Damas Rosadas: una vida destinada al servicio voluntario
Por Javier Novoa
Las Damas Rosadas se autodenominan como una organización de voluntarias comprometidas en el acompañamiento a la comunidad hospitalaria (profesionales, pacientes y sus familias) para facilitar y aliviar su estadía en el hospital. Sin embargo, son mucho más que eso, son el sostén de una comunidad, el apoyo que uno encuentra cuando ya no sabe donde ir.
Para ejemplificar, Paula Robles de Arenillas, presidente de las Damas Rosadas de Mar del Plata, hace 33 años que "está en servicio como dama rosada". "Me desempeñé en varios lugares, sala 8, alto riesgo, lactario, es un hermoso trabajo pero hay que tener mucha vocación de servicio", detalló.
"El apoyo que brindamos en el hospital es capacitar a las damas para que trabajen en distintas áreas y puedan colaborar con enfermeras en pediatría y a la vez ayudar de forma directa al paciente", explicó Paula sobre la formación que llevan a cabo dentro del nosocomio y resaltó: "Jugamos con niños, pensamos que necesidades tienen, les damos tareas, apoyamos a las madres en sala 8, parto normal, cesárea y en alto riesgo estamos para ayudar cuando las enfermeras solicitan algo".
Actualmente, entre el Hospital Materno Infantil y el Interzonal de Agudos hay 80 damas activas. Tienen una oficina en el segundo piso del Materno y llevan a cabo entrevistas a cada una de las mujeres que quieren formar parte de la organización.
"El hospital está muy bien, creció muchísimo para bien. Estamos bárbaro, hay salas súper modernas y profesionales excelentes", manifestó sobre el estado actual del nosocomio.
Los hombres no son aceptados en la organización, solo mujeres, sin embargo un caballero puede ayudar con donaciones de chupetes, pañales, toallas, mamaderas, crayones. Las mujeres si quiere pueden acercarse, tienen una entrevista y si son aceptadas comienzan el periodo de formación.
Sobre los 33 años de trabajo solidario, Paula analizó: "Uno tiene que estar fuerte, tener mucha vocación porque se ven cosas lindas y otras no tanto. Hay que estar siempre con una sonrisa y yendo para adelante". "Para mi estar acá es mi casa, realmente vengo con mucha alegría. Vivo lejos pero vengo prácticamente todos los días. Yo me siento feliz feliz de poder compartir todo con mis compañeras, con los niños y los profesionales. Vendré hasta que sean mis días finales", continuó.
Por último, recordó que también existe una residencia de madres. Es un lugar donde vienen las mamás que están en neonatología y tienen que estar mucho tiempo. El hospital les brinda el lugar y las damas rosadas colaboran atendiendo a las 12 madres que reciben alojamiento y las 4 comidas por parte del Estado.
"Entre pacientes, profesionales y las damas somos una especie de familia", cerró Paula orgullosa del trabajo que realizan día a día.