El partido del Brexit arrasa en Reino Unido
El partido fundado por el ultranacionalista Nigel Farage hace apenas seis semanas, ha sido el vencedor de las elecciones europeas en el Reino Unido. Eran unos comicios no previstos y que nadie quería, y de nuevo se convirtieron en el vehículo de protesta del electorado más antieuropeo.
El Partido Conservador, inmerso en su propia guerra interna, ha sufrido una derrota histórica, pero la oposición laborista también fue castigada. Los votantes de izquierdas han rechazado la ambigüedad de Jeremy Corbyn en torno al Brexit.
Con gran parte del recuento efectuado en todo el Reino Unido, el Partido del Brexit habría obtenido un 30,5% del electorado. Cinco puntos más de los que obtuvo el UKIP, liderado entonces por Farage, “Queremos formar parte del nuevo equipo negociador con la UE. Y si no salimos el próximo 31 de octubre, advierto de que este resultado se repetirá en las próximas elecciones generales”, ha reclamado un Farage eufórico.
El Partido Conservador llevaba semanas preparado para afrontar una seria derrota, pero la anticipación no ha servido para evitar el pesimismo que propició en sus filas el terrible golpe. Con un 9%% de los apoyos, los tories han sido desplazados a la quinta posición, por detrás incluso del Partido Verde. Los ecologistas han obtenido un resultado superior al 12%.
Los datos de participación indican que estos comicios han sido el escenario de la batalla de los extremos. Si los partidarios del Brexit se han movilizado de un modo extraordinario para respaldar la acusación de “traición” lanzada contra el establishment por Farage, los defensores de la permanencia del Reino Unido en la UE han abandonado a los dos partidos mayoritarios para volcar su apoyo en aquellas formaciones que han expresado con claridad su rechazo al Brexit.
Y en estas circunstancias, el segundo gran vencedor de la noche, después de la formación de Farage, fue el Partido Liberal Demócrata, con un 21,1% de los votos. Su líder, Vince Cable, quien paradójicamente ya ha anunciado que abandonará su puesto en breves semanas, ha sido en estos tres últimos años uno de los defensores más firmes de la necesidad de devolver la palabra a los ciudadanos con un segundo referéndum.
Los laboristas, que hace cinco años mantuvieron una honrosa segunda posición con la que hacer frente al ultranacionalismo del UKIP, fueron castigados a una tercera posición y a un respaldo del 15,2%. Perdieron 13 puntos porcentuales respecto a los comicios de 2014.
Castigo laborista
El líder de la oposición, Jeremy Corbyn, tiene una dura tarea por delante. La principal fuerza de la oposición ha sufrido el castigo a la ambigüedad mostrada respecto a la Unión Europea, y sobre todo, respecto al deseo mayoritario de sus votantes de que el Reino Unido celebre un nuevo referéndum. Los laboristas se comprometieron a ello, si no eran capaces de forzar unas elecciones generales, en su congreso de Liverpool del pasado octubre. Desde entonces, Corbyn ha hecho todo lo posible por dilatar ese compromiso.
Los nacionalistas escoceses del SNP, que también reclamaron desde un principio la necesidad de otra consulta popular, se han visto recompensados con un mayoritario apoyo en su territorio.
Theresa May sigue al frente del Gobierno británico, y se mantendrá en esta posición interina hasta que los conservadores concluyan el proceso de sucesión, que puede extenderse hasta mediados de julio. La primera ministra ha tenido que digerir una última derrota histórica de su partido, y ha sido en unas elecciones que May intentó hasta el final que no se celebraran. Se salvará de los ataques internos, porque, a efectos políticos, la primera ministra se ha convertido en un personaje irrelevante.
Pero el triunfo arrollador del Partido del Brexit tendrá una influencia indudable en la batalla por el liderazgo tory. Gran parte de los votantes que han decidido respaldar a Farage provienen de las filas conservadoras, y los candidatos interpretan lo ocurrido como un castigo a las reticencias que Downing Street ha mostrado durante los últimos tres años a tirar adelante con la salida de la UE que se decidió en el referéndum de 2016. Hasta el momento, los mensajes de todos los contendientes son de pretendida firmeza para impulsar el Brexit, con o sin acuerdo.
El País