Escocia buscará otro referéndum separatista del Reino Unido
El Brexit, como en tantas otras cosas, es la causa última de que despierte un nuevo monstruo en el Reino Unido. Aunque tampoco en este caso se trate de algo espontáneo, sino de un movimiento calculado y partidista. La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, desveló este miércoles sus planes de impulsar otro referéndum de independencia en 2021. Lo hizo tres días antes del congreso del Partido Nacionalista Escocés (SNP), para aplacar los nervios de la organización.
“El Brexit ha puesto en evidencia el profundo déficit democrático que late en nuestro autogobierno”, dijo este miércoles Sturgeon en el Parlamento escocés. “Y sea cual sea nuestra postura respecto a la independencia, debería convencernos a todos de que necesitamos bases más sólidas sobre las que construir el futuro de nuestro país”.
La ministra principal de Escocia se decidió a dar el salto 72 horas antes de que comenzara el congreso del SNP, consciente de la irritación que causaba entre los suyos el modo en que había esquivado este asunto desde 2016, justo después de la victoria del sí en el referéndum para la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Sturgeon puso fecha finalmente a una segunda consulta sobre la independencia, mayo de 2021, pero con una estrategia llena de matices y vías de escape.
En primer lugar, el Gobierno escocés, anunció Sturgeon, buscará un diálogo con todos los partidos en los próximos dos años, y a la vez pondrá en marcha una “Asamblea de Ciudadanos” para debatir los retos futuros de Escocia. Será el modo de insuflar vida extraparlamentaria a una causa que no despierta tanto entusiasmo en el hemiciclo de Holyrood, como se conoce al edificio de la Cámara escocesa.
En segundo lugar, el Ejecutivo seguirá optando por la vía legal. Es decir, solicitará permiso al Gobierno del Reino Unido para celebrar el referéndum. Theresa May ya ha dejado claro en más de una ocasión su rechazo a la idea. En tercer lugar, Sturgeon ha anunciado con solemnidad una decisión que ya había sido ejecutada: el Parlamento escocés aprobó en marzo de 2017, unos meses después del triunfo del Brexit, una resolución que instaba al Gobierno autonómico a solicitar a Londres poderes especiales para celebrar una nueva consulta.
La propuesta salió adelante con 69 votos a favor y 59 en contra. Nadie ha puesto desde entonces especial énfasis en reclamar su cumplimiento. Y en mitad del camino, en las elecciones generales que May convocó por sorpresa en junio de aquel año, el nacionalismo escocés perdió medio millón de votos respecto a los comicios celebrados dos años antes.
Tomando el pulso
Finalmente, la propia Sturgeon insistió en señalar que la prioridad inmediata de su Gobierno sigue siendo respaldar la celebración en todo el Reino Unido de un segundo referéndum sobre el Brexit. “Si eso no es posible, será inevitable afrontar las consecuencias de la salida de la UE y los retos que ello supone”, decía este miércoles la mandataria escocesa.
Más allá de todos los peros que arrastra su anuncio, los nacionalistas escoceses son conscientes de que tienen delante una oportunidad que quizá merezca ser explorada. El exportavoz del SNP en Westminster, Angus Robertson, fundó en 2014 la empresa demoscópica Progress Scotland para descifrar mejor las pulsiones internas de la sociedad escocesa y ayudar así a la causa independentista. Hace unos días publicó su primer gran sondeo, con un trabajo de campo de 2.000 encuestados. Y reveló que un 56% de los escoceses respaldaría ahora un proyecto separatista si finalmente el Reino Unido acaba abandonado la Unión Europea de un modo salvaje, sin ningún tipo de acuerdo. En 2014, el independentismo perdió el referéndum por 44,7% frente a 55,3%.
Se trata, en cualquier caso, de un condicionante elevado, si se tiene en cuenta la voluntad expresada por el Gobierno de May y de la mayoría de diputados de Westminster de rechazar a toda cosa la idea de un Brexit salvaje. Y debe confrontarse además con otras encuestas centradas en la independencia, sin coletillas, en las que la voluntad de permanecer en el Reino Unido sigue siendo mayoritaria.
Y todo eso explica por qué la oposición conservadora y laborista escocesa ha acusado a Sturgeon de generar más división y de moverse por cálculos partidistas, o por qué los principales medios británicos relegaran de sus cabeceras digitales el titular, pocas horas después del anuncio.
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