El día que Mar del Plata fue declarada ciudad
Fue fundada en 1874 pero desde 1907 se la conoce como tal. Un destino con historia, lugares referentes y elegido por cientos de miles de personas cada año.
Mar del Plata atraviesa un 2024 lleno de orgullo y múltiples actividades conmemorativas ya que este año cumplió 150 desde su fundación el pasado 10 de febrero de 1874 y desde ese momento no paró de crecer. Tan así que en octubre de 1906 se presentó un proyecto para reconocer formalmente al destino como ciudad, el cual fue aprobado 9 meses después.
Un dato relevante para este 22 de julio es que un día como hoy pero de 1907, Mar de Plata fue declarada como ciudad y de esta forma se cumplen 117 años de la promulgación de la Ley N° 3040, promulgada el 25 del mismo mes. “Artículo 1º.- Declárase ciudad al pueblo de Mar del Plata, cabeza del partido de General Pueyrredon”.
Pero por supuesto, tantos años de trayectoria como una de las ciudades más lindas del país y por la que cientos de miles de personas viajan a visitarla constantemente, es su basta historia y sus reconocidos sitios icónicos, además de sus amplias bahías, acantilados, sierras y 47 kilómetros de costa.
Un breve recorrido marplatense
- Los lobos marinos
Las esculturas emblema de la ciudad las diseñó el escultor italiano José Fioravanti, que en verdad es el autor de las obras, pero no fueron sus manos las que le dieron forma a la piedra Mar del Plata. Para ello contrató al inmigrante eslavo Janez Antón Gruden, quien entre otros sitios también trabajó en obras que fueron declaradas monumento histórico, como los escudos que ornamentan el Monumento a la Bandera, en Rosario; el Monumento a España, en Buenos Aires, y el Palacio Legislativo de Uruguay.
A partir del hallazgo de negativos de celuloide en gran formato se conocieron imágenes sorprendentes, cuando todavía no estaban terminados y eran esculpidos en la cantera Sud Atlántica de Estación Chapadmalal, un establecimiento modelo en la época que entonces pertenecía al alemán Herman Wachnitz. Cuando falleció, su hijo vendió la cantera a Germán Castillo, en 1989; fue Alberto, hijo de Castillo, quien halló las fotos al revisar un viejo armario. Las fotos son de comienzos de los años 40.
- La Rambla
O Las Ramblas. Porque fueron cinco. La primera fue construida en 1888 en madera, pero dos años más tarde la arrasó un temporal. Carlos Pellegrini, entonces presidente de la Nación, recolectó dinero y surgió así la Rambla Pellegrini, que en 1905 fue devorada por un incendio. En su lugar se construyó la tercera: la lujosa Rambla Lasalle, con cafés, restaurantes y espacios para las reuniones sociales.
Igual, no duró mucho tiempo: fue reemplazada por la Rambla Bristol. Llevó dos años su construcción, hasta 1913, y a diferencia de las anteriores fue realizada con materiales más duraderos como el cemento, construida al estilo de la arquitectura francesa y con materiales traídos en su mayoría de Europa. La idea era imitar a los balnearios más lujosos del viejo continente, se hablaba entonces de la Biarritz de Argentina.
La ciudad crecía a un ritmo vertiginoso. La construcción que reemplazó a la Rambla Bristol fue la Rambla Casino, creación del arquitecto Alejandro Bustillo, la que conocemos hoy con dos edificios iguales, el del Casino y el del Hotel Provincial.
- La Bristol
En ese antes y después que tuvo la ciudad. Fue primero la playa de la elite, que caminaba por la rambla de unos 400 metros que le dio el nombre, y luego la de clase media trabajadora.
Un clásico era sacarse fotos con los fotógrafos que caminaban la Rambla, junto a los lobos marinos de Fioravanti que preceden la escalinata que conduce a la Bristol, la playa más famosa del país, símbolo de las vacaciones que en su transformación conserva la historia Mar del Plata.
- El Casino Central y el Provincial
Hace más de cien años hay salas de juego en Mar del Plata. Las primeras eran prácticamente exclusivas para la alta burguesía bonaerense y porteña. En 1890 funcionó en el Bristol Hotel, y cuentan que entonces uno de sus más asiduos concurrentes era Carlos Pellegrini, entonces vicepresidente de la Nación. También vecinos ilustres de la ciudad: distintos textos los nombran a Pedro Luro y a Saturnino Unzué. Y cuentan que una noche se presentó en la sala el jefe de la policía local y le aplicó a Pellegrini la ley de juego.
En el mismo acto, la ruleta fue confiscada: la llevaron presa. El vicepresidente de la Nación respondió con sentido del humor: “Hace bien, comisario, llévesela nomás, que en la comisaría vamos a poder jugar mucho más tranquilos”.
El juego creció en la ciudad apuntalado por la prohibición que regía en Buenos Aires. En 1910 había mesas en el club Mar del Plata dirigidas por croupiers franceses y españoles. Nació en la década del 30 el proyecto de la Rambla Casino, una mejor ubicación para juegos de naipes y ruleta. El Casino Central, el de Bustillo, se inauguró en 1950 y por su extensión es uno de los más grandes del mundo.
