¿Destino o repetición insconsciente?
La licenciada en Psicología María Noel Lucano sostiene que muchas veces atribuimos experiencias negativas a la mala suerte pero estas no solo se reproducen inconscientemente sino que además guardan relación con vivencias de nuestra infancia.
Probablemente en más de una ocasión, te habrás encontrado envuelto en una serie de sucesos conocidos, ya vividos, repetidos, usualmente incómodos y generándote esa sensación de no poder evitar “caer” en la misma historia una y otra vez. No entendés muy bien por qué, pero resulta que te volvés a encontrar en la misma situación, ante la misma dificultad o te chocas con el mismo tipo de personas.
¿Por qué siempre me pasa lo mismo? ¿Por qué siempre termino saliendo con hombres (o mujeres) casados? ¿Por qué mis socios vuelven a traicionarme?, ¿Por qué mis amigos nunca están cuando los necesito?
Como éstas, una lista enorme de preguntas que te hacen ver que por un motivo u otro concluís “repitiendo” la misma historia.
Es entonces cuando empiezan a aparecer otra serie de preguntas o planteos que pueden llevarnos a pensar si todo aquello que se repite es azaroso o existe alguna causa puntual que ocasiona la repetición y más aún si existe alguna forma de evitar que lo que nos hace daño o no nos gusta, vuelva a ocurrir.
¿Será que aquello que no puedo dejar de repetir, se lo llama “destino”?
¿Qué se repite cuando se repite?
La compulsión de repetición es un concepto que Freud definió para intentar dar un fundamento al impulso de los seres humanos a repetir actos, pensamientos, sueños, juegos, escenas o situaciones desagradables o incluso dolorosas.
Es un proceso de origen inconsciente a través del cual una persona repite, de alguna manera, antiguas experiencias sin recordar que siempre termina sucediendo lo mismo.
La repetición es uno de los principales temas por los cuales los pacientes llegan al consultorio.
Lo que se repite, es aquello que le sucedió al sujeto en un periodo de su vida y se le vuelve a repetir, sin que él sepa cómo salir de ese círculo.
Puede ser que lo que se repita sean síntomas físicos, actitudes, situaciones o relaciones. Estas repeticiones pueden generar en el sujeto angustia y la sensación de estar encerrados en un mismo ciclo sin poder modificarlo. Se repite aquello que nos “trauma”, que nos duele.
Aparecen constantemente experiencias penosas, de conflictos, de peleas, de situaciones dolorosas, soledad, problemas de amor, de pareja, etc. Estas situaciones actuales se caracterizan por la repetición de los mismos errores y fracasos, causando así, un vacío existencial y gran displacer.
Repetimos infancia
Desde el psicoanálisis, esta repetición del destino es de origen inconsciente y surge en la niñez, en las primeras experiencias infantiles que fueron dolorosas, tristes, traumáticas. Estas primeras experiencias que no han podido ser superadas y elaboradas de manera positiva, tienen como consecuencia que la persona las repita durante su vida adulta.
El miedo al abandono, fracasos, problemas de pareja, traiciones, corresponden a patrones que se repiten en la vida de la persona y tiene una correlación con las primeras relaciones familiares.
El sujeto repite en su vida actual, esas experiencias infantiles primarias dolorosas. Entonces, de forma inconsciente y automática, “resuelve fallidamente” (no exitosamente) las situaciones actuales repitiendo la forma en que solucionó los problemas emocionales infantiles.
“Infancia es Destino”
Lo que sucede en los primeros años de nuestra existencia va a marcar nuestra vida futura; lo que sucede en la primera infancia es la vida original, lo demás es una re-edición de esas experiencias y acontecimientos del allá y el entonces; por eso la gran importancia que dentro de una psicoterapia se aborde la experiencia del paciente respecto a los recuerdos que tiene de su niñez, que pueda acceder a dichas vivencias a través de su propia palabra.
¿Es la repetición algo inevitable?
Desde la terapia psicoanalítica se apunta a llegar a “eso” que al sujeto le hace repetir. Un análisis comienza para poder entender y elaborar el origen de sus angustias, lo que ocasiona su malestar.
Al entender las causas, no sólo se alivian los síntomas (que pueden ser las misma actitudes, conductas, elecciones y decisiones que causan el malestar y el dolor), sino que fundamentalmente accedemos a la posibilidad de hacer un quiebre en este ciclo de repeticiones, lo que comúnmente se confunde con el “destino”.
Lo que sucede en la mayoría de las situaciones es que lo pacientes no registran su nivel de responsabilidad (aunque sea algo inconsciente) en la repetición. Y suelen buscar una justificación o explicación a esta situación dándole a la repetición un significado del estilo “karma o destino”, como si se tratara de algo predeterminado, que no tiene nada que ver con uno mismo y de lo cual no se puede “escapar”. La repetición de fracasos es de manera negativa y masoquista. Por lo tanto, la persona queda en una actitud de víctima frente al destino, no siendo consciente de que ella tiene responsabilidad en lo que le ocurre.
Podríamos hablar en todo caso, de la posibilidad de repetir de manera diferente, o al menos de una “versión mejorada” de la repetición. Esto implicaría poder salir de ese círculo compulsivo y del que no se tiene conciencia en principio, para pasar a ser conscientes de lo que uno elige, de lo que uno hace y de lo que uno desea.
Esto nos da dimensión de que somos libres, inclusive más alá de ciertos condicionamientos que nos han dejado huellas y que nos impulsan a realizar ciertas elecciones o tener ciertas actitudes que aunque nos parezcan ajenas nos pertenecen. Nos pertenecen porque forman parte de nuestro psiquismo, de todo aquello que configuró nuestra personalidad, pero eso no nos hace menos libres ni menos responsables.
Esto implica comprender que no hay necesariamente un destino marcado, prefijado e inamovible y que tenemos la posibilidad de modificar nuestra historia, ser “hacedores” de nuestro camino.
Un buen proceso terapéutico permite trabajar sobre las causas que ocasionan las repeticiones, elaborar aquello ha dejado marcas o huellas y que genera actualmente malestar, para elegir con responsabilidad de qué manera continuar. De esta manera, la repetición ya no formaría necesariamente, parte del menú de nuestra vida y de nuestras elecciones.
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