El cuidado de los riñones en el verano
Consejos de la Sociedad Argentina de Nefrología (SAN).
La Sociedad Argentina de Nefrología (SAN), comparte recomendaciones para el cuidado de los riñones durante el verano tanto en adultos como en niños.
El cuerpo necesita tomar más agua por la sed y el calor. La sed es el regulador natural que advierte de la necesidad de ingerir líquido, entonces, un adulto sano en condiciones normales toma habitualmente la cantidad de líquido necesaria para su organismo en su ingesta diaria. Si su organismo requiere más de lo que está recibiendo, lo alertará a través de la sed.
Una buena hidratación es fundamental
El punto de partida para que los riñones funcionen correctamente es una buena hidratación. “El organismo requiere de la cantidad de líquido necesaria que permita que el riñón haga su trabajo de filtrar toxinas y además se reponga la pérdida de agua producida por la transpiración, la orina y las heces. Esto suele suplirse simplemente con las comidas y bebidas que ingerimos en el día, sin necesidad de agregar mucho más”, afirma el Dr. Guillermo Rosa Diez, presidente de la SAN y jefe del servicio de Nefrología del Hospital Italiano.
Es importante aclarar que cuando se hace referencia a beber líquidos, no sólo es agua sino que incluye a todas las bebidas y alimentos que se consumen y que la contienen, como frutas y verduras, leche, infusiones, sopa, etc.
Recomendaciones de la SAN
- Evitar el uso de la sal: puede producir problemas renales y de presión.
- No consumir bebidas azucaradas.
- Elegir frutas y verduras frescas.
- Mantener una correcta higiene de manos.
- Respetar la cadena de frío de los alimentos.
- No utilizar los mismos utensilios para alimentos crudos que para cocidos.
¿Qué sucede si el organismo no está hidratado correctamente?
“Cuando se toma poca agua, los riñones trabajan y se exigen más. Hay una disminución de la filtración del riñón limitando su capacidad de eliminación de toxinas. En situaciones extremas puede llevar a una insuficiencia renal aguda”, observa el Dr. Guillermo Ibañez, nefrólogo en el Hospital Regional R. Carrillo de Santiago del Estero y miembro de la comisión directiva de la SAN.
Los bebés y personas mayores son los grupos a quienes hay que prestarles más atención, ya que son más vulnerables a la deshidratación y el mecanismo de regulación de la sed funciona menos ajustadamente. “Esto no significa estar todo el día bebiendo agua por las dudas, sino por ejemplo, en caso de saber que esa persona perdió líquido, reponerlo aunque no tenga tanta sed”, aclara el Dr. Rosa Diez.
Desde la SAN se aconseja tomar más líquido en días de mucho calor, luego de una actividad física intensa o en casos de fiebre, diarrea o vómitos, ya que su pérdida es mayor.
“Como medida preventiva, en algunos pacientes con enfermedades se aconseja tomar más agua, por ejemplo en las personas con tendencia a tener infecciones urinarias o cálculos renales (aunque no en la etapa aguda, cuando el síntoma está instalado, porque podría aumentar el malestar). Por el contrario, hay otras enfermedades donde la ingesta de líquido está restringida o debe ser controlada, como es el caso de pacientes con insuficiencia cardíaca o con insuficiencia renal avanzada, quienes requieren la consulta con el médico de cabecera que les dirá cuál es la medida adecuada”, enfatiza Rosa Diez.
En los adultos mayores particularmente se sugiere que la hidratación adecuada se realice hasta las 18 horas, y luego limitarse a ingerir el líquido necesario para acompañar a la alimentación o ingesta de algún medicamento, para evitar que el adulto mayor se levante de noche a orinar con el riesgo concomitante de caídas.
Los mareos, el cansancio, el dolor de cabeza, la debilidad o la somnolencia son síntomas de deshidratación y puede llegar a afectar el rendimiento físico, la capacidad cognitiva, la termorregulación e incluso a alterar la función cardiovascular.
Desde la SAN se observa que las consultas más frecuentes en esta especialidad durante el verano son la deshidratación en aquellos pacientes que están tomando diuréticos y que no se están hidratando adecuadamente; pacientes con cólicos renales que padecen de cálculos renales y no se hidratan adecuadamente; e hipotensión (presión baja) en personas hipertensas que están con medicación antihipertensiva, que puede deberse también a una baja hidratación o que requieran disminuir la dosis de antihipertensivos ya que en verano como resultado de la vasodilatación por el calor la presión normalmente baja. Es por ello que se requiere la consulta médica para los ajustes que merezcan.
Como última recomendación, es importante prestar atención a la aparición de cualquier síntoma como los mencionados, y ante cualquier duda, consultar al médico de cabecera, quien hará las indagaciones de antecedentes y pedirá testeos para poder diagnosticar precozmente cualquier enfermedad renal.