En tiempos donde nadie escucha a nadie, Marcos aparece como un oasis
Por Germán Ronchi
"En tiempos donde nadie escucha a nadie; en tiempos donde todos contra todos; en tiempos egoístas y mezquinos; en tiempos donde siempre estamos solos; habrá que declararse incompetente...", confiesa Fito Páez y prefiere quedarse "Al lado del camino". Todo lo contrario a este marplatense que decidió armar un cartel, sentarse en un café y escuchar. Sin grabaciones, ni la intención de hacer un ensayo, un libro, ni nada por el estilo. No interviene en nada, no opina, no da consejos; sólo escucha.
"Contame tu condena, decime tu fracaso...". Algo así parece decirle a la gente sobre esta invitación a ser escuchados. Algo así como ese tango, para desahogarse, pero sin curdas.
Marcos Ayciriex, marplatense de 59 años, ha publicado algunas historias que le fueron contadas, pero por expreso pedido de sus protagonistas, de quienes se las han contado. Hoy se invierten los roles; hoy El Marplatense es quien pone la oreja y escribe su historia.
Marcos es director de coros, docente municipal en el área de discapacidad y adultos mayores hace 27 años. Además es musicoterapeuta y durante quince años ejerció en una clínica psiquiátrica.
EL SURGIMIENTO DE ESTA IDEA
"Soy dramaturgo y me gusta escribir, y me interesa mucho la narración oral. Esto está en auge en muchas partes del mundo, con cursos y talleres. Asistí en la Feria del Libro en Buenos Aires, donde se hacen jornadas internacionales; también viajé mucho. Y siempre me llamó la atención que Argentina es el único lugar en el que los narradores orales toman su material de la literatura escrita y no de la oralidad. Y esto conlleva varias cosas, como por ejemplo que se narren los mismo cuentos porque por lo general se eligen autores como Isabel Allende. Y me pregunté si los autores, escriben sus libros con la intención de ser narrados o leídos", expresó en el inicio de la charla con El Marplatense.
"Entonces, descubrí que el mundo es una fuente inagotable de historias. De hecho, si bajamos a un café ahora, vamos a ver dos personas que conversan y una le cuenta a otra qué hizo hoy o qué le pasó con su mujer o cómo fue su día en el trabajo, etcétera . Y me interesó esto, me pareció que esto es mucho más interesante y original, buscar las historias de mi entorno, que además hablan mucho más de mi identidad y la de mi ciudad". Y esto fue lo que motivó a Marcos.
LA INVITACIÓN
Marcos apoya su cartel y continúa: "Ahí fue que se me ocurrió diseñar este cartelito que dice mi nombre, escucho historias, voy a domicilio, a cualquier parte del mundo". Se lo llevé a un amigo que es fileteador, me lo hizo y salí a los cafés, a tomar algo, a leer, cosas que uno habitualmente hace, y a poner mi cuadrito sobre la mesa.
LA PRIMERA HISTORIA
- ¿Cúando comenzó esta tarea?
- Soy muy curioso y he viajado mucho por suerte. Y más allá de conocer museos o lugares íconicos de la historia, siempre me interesó escuchar a la gente. Pero hace un año y medio que oficialicé, por así decirlo, esta conducta.
"Me dio mucha vergüenza poner el cartelito en Mar del Plata. Entonces me fui a San Telmo, al café ´La Poesía´, como que me busqué un lugar que me habilitara a hacerlo. Ahora voy a cualquier lado, al shopping, a donde me guste y no me importa", confesó.
"Muchos turistas se acercaron aquella vez y algunos creyeron que era empleado del lugar y que las historias quedaban inmortalizadas en algún cuaderno de allí. Hasta que la moza se me acercó y me señaló a un señor que fue el primer violinista de una orquesta de tango en San Telmo y que le encantaba contar esa historia de su vida . Me presenté y al viejo le brillaban los ojos, al sentir que tenía podrido a todo el mundo y que alguien se acerque con interés por saber de él".
