maltratar al resto. Es muy loco porque eso es lo llamativo y también un poco lo que trato desde este espacio: no es que vengo a evangelizar, tratamos de charlar desde un lugar distinto”.
Para el actor y orador “este espacio, esa horita” que comparte con los chicos de cada colegio “es un momento en el que no hablamos de todo lo que está mal. Si no un espacio más de reflexión, de pasarla bien, un lugar sano y desde el que podamos construir. Los pibes piensan que está todo mal, todo podrido, porque es lo que está consumiendo. Porque tal personaje lo hace en la tele y no pasa nada”.
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En su discurso, Oviedo deja ver un problema más complejo de la sociedad, relacionado con el desinterés en resolver estos problemas como el del bullying. “Cuando hacemos estas charlas, las hacemos a la mañana para los alumnos y luego hacemos la charla abierta. Y de 500 padres que tenés, van 40. Es más importante quedarnos en casa viendo el resumen de Gran Hermano que ir a discutir un tema que va a definir el futuro de nuestros chicos. Siempre tenés al padre o madre del chico que lo padece, pero no al padre o madre del agresor, que tendrían que ver cómo ayudar”.
Los tiempos de las redes sociales, de la inmediatez de todo, de alguna manera condicionan el trabajo que realiza Oviedo: “Hay que hacer cambios constantes, porque al cerebro lo lineal lo aburre, mucho más peleando con las redes sociales que son dopamina constante. Lo que voy haciendo es jugar un poco, pero nunca desde un lugar de autoridad. Si alguien quiere participar lo hago participar, voy jugando con esas cosas porque los tengo una hora, hora y cuarto, porque más tiempo que ese no los puedo tener”.
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