De pedir comida, a la final Olímpica: el camino de resiliencia de Dell Olio hasta París 2024
En diálogo con Marca Deportiva Radio (FM 99.9) el marplatense contó todo lo que atravesó para convertirse en deportista olímpico y como vivió lo sucedido en París.
La experiencia en París 2024 para todos los deportistas en competencia es distinta. Hay factores comunes, pero cada uno lo vive a su manera. Hasta el momento, la mejor actuación marplatense en los Juegos Olímpicos la protagonizó Matías Dell Olio con un octavo puesto en la final de Skate Street por lo que se llevó un diploma olímpico, algo que no han logrado muchos argentinos.
Después de tomarse un tiempo para bajar la tensión de todo lo vivido a medida que va tomando dimensión de lo que significó, habló en Marca Deportiva Radio (FM 99.9): "no es poco llegar a la final cuando al deporte argentino le ha costado mucho en los Juegos. La experiencia de estar en la villa olímpica y saber que se venía la competencia, fue increíble. Traté de no hacerme consciente de la magnitud de lo que pasaba porque había mucha presión de todos lados, mucho ruido externo. Quería reprogramar mi mente como si fuera un evento más pero cuando me metí en la final, me cayó todo de repente".
UN VIAJE ESPECIAL
La experiencia fue, de principio a fin, un viaje inolvidable. El ingreso a la Villa Olímpica fue el primer paso de esa aventura: "fue una locura porque recibimos la ropa, tenías la puerta de la habitación con tu nombre y la bandera argentina. Estaba todo el equipo del Comité Olímpico Argentino a disposición; el doctor de Maradona me atendió la mano, hacía fisio con Las Leonas, en ese momento me metí en una burbuja para dar lo mejor. Estuve al lado de los mejores atletas del mundo. Desde que llegué a la Villa ya era un ganador", afirmó el marplatense.
Como era su primera experiencia, trató de nutrirse de aquellos que tenía alrededor y llegaron a la gloria máxima: "me senté en la mesa con medallistas olímpicos como Walter Pérez que es un maestro y viajé con la gente del Comité Olímpico como Paula Pareto. Fui tratando de aprender de ellos para llegar y dar lo mejor. Pasó hace una semana pero todavía me cuesta creerlo porque hubo años de preparación para ese momento. Es un aterrizaje lento, cuando me levanto a la mañana me doy cuenta que esto realmente me pasó".
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Hubo muchas críticas sobre las condiciones en las que estaban los deportistas en la Villa Olímpica pero Dell Olio consideró que todo fue extraordinario: "no tengo nada de que quejarme, viniendo de una ciudad pequeña como Mar del Plata hasta ser un atleta olímpico; para mí la cama estaba re buena, la comida estaba increíble…lo viví de ese lado y con agradecimiento puro. No que pagar ni el café, ni el fisio, ni el gimnasio, ni nada; cuando siempre me lo tengo que pagar. La mayoría de la gente que se quejó es porque tiene demasiado, yo nunca tuve mucho y todo lo valoro", diferenció el skater.
LA COMPETENCIA
Después de meterse en la final olímpica, tenía el objetivo de pelear por las medallas, pero no pudo hacerlo porque no salieron los trucos que se había planteado. "Mi deporte es así, estuve a un truco de la medalla. Metí la rutina entera y cuando hice el último truco no salió, en la segunda tampoco me salió. Ahí fue cuando levanté la cabeza y pensé que era un ganador igual. Soy muy exigente, me fui re contento de estar ahí y a la vez estaba caliente de que me había fallado un truco. No me podía ir enojado del mejor momento de mi vida y me llevé todas las emociones juntas. Estaba triste, enojado, contento y orgulloso".
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Las emociones recorren el cuerpo constantemente y es lo que tienen los Juegos Olímpicos que no otorga ningún otro escenario internacional. Estremece y puede jugarte en contra: "fue el momento más emocionante de mi vida. Había 10 mil personas viendo en el estadio aproximadamente y millones mirando por tele. No me hice consciente hasta el último momento. Mi deporte es muy psicológico, la mayoría de los deportistas olímpicos me hablaban de la presión externa pero yo iba a hacer mi rutina y mis trucos, pude controlar mi cabeza que es lo más importante".
LIDIAR CON LA PRESIÓN
Cuando Simone Biles planteó la importancia de la salud psicológica del deportista, estaba hablando de cosas como las que le tocó vivir a Matías Dell Olio y todos aquellos que compiten en escenarios de tanta exposición: "la presión te aplasta, creo que es algo de lo que todavía no se habla lo suficiente. Le dije a mi familia que si no era muy importante no me llamen, tenes que estar presente y no quería consumir cosas que estuvieran por fuera del objetivo. Todo lo que pasa después también es muy importante porque tenemos que disfrutar el presente".
Es imposible no sentirse mal después de no alcanzar el objetivo, pero es parte de lo que hay que transitar y asimilar para seguir adelante. "Una de las noches me agarró un ataque de tristeza pensando en como se me escapó. Hay que darse el tiempo de escucharse a uno mismo. Tengo que agradecer a mi mamá, mi hermana, mi novia y la familia de mi novia que me acompañaron. Hoy estoy feliz porque, como me decían allá, una vez que sos olímpico, sos olímpico para siempre".
LAS DIFICULTADES QUE FORMAN PARTE DEL CAMINO
Para llegar al Juego Olímpico, Dell Olio tuvo que tomar una decisión de vida muy difícil: irse a vivir a Europa. Pero no lo hizo con un destino específico, sino que fue a probar suerte: "cuando decidí irme de Argentina, me fui a Barcelona y no fue fácil. Estuve un tiempo durmiendo en la calle, en la playa o en el sofá de mis amigos. Muchas veces comiendo una vez al día, estuve tres o cuatro semanas comiendo en un templo de la India donde te dan la comida, como si fuera un refugiado. Tenes que ir ahí y lavar los platos. La pasé mal para luego pasarla bien, tenía todas esas trabas para ver si podía superarlas. Sali de mi casa a pelearla, tratando de correr eventos para ganar un poco de dinero y comer, hablando a mis amigos y viendo donde comía día a día, no tuve casa durante muchos tiempo. Como argentino te la rebuscás, siendo educado y humilde, la gente te abre las puertas de la casa. Yo les decía cuál era el objetivo y luego mis acciones hablaron por mí".
Cuando empezó a encontrar cierta estabilidad, sabía que eso sólo no era suficiente y siguió tratando de progresar. "Lo mas difícil es entrenar al 100% y estar en el mismo lugar día por día, siempre tuve un amigo que me dio una mano pero no fue fácil. Empecé a estudiar, leer libros, aprender inglés y como era el juego que quería jugar. Hoy por hoy estoy octavo del mundo en los Juegos Olímpicos e incluso después de los juegos nos dieron un regalo de AirBNB para alquilar donde quisiera. Hoy tengo un lugar donde dormir, tengo plata para comer y estoy agradecido", dijo el marplatense.
De todas maneras, después de un breve descanso y de asimilar la intensidad de los últimos días, ya está de nuevo en carrera y empezará a competir: "es el momento de volver a la tabla, diseñar un plan y empezar a ver Los Ángeles 2028. Todo va muy rápido porque mi próxima clasificatoria olímpica empieza en 2026 y todos los preclasificatorios olímpicos los tengo el año que viene", anticipó.
El sacrificio era necesario en su realidad para poder progresar y lo hizo en silencio. Hoy todo su trabajo de muchos años, lo ha llevado a un estruendoso ruido que hizo al caer en París 2024. Trabajó por ello y tuvo su premio, pero no se conformará y seguramente irá por más.
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