Día Mundial para la concientización de la epilepsia
Este 26 de marzo, se conmemora a un síndrome que afecta a millones de personas de todas las edades alrededor del mundo. En Argentina, se estima que son alrededor de 300.000 las que conviven con este padecimiento neurológico.
La epilepsia no es una enfermedad en sí misma, sino un síndrome caracterizado por la repetición de crisis convulsivas. Esta condición puede manifestarse con diferentes frecuencias, desde episodios aislados cada varios años hasta múltiples crisis diarias.
Según especialistas en el área, para diagnosticar a una persona como epiléptica, debe haber experimentado al menos dos convulsiones o presentar una patología subyacente que las provoque, como un tumor en una región del cerebro propensa a generar estas crisis.
Generalmente, la primera consulta con un especialista ocurre tras un episodio convulsivo. Sin embargo, haber sufrido una sola crisis no implica automáticamente que la persona padezca epilepsia, ya que existen múltiples factores que pueden desencadenar un episodio aislado, como infecciones, deshidratación, alteraciones metabólicas o intoxicaciones.
El diagnóstico de epilepsia se establece cuando se confirma que el paciente tiene una predisposición a sufrir crisis recurrentes. Esta determinación se basa en la presencia de múltiples episodios, estudios neurológicos como electroencefalogramas o resonancias magnéticas alteradas, o la identificación de anomalías en la evaluación clínica.
Puede interesarte
Clasificación de la epilepsia y sus crisis
Existen diferentes tipos de epilepsia según su origen y presentación:
Idiopática: No se identifica una causa específica, y el paciente solo experimenta convulsiones sin alteraciones en los estudios médicos.
Probablemente sintomática: Aunque no se ha detectado la causa, se sospecha que existe una condición subyacente.
Secundaria o sintomática: Se conoce la causa, que puede ser un accidente cerebrovascular (ACV), un traumatismo craneoencefálico, un tumor cerebral o enfermedades neurodegenerativas, entre otras.
Las crisis convulsivas pueden ser:
Generalizadas: Involucran ambos hemisferios cerebrales, provocando pérdida de conciencia, caída al suelo y rigidez corporal seguida de movimientos involuntarios. Es común que el paciente muerda su lengua o pierda el control de esfínteres. La recuperación suele implicar cansancio extremo, dolor de cabeza y desorientación.
Parciales: Se limitan a una región específica del cerebro y pueden afectar solo una parte del cuerpo, ocasionando dificultades en el habla, pérdida de control en una extremidad o movimientos involuntarios localizados.
Puede interesarte
Primeros auxilios durante una crisis convulsiva
Durante un episodio convulsivo, el paciente puede emitir un sonido inicial debido a un espasmo laríngeo y presentar contracciones en la mandíbula, lo que puede llevar a morderse la lengua. Sin embargo, no es recomendable intentar introducir objetos en su boca, ya que esto podría causar lesiones innecesarias.
Lo más importante es proteger su cabeza para evitar golpes y permitir que la crisis siga su curso sin intervenir directamente, pues no hay forma de detenerla desde el exterior. En la mayoría de los casos, los episodios duran alrededor de un minuto, aunque pueden extenderse hasta tres minutos.
Una vez finalizada la convulsión, es recomendable colocar al paciente de costado para prevenir complicaciones en caso de vómito. En esta fase de recuperación, el individuo suele experimentar un profundo agotamiento y puede reaccionar de manera agresiva.
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión