Detuvieron en Moreno al asesino en silla de ruedas que mató a un hombre de cuatro tiros
Es la cuarta detención por la causa. Sus cómplices ya habían sido localizados y capturados.
Lo buscaban desde hace casi una semana, con la presunción de que quizás no llegaría lejos: Gonzalo Daniel Moya (22) fue detenido este sábado en Moreno, luego de varios días prófugo, desde que mató a otro hombre de cuatro tiros en el marco de una discusión. Estaba escondido en la casa de un familiar, en la misma localidad en que ocurrió el asesinato, y se convirtió en el cuarto detenido por la causa. El autor del crimen, en silla de ruedas, había logrado fugarse.
Desde el domingo a la madrugada en el barrio La Perla, de Moreno, no se sabía nada de Moya. Ese día, a las 5.45 de la madrugada, en la vereda de una casa de la calle La Plata, entre Evaristo Carriego y Cataluña, a Moya –que usa la silla de rueda por una lesión tras un accidente de tránsito–, lo acarreaba una amiga, o eso parece por lo que se puede observar en un video de una cámara de seguridad de la zona. La secuencia no alcanza los dos minutos.
Moya y la mujer que lo llevaba estaban acompañados de un hombre, y los tres se disponían a bajar de la vereda a la calle. Entonces un Volkswagen Bora bordó (con retazos de gris) se acerca, del que baja desde la parte trasera un hombre vestido con la camiseta de la Selección, quien saluda al trío.
Da un beso a la mujer que llevaba a Moya, pero se muestra hostil e increpa al otro hombre que acompañaba a Moya. Otro hombre sale de una casa e intenta calmar la cuestión, pero la violenta resolución del conflicto la aportó el hombre de la silla de ruedas: cuatro tiros; uno en la cabeza, otro en el cuello y dos en el abdomen, todos letales para la humanidad de su blanco.
La víctima, luego identificada como Brian Agustín Rodríguez (28), quedó tendida en el piso, agonizante, situación que fue aprovechada por el hombre que había salido de la casa para calmar la discusión, que bolsiqueó al agonizante y le robó el celular y otras pertenencias. El auto que llevó a Rodríguez hasta el lugar en que murió asesinado arrancó raudamente; y Moya y sus laderos se esfumaron, con la parsimonia que requirió el traslado del asesino.
Investiga desde entonces la Unidad Funcional de Instrucción N°6 de Moreno, bajo la tutela de la fiscal Alexandra Pique. En el transcurso de la semana, se lograron tres detenciones: una pareja fue atrapada en Lomas de Zamora, acusados de ayudar a huir a Moya; misma acusación recibió un menor de 16 años -que en un principio se lo confundió con el asesino, al trascender erróneamente que era menor-, que se entregó en la Comisaría N°8 de Las Catonas, Moreno. Todos ellos enfrentan cargos por encubrimiento agravado.
En otro video de cámaras de seguridad urbanas, que fue peritado por los investigadores, se alcanza a ver la intersección de dos calles de tierra, y en una de las cuales transita Moya y sus ayudantes, en sentido contrario del que emerge un Peugeot 208 blanco a alta velocidad, al que se sube el tirador y se esfuma. Con esas pruebas buscaban a Moya los investigadores de la DDI de Moreno, y lo encontraron este sábado.
El criminal estaba en la casa de un familiar, en el mismo barrio de la misma localidad del oeste del conurbano bonaerense en donde se convirtió en asesino. Ahora, ya detenido, se saben de él algunos detalles: actualmente usa silla de ruedas, dado que padeció una reciente fractura de fémur, resultado de un accidente a bordo de una moto; y desde hace tiempo pesaban sobre él antecedentes penales por tenencia y venta de drogas. Sin embargo, según dejaron trascender habría otro móvil.
La hipótesis que más fuerza toma por estas horas no es el de ningún eventual ajuste de cuentas por temas de estupefacientes, sino de rencores y celos por una mujer con la que habría estado saliendo Rodríguez antes de ser asesinado.
También dejaron entrever que la discusión que terminó con el trágico final fue la segunda del domingo: horas antes, Rodríguez se habría retirado de la primera reyerta advirtiendo que volvería. Lo que no sabía aún es que lo haría para morir.
Fuente: Clarín
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