EL MOMENTO DE LA HISTORIA
Más allá del cartel, Marcos Ayciriex destacó su metodología y explicó bien de qué se trata esto de ser "escuchador".
"La gente se acerca, me pregunta cómo es y explico que solamente escucho. No grabo, ni filmo; si me lo permiten tomo algún apunte; y no intervengo, no doy opinión y mucho menos ofrezco un consejo", detalló. Y agregó: "Lo mío es una escucha activa. Aunque suene soberbio, lo es porque es muy atenta, que tiene mirada de gestos, de posturas, de contorsiones. Eso me ha hecho ampliar el espectro de conocimientos psicológicos de la gente y valorar un acto que no solemos hacer. Muchas veces preguntamos ´cómo estás´ y la respuesta es ´bien´, cuando quizás no es así. O personas que quieren que el otro termine rápido su historia para poder contar la suya. Y hay muchísimas personas que lo necesitan", aclaró este hombre marplatense.
Y ejemplifica: "Podés encontrarte en una verdulería con una señora que le está contando al vendedor lo que hizo su perrita, y quizás esa es la única salida que tiene en el día. Ahí, el rol del verdulero, sin darse cuenta, es muy importante para la vida cotidiana de esta mujer, que seguramente se arregló para salir por dos cuadras y después vuelve a su casa, habla con su mascota y se sienta en un sillón a mirar la novela".
LAS HISTORIAS DE OTROS, CONTADAS POR ÉL
"Hace muy poco empecé a escribir algunas cosas que me contaron. Pero mucha gente me decía que no sabía por qué me lo contaba a mí, si no me conocía. Pero sí, me han pedido que las cuente para que quizás le sirva a alguien más. Entonces empecé a darle una forma narrativa a lo que me contaban, pero no a ficcionarla y subirla a facebook. A partir de ahí comenzaron a lloverme solicitudes de amistad de todo el mundo, interesados en lo que hago y contactarme", aclaró al tiempo que su función no se limita a un café, sino que ha ido a geriátricos y casas particulares.
Y avisó que "también el drama, que tiene una resolución feliz, es lo que me piden los protagonistas que las transmita y escriba como inspiración para otra personas".
"CONTAME TU CONDENA, DECIME TU FRACASO..."
Difícilmente haya un hilo común en todas las historias que ha escuchado Marcos, pero uno presume que la necesidad de hablar es para desahogarse, "sacarse un peso de encima". Por tanto, son temas que avergüenzan, acongojan; las lindas historias, uno la comparte con cualquiera y todo el mundo.
Ante esta cuestión, Marcos coincide, pero no porque lo presume, lo sabe, lo vive, lo escucha. "Pasa que muchas gente se siente habilitada a estar con un extraño, al que probablemente no ve nunca más, para desnudarse. Y te juro que me han contado cosas que me dejaron temblando y no escribiría jamás; historias que no habían sido comentadas nunca con nadie; y otras que me han hecho emocionar hasta la lágrima".
Y destacó: "Lo que no hay es una anécdota feliz, una alegría, una satisfacción".
- ¿Alguna historia te ha afectado emocionalmente como para dejar de escuchar?
- Trabajé muchos años en un psiquiátrico y en febrero de este año descubrí que ese coqueteo con el dolor, la angustia y la muerte de una manera muy directa ya no lo estaba dominando. Por eso me alejé de esas cuestiones para preservarme y en esa situación ya no se puede ayudar al otro. Siempre tuve, por una cuestión natural, de atraer personas en situaciones complejas y estoy atento a preservarme.
EL OBJETIVO
"Sinceramente no sé si tiene un sentido esto que hago. Como tampoco sé cuál es el sentido de la vida. Lo que me llama la atención es que a alguien le sirve. Es más, nunca se me ocurrió pensar en sacar un provecho o un ingreso de esto. No sé tampoco si algún día me llevará a algún lugar, como que se va haciendo camino al andar", cerró.