El Hotel Provincial fue inaugurado una década después que el Casino. Terminaba por concretarse el proyecto de los edificios gemelos, el hotel y el casino, separados por un enorme playón de cemento inspirado en la Plaza Vendôme de París. Se construyó sobre una superficie de 150 mil metros cuadrados. El Primer Festival de Cine de Mar del Plata se celebró allí, en 1954.
Había logrado tal esplendor que recibió visitas de tinte internacional como las del presidente norteamericano Dwight Eisenhower, Paul Newman, Sofía Loren y Errol Flynn. La banda Queen, cuando tocó en el Estadio Mundialista, también se alojó. Guillermo Vilas jugó varios partidos en una cancha sintética montada en el hotel y hasta Ernesto Guevara estuvo allí dos años antes de la inauguración, para un torneo de ajedrez de partidas simultáneas que ofrecía el maestro polaco-argentino Miguel Najdorf.
El hotel cayó en una debacle que obligó a cerrar sus puertas en 1998. La cadena NH Hoteles ganó el concurso de licitaciones en 2004, y cuatro años después reabrió lo que es hoy el NH Gran Hotel Provincial.
- La temporada teatral
Mar del Plata es una ciudad con muchas características distintivas, y sin dudas una de ellas es su temporada teatral. Durante el verano 1986/7 se marcó un récord de público en Mar del Plata que todavía no ha sido superado. La obra, una comedia de Hugo Sofovich que protagonizó Alberto Olmedo, se llamó El negro no puede y vendió 118.500 entradas. Al año siguiente, el actor moriría en Mar del Plata.
Los 80 fueron la década de shows históricos, con los musicales de Susana Giménez como "La Mujer del Año” (Tronador, 1985) y “Sugar” (Neptuno, 1988), las obras de Olmedo y Jorge Porcel (“Los Reyes de la Risa”, 1983 en el Regina y "Vuelven los guapos”, 1984 en el Tronador). Moria Casán ya había hecho "No rompan las olas" y Entique Pinti trajo en 1988 "Salsa Criolla".
La década siguiente fue tiempo de los éxitos de Nito Artaza y Miguel Angel Cherutti, como "Tetanic" (con Moria Casán e Isabel Sarli, en 1999 en el Atlas) o "Lo que el Turco se llevó" (con Graciela Alfano, 2000, también en el Atlas).
Cada temporada Mar del Plata, tiene en cartelera unas 300 obras. Este año en que todas las actividades vinculadas al turismo cayeron, el teatro fue el único que creció.
- El balcón de Olmedo
Alguna vez fue un santuario el cantero donde Alberto Olmedo golpeó antes de caer sobre el asfalto en la costanera de Mar del Plata. Hoy es un prolijo tapiz de césped. Frente al edificio está la estatua de medio cuerpo que evoca al humorista. Pero esa omisión no significa que haya sido olvidado: imborrable en la memoria de los argentinos la figura del gran Olmedo.
Y quienes pasan por aquí, casual o deliberadamente, alzan la vista y señalan el piso 11 del edificio Maral 39, del Boulevard Marítimo 3675, de donde cayó, una trágica madrugada hace 36 años. Desde ese balcón, protegido con un vidrio y con baranda y refuerzos de metal, se observa playa Varese completa.
- Torreón del Monje
El Torreón del Monje es una emblemática construcción y es protagonista de una romántica pero trágica leyenda de amor.
Es uno de los grandes íconos patrimoniales de la ciudad. Tiene una leyenda y una historia oficial. La primera es una historia de amor prohibido entre un español y una indígena. La otra es menos romántica.
Ernesto Tornquist fue quien encargó su construcción. Lo inauguró en 1904 se llamó llamó Torre Belvedere, pero supuso que al edificio "le faltaba alma" y se encargó de dotarlo de una y se la encargó a su amigo el escritor chileno Alberto del Solar.
Para instalarla, dijeron que el escrito que la narraba había sido hallado por un picapedrero italiano, en un cofre oculto entre las piedras, junto a un mapa y cincuenta monedas. Contaba que existía una fortaleza construida sobre Punta Piedras que estaba a cargo del capitán español Alvar Rodríguez. El hombre se había enamorado perdidamente de Mariña, una bella indigena que era pretendida por el cacique de la tribu, llamado Rucamará, que la tomó de prisionera en lo alto de la torre. Rodríguez ordenó al cacique que la soltara y a cambio le perdonaría la vida. Lejos de convencerlo, el cacique tomó a Mariña y juntos saltaron al mar. El capitán español, deprimido, abandonó las armas, se encerró en la torre y se convirtió en monje.
