El club de las cinco: Bebé Reno + Gosling + Seinfeld + Garfield + Stewart
Cinco recomendaciones (o no) de cine y series para el fin de semana: “Bebé Reno”, “Profesión peligro”, “Sin glasear”, “Garfield” y “Amor, mentiras y sangre”.
BEBÉ RENO (miniserie) creada por Richard Gadd, con Richard Gadd, Jessica Gunning, Nava Mau. En Netflix.
-Cada vez que Netflix está contra las cuerdas, saca un manotazo ganador que lo pone nuevamente en la pelea. Tal vez un éxito impensado en la plataforma, esta miniserie británica creada y protagonizada por Richard Gadd se convirtió en ese rumor del que todos hablan y que resulta difícil saltear. Hay en la composición de Bebé Reno muchos de esos elementos que molestan: sordidez, misantropía, un poco de miserabilismo, algo de exacerbación de lo desagradable. Pero por una vez este combo de explotación parece tener sentido. En primera instancia es la historia de un comediante fracasado que sufre el acoso de una mujer con evidentes problemas psiquiátricos. Pero es, en el fondo, el relato de un tipo que se desarma y se vuelve a armar a partir de una serie de tragedias que parece provocar a propósito. Porque Gadd elude la imagen de la víctima para autoanalizarse con un nivel de descarno y sinceridad que hace recordar a las obras del inolvidable Fernando Peña. Por eso, toda esa exposición del fondo más podrido que toca el personaje no huele tanto a ese efectismo tan propio del cine y las series actuales, si no a una dosis de realidad incómoda, tan incómoda como la mejor comedia negra sabe ser. Luego, sí, están todas las noticias que surgen y pueblan la web y los magazines televisivos y radiales, algo que enturbia los logros de esta miniserie intensa y, por momentos, asfixiante. La actuación de Gunning es increíble.
PROFESIÓN PELIGRO dirigida por David Leitch, con Ryan Gosling, Emily Blunt, Aaron Taylor-Johnson. En cines.
-David Leitch dirigió junto a Chad Stahelski esa maravilla de John Wick. Luego tomaron caminos separados y mientras Stahelski logró consolidar un estilo que funciona a la perfección en la saga con Keanu Reeves, Leitch demostró ser medio un inepto, pero uno muy exitoso: fue el director de las dos irritantes Deadpool. Es decir, lo suyo es un estilo pirotécnico con personajes sobrecargados en su esfuerzo por ser excesivamente ingeniosos, graciosos, cancheros; lo mismo que le pasa a su estilo visual tan lleno de detalles como vacío. Tal vez la cima de la banalidad sea Tren bala. Bueno, ahora olvidemos todo lo que dijimos porque Leitch logró su mejor película a la fecha: Profesión peligro -remake de una vieja serie con Lee Majors, que tiene un simpático cameo- es una comedia de acción que funciona en ambos terrenos, que homenajea a esos nobles artesanos del golpe y el porrazo que son los dobles de riesgo y que encuentra en Gosling y Blunt una pareja con gran química, que explota -literalmente- en la pantalla. De hecho, es la primera vez que una película de Leitch tiene personajes con elementos humanos con los cuales nos podemos identificar. Por cierto, una película divertidísima con un par de secuencias memorables, y que sabe ser cine dentro del cine con gracia y espíritu lúdico.
SIN GLASEAR dirigida por Jerry Seinfeld, con Jerry Seinfeld, Melissa McCarthy, Jim Gaffigan. En Netflix.
-Jerry Seinfeld creó la sitcom definitiva y eso le alcanzó para ser una celebridad y, a esta altura, una leyenda. Por eso su debut en la dirección de un largometraje generaba cierta expectativa. Como corresponde a un gran comediógrafo como es, defrauda a todo el mundo. No porque Sin glasear sea una mala película, sino porque básicamente lo que hace es ir por el camino más absurdo y delirante posible, bien lejos del prestigio y la cosa pretenciosa que algunos esperarían. Su película toma una disputa real entre Kellogg’s y Post en los 60’s por la invención de un nuevo producto para los desayunos para construir una comedia de una velocidad olvidada en la comedia actual, y una apuesta por el chiste que emociona. Casi que todas las líneas de diálogo tienen un chiste y si bien no siempre acierta, lo hace las más de las veces. Y la película tiene múltiples ideas, como la cofradía de lecheros malvados, las mascotas revolucionarias y esa secuencia en la que entierran a una persona con todos los honores del mundo de los cereales (?). Es decir, Seinfeld agarra una historia real y la llena de inventos geniales, de observaciones únicas: desayunar cereales con leche es “beber y comer con la misma mano”. Seinfeld logra la biografía más descaradamente falsa de la historia. Se agradece.
GARFIELD: FUERA DE CASA dirigida por Mark Dindal, con las voces originales de Chris Pratt, Samuel L. Jackson, Hannah Waddingham. En cines.
-Hollywood lo intenta, una y otra vez. No funciona. En la tira cómica de Jim Davis, Garfield era un gato hedonista con una serie de observaciones irónicas sobre la realidad. Y algo de eso hay en el prólogo de esta nueva adaptación cinematográfica, pero lo que le sigue es una aventura básica y vulgar, digamos como una película Dreamworks hecha sin demasiada creatividad, en la que le quitan todo el encanto al personaje. Garfield sale a la aventura tras reencontrarse con su padre, un gato callejero que lo abandonó cuando cachorro. Y quedan a merced de una gata malvada que los obliga a robar litros y litros de leche de una compañía láctea. Dindal (que dirigió la horrible Chicken Little, debería haber recordado ese dato antes de poner expectativas a esta película) intenta disimular la pobreza del material con un ritmo veloz que es más confusión que otra cosa. Nada, o muy poco, funciona en esta película que busca en algunos momentos emotivos una justificación narrativa.
AMOR, MENTIRAS Y SANGRE dirigida por Rose Glass, con Kristen Stewart, Katy O'Brian, Ed Harris. En cines.
-Esta película es como ET. Bueno, no es como la obra maestra de Steven Spielberg, pero sí aprovecha un personaje que cae como un OVNI a romper todo. Eso representa la fisicoculturista interpretada por Katy O'Brian, una anomalía dentro de un relato que parece ubicarse dentro de la lógica del policial indie norteamericano (ese de rutas y pueblos polvorientos) y que su presencia lleva hasta los límites del fantástico y el absurdo. Lou (Stewart) trabaja en un gimnasio mientras busca distancia de su padre, el mafioso del pueblo. Pero la tranquilidad se resquebraja con la aparición de Jackie (O’Brian), cuya musculatura hiperbolizada le da movimiento y nervio a esta película desfachatada que no teme a cruzar ningún límite del ridículo. Si bien la directora Rose Glass parece caer en algunas tentaciones de la provocación superficial, lo cierto es que hay tal nivel de riesgo en Amor, mentiras y sangre, que los gestos cancheros quedan sepultados detrás de las múltiples apuestas y la vocación por lo inusitado. Y, sobre todo, por romper los esquemas y mover el piso del espectador que mira todo en piloto automático. Una película para amar o para irritarse.
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión