El sueño de un argentino que da cobijo a refugiados por la guerra y los desastres naturales
Nicolás García Mayor es diseñador y desarrolló las estructuras CMAX, que se usan en lugares en conflicto, para darle albergue a la gente o como hospitales de campaña.
A los 21 años, cuando estudiaba diseño en la Universidad, Nicolás García Mayor tenía un sueño, que era hacerle un poco mejor la vida a las personas afectadas por desastres naturales o desplazadas por situaciones de conflictos bélicos. Hoy, 24 años después, ese sueño se concretó con el proyecto CMAX, unas estructuras que sirven para dar cobijo a refugiados o personas desplazadas.
“Cuando presenté este proyecto en la universidad, era muy loco por entonces pensar en el cambio climático y en Argentina no era una problemática. Pensé que para eso tenía que resolver e investigar un montón”, narró Nicolás. En el desarrollo de su idea trabajó con Defensa Civil de la provincia de Buenos Aires y con distintas facultades: el objetivo era ver, de forma industrial, cuál era la escala que se necesitaba ante un desastre natural.
Así se fue dando lugar al proyecto CMAX, un sistema plegable de casas temporales, que generan una urbanización inmediata en respuesta ante un evento no planificado.
“Inicialmente lo que traté de hacer fue brindar dignidad y una dignidad básica, temporal, porque la asistencia se hace con carpas o, muchos peor, con un cacho de lona y a cubrirse como puedan. Entonces la gente queda sentada en el piso, a veces si llueve o si fue un huracán son lugares donde no están dispuestos para que la gente esté tirada en el piso durmiendo en el barro.”, contó García Mayor en diálogo con Los datos del día por Radio Mitre Mar del Plata.
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Lo primero que buscó el diseñador fue obtener un suelo rígido, una estructura lo suficientemente grande que dé albergue a varias personas. Y el CMAX, explicó, “es un elemento que plegado son 90 centímetro de ancho, pero cuando se despliega ocupa unos seis metros. Es una superficie de 14 metros cuadrados, fácil de trasladar y liviana, pero resistente y genera un piso donde pueda mantener a una familia de hasta 10 personas. Y tiene una parte rígida que es el centro donde tiene una puerta, que está habilitada para usar con una silla de ruedas”.
Esta versatilidad del proyecto desarrollado por García Mayor le permite ser usado tanto como un hogar temporal, como hospital de campaña o “para muchas más cosas”. Sin embargo, aseguró el diseñador, hoy se están usando fuertemente como clínicas móviles “porque cuando en medio de un desastre tenés que hacer una operación de alta complejidad las carpas no son bio-seguras. En el caso de pandemias y epidemias, como tuvimos recientemente, el producto puede dar una solución rápida”.
El diseñador argentino se sorprendió, cuando comenzó la guerra de Ucrania, por el uso de estas estructuras en ciudades que estaban en pleno conflicto bélico. Y eso es así porque “permite llegar a lugares que son inaccesibles. Donde es difícil armar una carpa, nosotros en cinco minutos se despliega y el elemento está ahí, ayudando a la gente. En la guerra se usa mucho por la capacidad de relocalizarse, de moverse rápido que tiene”.
La producción de las estructuras CMAX comenzó en Perú y su bien la necesidad de la gente es gigante, se está trabajando por etapas. “La masividad que tiene este producto requiere de matrices y moldes costosísimos para hacerlo en inyección de plástico, estamos hablando de inversiones de más de 20 millones de dólares. Para esos números nuestros países no es algo simple. Fuimos haciendo escalas pequeñas, con producción de menos de 100 unidades y empezamos a testearlas”.
Por el “vicio” de diseñador, García Mayor resaltó que trató de seguir “un proceso básico” y que por ese motivo “antes de meter un producto al mercado globalmente tenés que ir haciendo casos de estudio, testeándolo, viendo qué cosas se pueden mejorar. Porque una vez que lo metés en el mercado y hacés moldería para 10.000 unidades por mes, si tenés errores eso se repite en 10.000 unidades. Y eso es muy complejo”.
“A nivel financiero de industria hay que ir dando pasos, hemos exportado a siete países. Pero estamos en etapa de preserie, donde el usuario nos aconseja, aprendiendo un poco del producto usándose en el campo de batalla. Y estamos entre este año y el que viene empezando una fábrica en Estados Unidos y una en Dubai”, contó el diseñador.
TRABAJADOR HUMANITARIO
A partir de su trabajo humanitario, García Mayor fue reconocido por Naciones Unidas como uno de los diez jóvenes sobresalientes del mundo en 2014 y eso lo ha llevado a convertirse en orador antes importantes empresas y hasta a ser recibido por el Papa Francisco en el Vaticano.
Claro que a los 45 años, con esta idea concretándose y dándole una utilizada a la humanidad, es imposible que García Mayor no ejerza una mirada retrospectiva para mirar el camino recorrido. “El proyecto es una excusa para caminar por esta vida lo más consciente posible -dijo agregó. Cualquier proyecto que hagas, si lo usás para eso, está buenísimo. Cuando entendés que la vida es un instante y se va a pasar, elegís algo en lo que valga la pena poner tu vida”.
Para el argentino este desarrollo le permitió “pasar por esta vida dejándola un poquito mejor de lo que la encontré. Y con hechos, que a veces es lo que falta. Está lleno de personas que van, dan mensajes, pero los mensajes se tienen que dar con hechos que cambien la vida a la gente. Estamos con guerra y con violencia, y es necesario salirnos de nosotros mismos y decir cuáles son mis talentos, qué puedo dejar en la tierra antes de que este cuerpo se vaya. Pudo elevar al máximo mi consciencia, conocer mucha gente y darme cuenta de que somos uno”.
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