El Torreón del Monje tuvo múltiples propósitos, entre ellos fue sede del aristocrático Pigeon Club local (de tiro a la paloma) y del Círculo de Oficiales de la Marina. Luego fue abandonado. Hacia finales de la década del 70, el empresario Domingo Parato comenzó a trabajar en su puesta en valor. Es su familia quien lo administra hoy: lo convirtió en club de playa, confitería, restaurante y sede de eventos.
- Loma de Santa Cecilia
En Córdoba al 1300 se se encuentra la Capilla Santa Cecilia, erigida por Patricio Peralta Ramos, el fundador de Mar del Plata, en 1873 como homenaje póstumo a su esposa.
El lugar es Monumento Histórico Nacional. Por estar emplazada sobre una loma, su torre se divisaba desde muy lejos e indicaba la cercanía del muelle del primitivo Puerto de Laguna de los Padres. De allí surge la denominación de Punta Iglesia.
En la costa, desde el Paseo Alfonsina Storni -en lo alto de la Loma Santa Cecilia- se puede apreciar una espectacular panorámica hasta las playas de Mar Chiquita, hacia el norte.
- Los alfajores Havanna
Demetrio Elíades emigró a Argentina desde la Isla de Creta, Grecia, y se instaló en Mar del Plata. Vendió corbatas en puesto ambulante, tuvo un bar y luego un restaurante. Tenía conocimientos de bombonería y en 1947 se asoció con Luis Sbaraglini y Benjamín Sisterna, quienes tenían una fábrica de alfajores en Buenos Aires, llamada Gran Casino.
Un año después inauguraron la primera cocina Havanna. Las ventas del primer días superaron ampliamente sus expectativas: vendieron más de 1.100 alfajores. La firma creció, instaló la experiencia de la cafetería Havanna y se expandió al mundo. Esta temporada, volvió a dar el golpe desde Mar del Plata: para el aniversario de la ciudad creo un alfajor con dos tipos de dulce de leche, sal marina en sus tapas, 65% más grande que los tradicionales y que es una bomba de ventas: hay filas en todos los locales y se agota diariamente.
- Villa Victoria
La fundadora de la revista Sur en 1931 y de la Unión de Mujeres Argentinas cinco años después heredó este bungalow de madera y hierro –llegó en barco, construido en 1912 para su tía abuela Francisca Ocampo de Ocampo en Inglaterra– en la década del 20 y lo transformó en una casa de puertas abiertas para sus amigos con quienes pasaba largas jornadas en el parque, perfumado por eucaliptos, alcanfores, limoneros, hortensias, romeros y magnolias.
Victoria Ocampo compartió ese inmejorable entorno natural con vista a la bahía Bristol y Playa Grande con intelectuales de la talla de Rabindranath Tagore, Jorge Luis Borges, Ortega y Gasset, Bioy Casares, Gabriela Mistral y Roger Callois. En 1981, dos años después de la muerte de la escritora y ensayista, la casa fue adquirida por la Municipalidad de General Pueyrredón y hoy es un centro cultural.
- Torre Tanque
Un ascensor recorre los 75 metros de altura de este depósito de agua corriente construido en 1943 y alcanza el mirador, orientados hacia los cuatro puntos cardinales. Hacia el sur, la generosa panorámica exhibe la playa Varese y permite identificar la mole de Cabo Corrientes, el edificio que más avanza en el mar de toda la ciudad.
El flanco oeste refleja los verdes del bosque Peralta Ramos, Sierra y Laguna de los Padres por detrás de los tejados de los barrios Stella Maris y Los Troncos. El norte se llena con los edificios del centro y hacia el este se alarga la costa marplatense hasta Santa Clara del Mar. El descenso es más lento por una escalinata de 80 peldaños.
- El boom hotelero
Al contrario de la creencia general, el proceso de democratización de acceso al balneario no comenzó con el peronismo: se inició en 1920 con la llegada de los socialistas al gobierno municipal. Hicieron campañas para que circularan trenes de segunda clase y se bajaran las tarifas en los hoteles, con la idea de que la villa balnearia fuera accesible para todos. En 1938 se pavimentó la ruta 2 y se proyectó la Rambla Casino.
Luego, el peronismo puso en práctica políticas de turismo social que hicieron posible que masas de trabajadores pudieran veranear junto al mar, conocer la playa. Contaban con el Complejo Turístico de Chapadmalal y algunos gremios compraron hoteles. Pero fue en 1970 cuando se termina de consolidar el boom de los hoteles sindicales, que perduran y en estos días compiten con establecimientos privados de alta categoría. Sumando los de todas las categorías, apart y de 1 a 5 estrellas, según la asociación que los aglutina, hay en la ciudad 568 hoteles que disponen de 56.292 plazas.
- Los Troncos
El barrio conserva parte de ese aire distintivo que floreció a principios del siglo XX cuando las familias de la alta sociedad argentina levantaron imponentes villas y residencias suntuosas para pasar veranos glamorosos, a imagen y semejanza de los más renombrados balnearios europeos.
Se trajeron materiales en barcos a vapor desde Europa y se concibieron mansiones del pintoresquismo inspiradas en casas de campo suizas, villas italianas, castillos de Francia, viviendas de estilo mediterráneo y hasta diseños Tudor de reminiscencias británicas.
En la esquina de Primera Junta y Urquiza, en medio de las más llamativas piezas de este recorrido –en el que se destacan las villas Victoria Ocampo, Silvina, Blaquier, Ortiz Basualdo y Normandy–, una gruesa empalizada vegetal resguarda el pasado de esplendor de la finca que inspiró el nombre del barrio y que desplazó el poco agraciado nombre de “Loma del Tiro a la Paloma”: una casona construida con troncos de quebracho y lapacho.
- Monzón y el femicidio de Alicia Muñiz
En medio el parsimonioso y coqueto barrio de La Florida, pulcra y prominente, al costado del cauce de un arroyo que corre silencioso, está la mansión de la calle Pedro Zanni, el chalé del famoso balcón desde el que Carlos Monzón arrojó y mató a Alicia Muñiz.
Unos años después de aquella trágica noche de febrero de 1988, los dueños originales del chalé consiguieron venderlo y curiosamente quedó en manos del promotor de boxeo de Carlos Monzón, su boxeador "número 1" entre otros campeones, como llegó a definirlo: lo compró el empresario Juan Carlos "Tito" Lectoure. Allí vivió su hija Amalia -falleció en 2008- con su esposo, Fernando Pérez.
La Justicia condenó a 11 años de prisión al ex campeón por homicidio simple (no existía la figura de femicidio, hoy le hubiera correspondido perpetua) y terminó fundamentando la mecánica que había descripto el único testigo, el cartonero Rafael Crisanto Báez, sobre cómo se dieron los hechos aquella madrugada de un funesto, paradójicamente, Día de los Enamorados en esa mansión perpetuada en la memoria de una generación como la casa de Monzón.
- Villa Ortiz Basualdo
Pese a haber quedado encajonado entre las gélidas torres modernas de la avenida Colón, este refinado palacio de estilo anglonormando sigue atrayendo las miradas de quienes visitan la ciudad y atraviesan el centro hacia el sur por la avenida Colón.
Orientado a 45° respecto a la línea de edificación, sus cinco niveles son una invitación para descubrir en muebles, vitrales, tapicería, carpintería y herrajes la eximia decoración modernista del arquitecto belga Gustave Serrurier. La casona alberga las pinturas, grabados y fotografías del Museo Municipal de Arte Juan Carlos Castagnino.
- La Salsa Golf, creación local
En 1925, el famoso químico argentino Luis Federico Leloir inventó la salsa golf en el Golf Club de Mar del Plata. Según cuenta la historia, Leloir mezcló vinagre, limón, mayonesa, kétchup y especias porque estaba aburrido de comer las comidas acompañadas con las mismas salsas.
- El Estadio Mundialista
Hizo brillar a Mar del Plata con conciertos históricos: tocaron allí Queen, Luis Miguel, Rod Stewart, y se disputaron partidos célebres. El fin de semana del superclásico en medio de la temporada, por el Torneo de Verano, fue cada año el que más turistas recibía.
Pero el Estadio José María Minella, conocido como el Mundialista, por falta de inversiones y mantenimiento, hoy tiene graves problemas. Hay proyectos para salvarlo, se anunció que sería la casa de la Selección Nacional y que AFA lo pondría en valor, pero de momento continúa a merced del óxido y la corrosión.
- Churros y medialunas
¿Es por el agua, por la tradición pastelera, la técnica, la escuela? Nadie revela el secreto, lo cierto es que las medialunas de Mar del Plata son pasión de multitudes. Los famosos churros, solos o rellenos de chocolate, pastelera o dulce de leche. Hay momentos del día que hay filas para comprarlos, también se venden en la playa. Ambos, son marcas indelebles de la ciudad.
- Los sorrentinos, otro invento marplatense
Es pasta, pero no italiana. Los sorrentinos son marplatenses, marca registrada, y los creó la familia Vespoli en el barrio La Perla, donde fundaron "la primera sorrentinería del país". Esta familia arribó en 1890. Francisco Véspoli y Carmen, un joven matrimonio, acompañados de la nonna María Gracia, llegaron a Argentina desde Sorrento, Nápoles y se instalaron en Mar del Plata.
Aquí tuvieron a sus seis hijos: Totó, Carmen, Electra, Rolando, Torcuato y Argentino Enrique Véspoli, mejor conocido como Chiche, apodado así por ser el menor y “juguete” de sus hermanos. Fue Chiche Véspoli el que convirtió a esta pasta rellena en el plato más pedido de su restaurante y, más adelante, en una de las más populares en la mesa de los argentinos. La receta era de la nonna, y la bautizaron en honor a la que ciudad donde había nacido.
- La silla Bristol
Es más que una silla: es una postal más de la ciudad. La Silla Bristol, con su asiento redondo de mimbre y amplio y también redondeado respaldo, es conocida como "la silla Mar del Plata" y declarada desde 2009 Patrimonio Histórico, Simbólico, Social, Artístico y Cultural.
