Del roble pagano al pino navideño: orígenes y significados del árbol de Navidad
Tradicionalmente, el 8 de diciembre -Día de la Inmaculada Concepción de María- es el día que armamos el árbol de Navidad. Pero, ¿cuál es el verdadero significado de las tradiciones que rodean esta fecha?
En la antigüedad, los germanos estaban convencidos de que tanto la Tierra como los Astros pendían de un árbol gigantesco, el Divino Idrasil o Árbol del Universo, cuyas raíces estaban en el infierno y su copa, en el cielo. Para celebrar el solsticio de invierno –que se da en esta época en el Hemisferio Norte-, decoraban un roble con antorchas y bailaban a su alrededor.
“Los pueblos de Europa del Norte -aún en la Edad Media- seguían practicando el culto de tradición pagana a los árboles, muy especialmente al roble. Una vez al año, durante el solsticio de invierno, aquellos hombres se reunían, pidiendo protección para ellos, sus familias, ganados y cosechas”, detallaba en una columna la profesora de historia Patricia Lasca.
Cuenta la tradición que alrededor del año 740, San Bonifacio –el evangelizador de Alemania e Inglaterra- derribó ese roble que representaba al Dios Odín y lo reemplazó por un pequeño abeto, símbolo del amor eterno de Dios, por sus hojas siempre verdes. Este árbol fue adornado con manzanas (que para los cristianos representan las tentaciones) y velas (que simbolizaban la luz del mundo y la gracia divina). Al ser una especie perenne, el pino es el símbolo de la vida eterna. Además, su forma de triángulo representa a la Santísima Trinidad.
Continuaba Lasca: “Los pueblos evangelizados tomaron la idea del árbol para celebrar el nacimiento de Cristo: se adornaban con velas que representaban la luz de Jesucristo como luz del mundo y con manzanas, que simbolizaban el pecado original y las tentaciones. Con el paso del tiempo, las velas se cambiaron por luces y las manzanas por esferas u otros adornos. Las esferas simbolizan los dones de Dios a los hombres y las luces significan la luz de Cristo”.
Los primeros árboles navideños
En la Edad Media, esta costumbre se expandió en todo el viejo mundo y, luego de la conquista, llegó a América.
El primer árbol de Navidad -decorado tal como lo conocemos en la actualidad- se vio en Alemania en 1605 y se utilizó para ambientar la festividad en una época de extremo frío.
A partir de ese momento, comenzó su difusión: a España llegó en 1870, a Finlandia en 1800, y en el Castillo de Windsor –en Inglaterra- se vio por primera vez en 1841, de la mano del Príncipe Alberto, el esposo de la Reina Victoria.
Qué significa cada adorno del árbol de Navidad
Con el paso de los años, las manzanas y velas del comienzo se convirtieron en las tradicionales esferas y las guirnaldas con luces de colores.
- Las “bolitas” representan los dones que Dios les da a los hombres. Las de color azul simbolizan el arrepentimiento; las rojas, las peticiones; las doradas, alabanzas; y las plateadas, agradecimiento.
- La estrella: es habitual ponerla en la punta. Ésta representa la guía de la fe.
- Las cintas y moños simbolizan la unión familiar y la presencia de las personas queridas alrededor de todos estos dones.
- Los angelitos son los mensajeros entre los hombres y el cielo y son los encargados de protegerlos.
- Las luces tienen el sentido de iluminar el camino en la fe.
Y lo más importante: más allá del tamaño del arbolito o de los adornos que tengas, es celebrar en familia, con amor, fe y esperanza.
Fuente: Clarín.