El que no conoce al "Cholo" no es de Mar del Plata
Por Germán Ronchi
Fueron dos llamados telefónicos. La voz disfónica inconfundible del otro lado, en la primera llamada, paternalmente profesional recomienda: "Si es una entrevista, es mejor personalmente que por teléfono". En tiempos de coronavirus, muchos le escapan al contacto. Incluso él: la cita fue en el café de la esquina del edificio donde vive. "¿No hay mucha gente?", preguntó. "Trato de no estar en lugares encerrados. Vivo temblando", confesó.
Y no. No había concurrencia. Entonces aparece, desde la mitad de cuadra caminando hacia la esquina del encuentro. Sombrero, barbijo y en una de sus manos, alcohol en gel, ocasionalmente suplantando al eterno grabador.
Vicente Luis Ciano tiene 83 años, periodista... no hace falta el currículum, ¿verdad? En Mar del Plata, quién no lo conoce al "Cholo". No hay persona que no lo salude por la calle, en las canchas o donde fuera. Y gentilmente, siempre responde el saludo.
Nació en Tandil, pero sus recuerdos nacieron en Mar del Plata, donde arribó cuando tenía apenas 5 años. De antes, no se acuerda de vivencias en la vecina localidad. Sabe donde están determinados lugares, como cualquier turista y hasta cumplió con el servicio militar allí.
El menor de 10 hermanos vivió siempre por la zona de Tucumán y la por entonces angosta Cincuentenario, hoy Juan B. Justo. Lustraba zapatos, cursaba la primaria en el colegio Sagrada Familia y pateaba en un baldío con los pibes de la zona: "Donde ahora está la estación de servicio, ahí jugábamos al fútbol", comentó.
Recién en la adolescencia, mientras asistía a la Academia José Manuel Estrada (Salta y Primera Junta), conoció el teléfono. "También fui ayudante de albañil y carpintería, y a los 14 años entré como cadete en la escribanía Parada y ahí conocí el teléfono, nunca lo había visto hasta entonces".
También por esos años conoció a Herrero, al tiempo que organizaba bailes en el club Florida, donde "siempre había un micrófono y me acercaba", comentó. Ese enlace trajo su vida a Pivot (Letfala Abraham), legendario periodista deportivo de Mar del Plata en la década del ´60.
"En aquella época se transmitían las carreras de Turismo Carretera en la zona y a nosotros nos gustaba ir ya que no se trabajaba, íbamos a "vaguear" y hacíamos de planilleros cuando no se usaba calculadora. Volcábamos el puesto de largada, las distancias, las marcas y las posiciones y esas planillas se las alcanzábamos al comentarista o relator y, en base a eso, alimentábamos la posibilidad de comentar; lo que se llama ahora la producción", precisó sobre sus inicios en el periodismo.
"Después de ahí continué con Pivot, que fue un padre, un fenómeno. Y como todo jugador frustrado, que jugó un par de partidos en Reserva, iba a las canchas. Pivot hacía radio de 7 a 8 y me hizo comentar lo que había visto. Así comencé. A las 8 arrancaba en el canal, pero recién al año habré empezado a salir en cámara", detalló el "Cholo".
Ciano pasa por una calle y lo saludan todos. Es querido por todos. Según él, se debe, fundamentalmente, a que estaba en todos lados. "En esa época, con Pivot en la transmisión de los partidos, el noticiero del mediodía y la noche. Además, presentaba todos los partidos, boxeo, tenis, Fórmula 1; después Mario Trucco me recomendó para que comente los partidos de fútbol los viernes y domingos. En aquel tiempo, era el único canal", enumeró.
- ¿Alguna cuenta pendiente?
- Escribir. Nunca me animé y soy muy exigente. Quizás también sea una cuestión de inseguridad porque a las pocas líneas, hago un bollo el papel. Nunca me preocupé por ingresar a un diario. He escrito algunas columnas, pero no me sale.
- Cuando pase todo esto del coronavirus, ¿volvés al periodismo en la calle?
- No pienso dejar nunca este laburo. Alguien me dijo alguna vez que el periodista no se jubila para descansar, se jubila para morir. Entonces no quisiera retirarme por los dos motivos: me gusta seguir laburando y no me quiero morir porque soy muy feliz, me cuido mucho. Siento esa necesidad. Uno tiene un horario, pero es periodista las 24 horas. Nunca pensé que podía ser mi medio de vida.
El "Cholo" Ciano, previo a la pandemia, está en todos lados con su grabador en la mano. Es como una extensión de su mano. Una conducta que adoptó en el año 1974, tras pasar 14 horas de vuelo con Pelé: "En el Mundial ´74 viajamos a Alemania, llevé el grabador y lo puse en la valija. Impensadamente y sin que casi nadie supiera, en la escala en Brasil, subió Pelé. Y durante las 14 horas estuvo conversando con todos. En un momento, se recuesta sobre la falda de la chica con la que estaba y los pies descalzos en la ventanilla, muy relajado. Le pedí un autógrafo y me lo dio. ´Sí, encantado´, me dijo. Y yo con el grabador en la bodega del avión. Fue como una promesa y desde ahí no lo dejé más", comentó entre risas.
En 2009 el cariño de los marplatenses se plasmó de lleno. Vicente Ciano fue a una clínica, se desvaneció y pasó 93 días en terapia intensiva y más de un mes en coma inducido. "Desde que me internaron, no se sabía si pasaba la noche", relató.
"Fue algo en los pulmones, derivó en el corazón, en los riñones, después hubo dos infecciones hospitalarias. Nunca se supo. Por eso siempre el agradecimiento a la gente del Sanatorio Belgrano y a mi familia. Cuando empecé a normalizarme, mucho tiempo después -porque estuve un mes y pico en coma inducido y 93 días en terapia- me fui dando cuenta del cariño que me tenía la gente. Y me sorprendió al salir a la calle nuevamente que era multiplicado ese cariño, con la gente que me manifestaba su alegría por verme caminar", continuó.
IDENTIDAD MARPLATENSE
Solamente en su documento figura que es nativo de Tandil. No reniega de ello, pero no figura ni en sus recuerdos la ciudad serrana. "Mar del Plata para mí es todo. En otra ciudad no hubiera tenido la posibilidad de disfrutar, no digo por lo que soy. Tenemos que quererla y cuidarla un poco más", afirmó.
- Durante mucho tiempo se sostuvo la idea de que en esta ciudad no hay sentido de pertenencia...
- De a poco creo que empieza a haber una identidad, porque ya hay generaciones nativas de Mar del Plata. Esta fue una ciudad en la que se formó un Centro de Nativos Marplatenses para estar juntos porque se pobló con gente de afuera por el gran progreso de las industrias. Actualmente, hay más de una generación nacida acá.