Su origen es algo incierto, pero data de comienzos del siglo XX. Cuando el Bristol Hotel cerró en 1944, el mobiliario fue subastado y la silla Mar del Plata fue a parar a distintos balnearios que ampliaban el stock mandando a hacer nuevas a fabricantes artesanales.
- Alfonsina y el mar
La escultura en piedra obra de Luis Perlotti, ubicada en lo alto de la barranca en La Perla, es un homenaje a la escritora y poetisa Alfonsina Storni pero, a diferencia de lo que se cree, ese no fue el lugar que eligió para quitarse la vida. Tampoco es ella la mujer de túnica tallada en la piedra; el perfil de Alfonsina puede verse en el ángulo inferior izquierdo del monumento junto algunos versos de su poema "Dolor".
La poetisa se suicidó el 25 de octubre de 1938. Tenía cáncer y atravesaba un momento delicado. Ese día, sin que nadie la viera, salió del hotel de calle 3 de Febrero entre Irigoyen y Mitre, y saltó al mar desde un espigón a la altura de la calle Chacabuco, de un lugar que frecuentaba, el balneario del Club Argentino de Mujeres. Se determinó el lugar exacto porque uno de sus zapatos quedó enganchado entre los hierros del muelle.
El monumento fue financiado por sus amigos de la peña del Café Tortoni, entre ellos Benito Quinquela Martín, y fue inaugurado en 1948, a diez años de su muerte.
- Playa Grande
Playa Grande se ubica entre la escollera norte y la escollera sur a la altura de la calle Roca. Surgió en los años 20 con casillas de baño, balnearios privados y públicos de madera, y en 1938 se construyó La Normandie, reservada para cenas y bailes de las familias patricias.
Fue por años la playa de las clases acomodadas, y en las últimas décadas elegida por los jóvenes. Allí, en la recuperada Normandina y en la pasarela funcionan hoy los más convocantes boliches de la noche marplatense. Además, la playa, en 23 cualquiera de sus dos extremos, Biología o el Yatch, es sinónimo de surf.
- La "máquina de escribir"
El edificio Terraza Palace se encuentra frente a Playa Grande. Tiene el frente escalonado, por lo que recibió el nombre de "La máquina de escribir", que sostiene una continuidad con la barranca de la costa.
El diseño racionalista, moderno, pertenece al arquitecto Antonio Bonet Castellana. Construido a fines de la década del 50, fue el primer exponente de la modernidad que rompía con la tradición de las villas cercanas a la costa.
- El festival de cine
El Festival Internacional de Mar del Plata es un festival de categoría "A" reconocido por la Federación Internacional de Asociaciones de Productores Cinematográficos (FIAPF) junto con festivales como Cannes, Berlín, Venecia o San Sebastián.
Fue inaugurado el 8 de marzo de 1954 por el entonces presidente Juan Domingo Perón, y ya en esa primera edición tuvo entre sus figuras a Gina Lollobrigida. Luego, en otras oportunidades, entre otros asistieron Alberto Sordi, Pier Paolo Pasolini, Vittorio Gassman, Toshirō Mifune, Catherine Deneuve, Juan Antonio Bardem, Jean-Paul Belmondo, Maria Callas, Cantinflas y Lee Strasberg.
Por distintas razones, en 1970 hubo una interrupción y si bien se hicieron algunos intentos de reactivarlo, eso no sucedió hasta 1996. El festival regresó renovado y se posiciona como un acontecimiento artístico-cultural imprescindible para todo el panorama cinematográfico. La mejor película recibe el premio Astor de Oro.
- Cabo Corrientes
Cabo Corrientes es la culminación del sistema de Tandilia en la costa marplatense y ese punto es el extremo del territorio que más se inserta en el mar. A metros de allí, en octubre de 1826, fue que el almirante Guillermo Brown ancló la goleta Sarandí durante la guerra contra el Imperio de Brasil. El segundo fundador de Buenos Aires, Juan de Garay, ya había recalado en noviembre de 1581, acompañado de unos cuarenta soldados españoles llegó a caballo en busca de oro.
Lo que descubrió le gustó y le comunicó al rey de España su impresión: "Es muy galana costa y va corriendo una loma llana de campiña (la actual loma Santa Cecilia) y por algunas partes pueden llegar carretas hasta el agua".
Sobre ese peñasco se construyó el Edificio Mirador Cabo Corrientes. No hay turista que en algún momento no haya pasado frente a la original estructura abierta en abanico en cuatro torres, los "cuatro dedos" o el "libro abierto", como lo han descripto. En los últimos años se ha vuelto objeto de examen para estudiantes de arquitectura de la Universidad Nacional de Mar del Plata y la Universidad de Buenos Aires.
