El club de las cinco: Martínez + Garland + Borensztein + gatito + Downey Jr.
Cinco recomendaciones (o no) de cine y series para el fin de semana: “Bellas artes”, “Guerra civil”, “Descansar en paz”, “Un gato con suerte” y “El simpatizante”.
BELLAS ARTES (serie) creada por Mariano Cohn, Andrés Duprat y Gastón Duprat, con Oscar Martínez, Koldo Olabarri, Aixa Villagrán. En Star+.
-Luego de Nada, que había representado un paso adelante hacia cierto nivel de sensibilidad en la obra de Cohn y Duprat, Bellas artes los devuelve al terreno que mejor conocen, que es de la misantropía y las lecciones morales gritadas a los cuatro vientos. Si bien pareciera que progresivamente los personajes que imaginan los autores se van haciendo cargo de ese lugar distante y obtuso que ocupan, siguen configurando universos forzados hacia la estupidez con el fin de confirmar las tesis sociológicas acerca de que la mayoría del mundo es idiota, malvado, indolente y acomodaticio. Como siempre el mundo del arte y la postura esnobista es algo que convoca el interés de Cohn y Duprat, y en esta historia sobre una suerte de dinosaurio que se hace cargo de la dirección de un museo de arte contemporáneo en Madrid las posibilidades son infinitas. Si bien se agradece que se animen -y a veces acierten- a un discurso tan a contracorriente de la mirada progresista culposa del presente, también es cierto que lo hacen con un nivel de maniqueísmo exasperante y con personajes que lejos de generar empatía provocan irritación. Bellas artes es además una oportunidad perdida, porque ese mundo cerrado del museo daba para una mirada humorísticamente compleja a lo The Office, pero en el fondo -por más que se crean provocadores- Cohn y Duprat no hacen más que tirar dardos complacientes a su público potencial. Funciona por momentos.
GUERRA CIVIL dirigida por Alex Garland, con Kirsten Dunst, Wagner Moura, Cailee Spaeny. En cines.
-“Emosido engañado” rezaba el grafiti hecho meme. Y un poco de eso hay aquí si pensamos en los tráilers y en la promoción de la nueva película de Garland. Porque en verdad, más que una reflexión política acerca de cómo las sociedades se acercan a su abismo, Guerra civil es una película sobre profesionales, sobre periodistas y corresponsales de guerra apasionados por su trabajo que se preguntan por qué y para qué hacen lo que hacen, pero en el fondo no pueden dejar de hacerlo. Ese es el centro dramático de la película, que pone a una fotógrafa, su compañero periodista, un periodista más veterano y una joven fotógrafa en viaje hacia Washington para entrevistar a un todopoderoso presidente que intenta perpetuarse en el poder mientras el combate estalla a lo largo y ancho del mapa de los EE.UU. La película logra ser espeluznante en su especulación sociológica (y acierta al aportar una confusión ideológica que no permite ver sus cartas), pero resulta mucho más interesante cuando se centra en ese grupo humano que vive su actividad con pasión y gusto por la adrenalina. Por lejos, la mejor película de Garland.
DESCANSAR EN PAZ dirigida por Sebastián Borensztein, con Joaquín Furriel, Griselda Siciliani, Gabriel Goity. En Netflix.
-La nueva película de Borensztein tiene una premisa atractiva: es el año 1994 y una familia de clase media alta atraviesa una crisis irremontable a partir de incontables deudas que ha contraído el padre. Pero un hecho fortuito -que es de paso una de las tragedias más grandes de aquella década en Argentina- permite que el hombre desaparezca de los lugares que solía frecuentar, inicie una nueva vida en otro país y le quite de paso un peso de la espalda a su familia. Hasta ahí la película funciona, especialmente en el abordaje de la psicología de un personaje algo alienado, en la incomodidad de su planteo y en el retrato de una época signada por el sálvese quien pueda. Pero, tentado por el thriller, Borensztein construirá un giro final que pone a la película en el terreno del relato de venganza. Lo psicológico desaparece y lo que nos queda es un film de suspenso mal trazado, con algunas decisiones narrativas que nos obligan a suspender demasiado la credulidad. En ese último acto, Descansar en paz termina tirando todo por la borda.
UN GATO CON SUERTE dirigida por Christopher Jenkins, con las voces de Mo Gilligan, Simone Ashley, Sophie Okonedo. En cines.
-Entre la serie de producciones animadas periféricas que nos llegan, que reproducen algo del diseño de Disney o Dreamworks en un tono más austero, esta película tiene las ideas suficientes como para no parecer una del montón, pero también las limitaciones para ser apenas un producto correcto. Un gato se gasta todas sus vidas y cae en una suerte de limbo, donde le brindan diez posibilidades de reencarnar en otras especies mientras intenta corregir aquello en lo que falló y recuperar el vínculo con su dueña, una abnegada científica que busca salvar a las abejas. Si esto parece bastante intrincado, hay que reconocer que el director Jenkins lo narra con habilidad y simpleza. En lo concreto, Un gato con suerte es una película sobre las segundas oportunidades representadas en esa figura religiosa de la reencarnación. Y hay que decir que la película recurre bastante a la simbología cristiana como para no dudar respecto de sus intenciones. En el medio se mete también un poco de discurso ambientalista, algo que por otro lado es ya un lugar común del cine de animación contemporáneo. Con su humor leve, mayormente apuntado al público infantil, pero con una narración que fluye en su construcción un poco episódica, la película es un amable cuento con moraleja.
EL SIMPATIZANTE (miniserie) creada por Don McKellar y Park Chan-wook, con Hoa Xuande, Robert Downey Jr., Toan Le. En Max.
-Basada en una novela de Viet Thanh Nguyen que ganó el Pulitzer en 2016, El simpatizante está centrada en la experiencia de un espía comunista que, en su rol de doble agente y en tiempos de la Guerra de Vietnam, escapa rumbo a los EE.UU. junto a la familia del derrocado gobernante. En su primer episodio (cada domingo habrá uno nuevo), El simpatizante exhibió todos los recursos narrativos con los que cuenta Park Chan-wook, aunque por momentos resultó un poco confusa en sus saltos temporales, cambios de tono y apuesta por una sátira que no termina de ser divertida. De todos modos, se aprecia un notable diseño de producción y la presencia de un director con mirada cinematográfica que le aporta un vuelo a las imágenes por encima de la televisión promedio. Como productor, Robert Downey Jr. se reserva además no uno, no dos, no tres, sino cuatro personajes que representan el imaginario norteamericano en diversos aspectos del conflicto político, en lo que se podría interpretarse también como un homenaje al Peter Sellers de Dr. Strangelove, una película con el mismo espíritu satírico. Cuando El simpatizante se aplaca, cuando se centra en la historia y sus personajes, cuando deja de lado el virtuosismo, resulta una producción atractiva sobre la política y el poder, pero especialmente sobre la identidad de personajes sin aparente moral.
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