Diego Maggi, de la tribuna a la cancha en una noche para ser campeón panamericano
El integrante de la Selección Argentina de Básquet recordó con Marca Deportiva como estaba afuera a poco de iniciar el torneo y terminó consagrándose con el equipo nacional.
El camino de los Juegos Panamericanos de 1995 entregó un hito muy particular que fue la medalla de oro obtenida por el Seleccionado Argentino de Básquet. Aquél título fue la primera consagración panamericana para el país y derrotando en la final, nada menos que a Estados Unidos.
Fue una de las disciplinas que estuvo en duda hasta cierto punto por no contar con la cantidad de participantes mínimos, pero luego Argentina lo asumió con la seriedad del caso, teniendo en cuenta el enorme desafío que significaba. También hubo cambios de último momento que le permitieron jugar, por ejemplo, a Diego Maggi aquél inolvidable torneo.
En diálogo con Marca Deportiva recordó que “empecé los entrenamientos igual que todos en La Rioja y me lesioné el primer día”. Parecía que su destino no era jugar el Panamericano y debía asimilarlo: “Nos quedaban 15 o 20 días así que quedé afuera, me volví a Mar del Plata y cuando ya faltaban pocos días conseguí una credencial para ir a ver el torneo".
Sin embargo, horas antes del estreno, el escenario cambio: “Debutábamos un domingo y el sábado a las 11 de la noche recibo la llamada de Guillermo Vecchio (DT) para reunirse conmigo y explicarme que iba a haber una ausencia en el equipo, que era la de Hernán Montenegro y que necesitaba que yo me incorporara al grupo”.
De estar afuera a terminar como gran protagonista en un plantel que tenía muchos jugadores talentosos y apuntaba a ser protagonista: “de la noche a la mañana, nunca mejor dicho, pude integrar el grupo, jugar y salir campeón panamericano con muchísima alegría en mi ciudad, en Mar del Plata, y además terminar siendo escolta de bandera en el desfile final”, resumió Maggi.
UN CAMINO COMPLEJO
Argentina debutó ante Estados Unidos en el torneo, un plantel que tenía jugadores profesionales, pero sin NBA, y lo superó de manera agónica por 68-67, con Juan Espil como goleador (27 puntos). Luego de ese envión, llegarían triunfos ante Uruguay (83-81), México (90-80), Puerto Rico (87-86) y Brasil (95-75), para cerrar una etapa clasificatoria de lujo.
En el tramo final, Uruguay era el rival para las semis y otra vez, los dirigidos por Vecchio se hicieron fuertes para derrotar con claridad a los “charrúas” por 90-74. Argentina ya había logrado un podio lo cuál era un gran avance luego de años sin poder alcanzarlo. La final sería nuevamente ante el equipo norteamericano.

En un Polideportivo colmado Argentina cerró el torneo con otro durísimo encuentro el sábado 25 de marzo cuando superó a Estados Unidos para desatar un festejo poco frecuente para el básquet nacional que había logrado su último podio panamericano en 1955 pero nunca había logrado la dorada.
Juan Espil fue el gran goleador de ese partido con 22 puntos pero además fue el máximo artillero del torneo. Un plantel que era la base del Mundial de Canadá y que tenía un joven Fabricio Oberto junto a la experiencia de Luis Villar, Diego Maggi o Rubén Wolkowyski, más talentos extraordinarios como los de Marcelo Milanesio o Esteban De La Fuente.
EL PLANTEL
Diego Osella - pivote
Fabricio Oberto - pivote
Gabriel Cocha - base/escolta
Cristian Aragona - base
Esteban De La Fuente - alero
Luis Villar - ala pivote/pivote
Diego Maggi - pivote
Juan Espil - escolta
Jorge Racca - escolta/alero
Marcelo Milanesio - base
Esteban Pérez - alero
Rubén Wolkowyski - pivote
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