- La avenida Constitución
La recordada "avenida del ruido", eje de la vida social de marplatenses y turistas desde los 60, con todos sus boliches, se reinventó. La avenida Constitución llegó a tener más de 30 boliches entre la ruta 2 y la costa. Algunos: Beduinos, Bossa Nova, Llao Llao (fue el primero de Constitución), Kokeshi, Canela, Aloha y Mau Mau, Zum Zum, Matokos, Banana, Xanadú, Sunset, New Star, Chocolate. Y dos inolvidables: Enterprise, que deslumbró por su arquitectura, emulaba un platillo volador, y El Castillo (después pasó a ser Simbiosis, cerró y fue un gimnasio, ahora no hay nada allí).
El último bastión de la avenida del ruido fue Sobremonte, que cerró en enero de 2019. Tenía 5 pistas y albergaba a 4 mil personas. En ese predio ahora hay una estación de servicio.
En la nueva y coqueta Constitución hoy hay cervecerías y tiendas de ropas, de diseño, con locales gastronómicos y edificios de líneas modernas, y un espacio de recitales y eventos. Es una zona comercial en permanente desarrollo.
- La peatonal San Martín
La inauguración de la peatonal San Martín en 1979 fue un acontecimiento para la ciudad, hoy continúa siendo uno de los paseos obligados de las tardecitas estivales. Va desde Buenos Aires, en la costa, hasta Mitre, donde se encuentra la Catedral y su clásico calendario floral.
- El calendario floral
Ubicado frente a la Catedral, es una obra de arte efímera, que dura apenas 24 horas. Se actualiza cada día desde hace 80 años. Fue el primer director de Plazas y Parques de Mar del Plata, Adolfo Primavesi, el responsable de instaurar en 1940 ese llamativo cantero con especies florales de estación que rodean el día, el mes y el año escritos en piedras y polvo de ladrillo.
- Punta Mogotes
Son las playas con mayor superficie de arena de la ciudad, unos 500 mil metros cuadrados, en una bahía que va desde la escollera sur del puerto y Punta Canteras. El complejo de balnearios se inauguró en 1980, y cada temporada recibe a millones de turistas, muchos del interior del país, y locales. Las playas de Punta Mogotes están enmarcadas por un paisaje natural que comprende médanos, lagunas y pastizales costeros extendidos paralelos al mar.
¿Por qué se llama Punta Mogotes? Se debe a la geografía de la zona, que cuenta con pequeños cerros aplanados, redondeados, originarios de la Era Terciaria. También se adentran bajo las aguas del mar. En geomorfología, estas estribaciones se conocen como "mogotes", lo que dio origen a los nombres de las playas y del faro, ubicado en el extremo sur.
- Faro de Punta Mogotes
Se levantó debido a la peligrosidad de la continuación en el mar de las sierras del sistema de Tandilia. Fue construido en Francia, por la empresa Barbier, Benard y Turenne, traído desarmado y ensamblado en 1890 por la misma empresa y el constructor Pedro Besozzi. Fue inaugurado el 5 de agosto de 1891. Tiene una altura de 35,5 metros.
Desde septiembre de 2014 funciona en el predio del Faro el Espacio para la Memoria y la Promoción de los Derechos Humanos ex ESIM (Escuela de Suboficiales de Infantería de Marina). Allí funcionó un centro clandestino de detención en la última dictadura.
- Banquina de los Pescadores
Paseo tradicional de quienes visitan Mar del Plata es la banquina de los pescadores. Desde allí zarpan entre otras embarcaciones las clásicas lanchas amarillas, que tienen nombres que aluden a sus dueños o a santos a quienes veneran. El puerto es una infalible elección los días nublados o de lluvia, pero también al regreso de la playa para comprar pescados y mariscos en el pequeño centro comercial que desemboca justo en la banquina.
- Los restaurantes del puerto
No solo sirven los platos más tradicionales de la pesca marplatense, tenedor libre o a la carta, en restaurantes cuidados o estilo cantina italiana, finger food o sushi, en el Centro Comercial del Puerto -en el acceso al puerto de la ciudad-, que recibe a miles de turistas, hay opciones para todos los gustos. Es un clásico todo el año, mediodía y noche.
- El Cristo de la Escollera Sur
La comunidad religiosa de la Parroquia la Sagrada Familia le encargó al escultor Emilio Manescau que recreara la imagen de San Salvador, patrono de los pescadores, en la escollera Sur para que los trabajadores del mar tuvieran una referencia en el ingreso al puerto. La idea es que allí en el medio del pecho del Cristo, donde hoy luce un corazón pintado, emanara una luz roja para que se pudiera ver a la distancia. Pero la obra original no pudo ser terminada: el cura de la parroquia huyó con los fondos destinados para ella. Igual, Manescau, sin ser una persona adinerada, la concluyó con sus ahorros.
- La lobería
A medio camino sobre la escollera se encuentra la reserva de lobos marinos. Fue a comienzos de la década de 1980, ante la aparición de lobos con aros de plástico que los asfixiaban, que se creó la Fundación Fauna Argentina, la que se tornaría con el tiempo en una institución ampliamente reconocida en la región sudeste bonaerense. La lobería solamente la conforman ejemplares machos adultos, subadultos y juveniles, con visitas muy ocasionales de ejemplares hembras. En forma permanente, hay unos 500 ejemplares.
- Villa Mitre
Un contraste neocolonial en el corazón del barrio Los Troncos. La antigua propiedad de Bartolomé Mitre hijo es hoy la sede del Archivo Histórico Municipal Roberto Barili, la memoria viviente para desandar la historia completa de la ciudad desde que surgiera en 1874 alrededor de un saladero. En el exterior, los senderos de piedra conducen hacia maceteros y farolas de hierro de la Rambla francesa. En las salas se destacan los sectores dedicados a Alfonsina Storni y Astor Piazzolla, uno de los hijos pródigos de Mar del Plata.
- Bosque Peralta Ramos
La familia Peralta Ramos, fundadora de Mar del Plata, hizo una plantación de especies no nativas en este predio, un fin era netamente comercial. Pensaban alimentar un aserradero, pero con los años el proyecto no prendió, no así el bosque de pinos, eucaliptos, aromos, nogales, robles, araucarias y tamarindos de unas 500 hectáreas. Se decidió lotear la zona sur y convertirla en barrio, no obstante hay una zona que se preserva, una reserva natural intacta.
- Chapadmalal, de los presidentes a zona cool
Se la compara con José Ignacio, Uruguay, y viene teniendo un sostenido crecimiento. Bares, cervecerías, centros gastronómicos, un incipiente desarrollo hotelero y de cabañas de alta gama y una escenografía con playas de acantilados matizada con un paisaje agreste que hace de Chapadmalal una opción diferente. Chapa cool, de moda, e intentado que prevalezcan sus bases, la tranquilidad y el espíritu natural.
A minutos de allí, emerge un conjunto de hoteles que son ícono del turismo social de la Argentina. El Complejo Turístico de Chapadmalal fue construido durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón y rehabilitados por el Ministerio de Turismo y Deportes. Funcionan seis de los nueve. A metros nomás se encuentra la residencia de descanso de los presidentes.
- Las torres de César Pelli
El conjunto cambió la fisonomía de la costa de Mar del Plata, y dejó la vara alta para la construcción de edificios. Las torres de César Pelli, como se las conoce aquí aunque se trate del Maral Explanada, se terminaron de construir en diciembre de 2022.
El vidrio está presente en el 95% de la “cáscara del edificio”, pedido del famoso arquitecto tucumano, ya que el concepto era que nada tape el mar. Así, todos los ambientes de todas las unidades tienen vista al océano. Hace poco se convirtieron en el Primer Edificio Residencial Sustentable de Sudamérica (Edge Excellence in Design for Greater Efficiencies). Uno entre otros motivos: consume menos energía de la que genera.
- La Casa sobre el Arroyo
La magnífica casa de estilo modernista diseñada por Amancio Williams y Delfina Gálvez Bunge en los años 40 abrió sus puertas este verano bajo el nombre oficial de “Museo Casa sobre el Arroyo”, y las visitas están agotadas hasta marzo. La casa fue restaurada con minuciosidad extrema después de décadas de abandono (fue vandalizada, sufrió incendios), es reconocida como una de las joyas mundiales del movimiento moderno y es Monumento Histórico Nacional.
- El Lobo de Marta Minujín
Se trataba de "una obra efímera" para la que Marta Minujín se había valido de íconos del balneario, la figura de los lobos marinos de la rambla y los clásicos alfajores. Emplazado en la puerta del MAR, el Museo de Arte Contemporáneo (el motivo era su inauguración), la artista plástica había vestido el esqueleto metálico del lobo con envoltorios de alfajorcitos Havanna para que luego fuera comido. Lo que finalmente ocurrió: turistas y locales lo pelaron y los papelitos se canjearon en locales de la firma por verdaderos alfajores. Y eso sería todo.
Pero por la resonancia que obtuvo desde que fue emplazado en la puerta del museo el verano de 2018, se supo cuál iba a ser su destino: según Minujín, “la eternidad”. Se decidió entonces que la obra se quedara en la ciudad. El pelaje se reemplazó por alfajorcitos de aluminio, dorados, es fulgurante cuando le da el sol y siempre habrá alguien tomándose una selfie al pie del nuevo ícono de la ciudad.
- Los pulóveres de Juan B. Justo
El cartel atraviesa la ruta 2 en el ingreso a la ciudad dando la bienvenida a Mar del Plata "Capital Nacional del Pulóver", mote que se ganó durante el auge de la industria textil, que nació artesanal y se convirtió en una potente industria de la ciudad. Se vendía por mayor a todo el país, algo que todavía ocurre, y se había convertido en un recuerdo obligado para cada turista.
Días nublados, el paseo por la avenida Juan B. Justo era infalible. La calidad y el diseño de los pulóveres es el diferencial. Hay menos fábricas en estos días y son menos los visitantes que recibe, pero se sostiene, aunque no hay comerciante que no critique la falta de inversión en la avenida.
- El boom cervecero
El dato oficial es que una cervecería local cumplió en diciembre pasado 25 años, pero en realidad sus fundadores comenzaron a cocinar dos años antes en un garaje. Su nombre proviene de la estrella más brillante de la constelación de Escorpio; los marinos se guiaban por ella para llegar a destino. La cervecería artesanal e independiente nació como un emprendimiento hobbista de tres amigos y desde entonces han innovado constantemente, cambiaron radicalmente la escena de la industria artesanal en la Argentina y se convirtieron en un referente indiscutido del sector.
Mariana Rodríguez, Leo Ferrari y Pablo Rodríguez iniciaron este camino en 1998 cuando abrieron en el primer local de la calle Córdoba, casi Alvarado, un brewpub que contaba con una fábrica de cerveza anexada. La propuesta, que se mantienen en estos días, incluía cerveza, gastronomía y música en vivo. Hoy Antares produce seis millones de litros anuales. Y fue el puntapié del fenómeno de las cervecerías artesanales que se expandió por todo el país.
- La cultura del surf
El origen del surf en Mar del Plata se remonta a finales de los años 60, rápidamente se convirtió en un símbolo de identidad de la ciudad. El surf aquí no es solo un deporte, también un estilo de vida: la cultura surfer influyó en la música, la moda y el arte de la ciudad. Daniel Gil trajo el surf en aquellos años, pero no las tablas: fueron dos glorias de Boca las que hicieron pasar por la Aduana tres longboards que el pionero del surf local traía de Perú.
Su papá, Daniel José Manuel Gil era presidente de Boca en esos días y lo mandó con el plantel a Perú, enterado que allí se surfeaba. Antonio Rattin y Silvio Marzolini intercedieron en la Aduana para que le permitieran ingresar al país esos tablones que aquí nadie conocía. Una vez en Mar del Plata, se metió en Waikiki, la playa que aún habita (vive allí), donde tiene una escuela de surf.
Hoy se surfea en todas las playas de la ciudad, todo el año, hay competencias internacionales aquí y una larga lista de deportistas premiados en el mundo.
- Sierra y Laguna de los Padres
Se encuentran a tan solo 30 minutos de Mar del Plata, saliendo hacia el oeste. La laguna es ideal para practicar deportes y múltiples actividades recreativas. Es posible pescar, hacer cabalgatas, observar aves, realizar deportes náuticos -remo, canotaje, windsurf-, bordear el espejo de agua a pie, en bicicleta o simplemente matear en los bosques de pinos y eucaliptos.
Continuando por la ruta 226, se encuentra el acceso a Sierra de los Padres entre valles y lomadas por la avenida Padre Varetto. Hay restaurantes, parrillas, venta de productos regionales (como miel, quesos, embutidos, mermeladas) y numerosos puestos de frutas y verduras recién cosechadas de la quintas que integran el riquísimo Cordón Frutihortícola de General Pueyrredón. Se puede ir para pasar el día, pero también hay buenas opciones para alojarse en las sierras.
- El golf junto al mar
Tal vez la más conocida sea la cancha ubicada en los médanos de Playa Grande, la del Mar del Plata Golf Club, conocida como la Catedral del Golf. Pero en la ciudad hay cuatro clubes y cinco canchas homologadas de este deporte que aquí, por primera vez, se jugó en 1890.
El Mar del Plata tiene su cancha vieja de 18 hoyos con una vista panorámica al mar única; la "cancha nueva" se encuentra a 5 kilómetros construida en un predio de 50 hectáreas. Ilustres visitantes: el Príncipe Felipe de Edimburgo, la mayoría de los presidentes argentinos, los estadounidenses Eisenhower y George Bush y los reconocidos golfistas profesionales. Las otras canchas son las del Club Mar del Plata Golf Los Acantilados, Marayui Country Club y Sierra de los Padres Golf Club.
- La Perla de Clorindo Testa
Allí había un conjunto de balnearios desparejo, construido e intervenido en diferentes épocas, obsoleto. Por eso, a mediados de los años 80, la municipalidad llamó a un concurso nacional para intervenir la zona norte, las playas del barrio La Perla, y lo ganó uno de los grandes arquitectos y artistas plásticos que tuvo el país, Clorindo Testa. Lo hizo junto a los arquitectos Juan Genoud y Osvaldo Alvarez Roja. La obra aprovecha el paisaje natural de la barranca marplatense, así, en un solo escenario, une la playa y la ciudad.
- Los personajes de la ciudad
Si hay un podio de marplatenses famosos seguro lo integran Astor Piazzolla, Guillermo Vilas y Osvaldo Soriano, pero si alguien preguntase hoy por el más conocido de los locales, la respuesta unánime sería Dibu Martínez. El arquero Campeón del Mundo descansa cada vez que puede en su casa en la ciudad. Algunos más: Uby Sacco, Ricardo Piglia, Nacha Guevara, Héctor Babenco, Jorge Lanata, Fabio Posca, Sendra, La Joaqui.
Con información de Clarín.
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