Éxodo marplatense: "No nos podemos ir de este mundo sin recorrer cada rincón"
Por Camila Cadel
El éxodo marplatense hacia Europa puede ser un paso significativo y lleno de emociones para aquellos que se aventuran en esa travesía. No importa el destino que se elija para comenzar una nueva vida, Mar del Plata siempre deja huellas en los corazones de todos los que deciden irse.
Sin embargo, el llamado de nuevas oportunidades, experiencias culturales y horizontes desconocidos atrae a muchos a cruzar miles de kilómetros hacia el Viejo Continente.
La perspectiva de establecerse en Europa, un destino popular para el argentino, conlleva retos y adaptaciones, pero también puede abrir las puertas a una vida enriquecedora, llena de diversidad, historia y posibilidades infinitas para crecer personal y profesionalmente.
Micaela Valenzuela nació en Mar del Plata hace 27 años, fue parte del seleccionado argentino de nado sincronizado en el 2012 y trabajó en atención al público pero pese a su fuerte amor por su ciudad natal, un día se dio cuenta de que viviendo en Argentina sus sueños eran muy difíciles de alcanzar y decidió irse en busca de un mejor pasar.
¿A qué te dedicabas en Mar del Plata?
Estaba con el deporte cuando vivía allá. A los 9 años empecé con natación sincronizada en el Club Atlantis. En el 2012, durante todo ese año y a principios de 2013, formé parte de la selección argentina. Participé en los sudamericanos de Chile 2013, que tuve la suerte de compartir con dos de mis grandes amigas. Luego a fines de ese año, pasé a hacerlo por hobby.
Hicimos programas de televisión como el Celebrity Splash, shows tanto en balnearios como hoteles y demás. Luego, antes de venirme, yo trabajaba en un mercado dentro del bosque Peralta Ramos.
¿Qué fue lo que te motivó a irte de Argentina?
Lo que me motivó a irme fue que sentía que no terminaba de avanzar con mis proyectos, por eso me hice la ciudadanía, todos los papeles necesarios y me fui. Yo trabajaba mucho y todo lo que quería lograr lo tenía cada vez más alejado. Gracias a mis abuelos y a mi madre que me hizo la ciudadanía, siempre tuve una herramienta para poder dar el paso.
Así que decidí hacer el curso de guardavidas en el Arístides Hernández y una vez que lo finalicé me vine por primera vez en el 2019. Estuve ese año y me volví por temas personales. Ahí fue que tuve el segundo clic porque cada día veía los proyectos más alejados en mi país y por eso me volví a Europa en el 2021.
¿En qué ciudad estás viviendo actualmente?
Actualmente estoy viviendo en Palma de Mallorca, en Sillot, Cala Morlanda. Yo me vine sola y fue una experiencia linda, pero fuerte, porque hubo piedras en el camino. Había abonado una habitación para vivir, que no existía. Y hacer de éste mi lugar, un nuevo grupo de amigos, no es fácil. Pero la verdad que estoy muy contenta de todo lo que estoy viviendo y las experiencias.
Por suerte no estoy sola. Acá conocí a quien es mi novio hoy. Casualmente es de Argentina, pero de Villa Mercedes, San Luis. Empezamos siendo amigos, compartiendo historias, momentos y hoy es mi compañero de cada día y estamos tirando juntos para adelante.
¿Qué dejaste o abandonaste en Mar del Plata?
Y lo más importante que dejé es a mi mamá, mi familia, mi sobrina y mis amigas. Eso es algo irreemplazable. Porque por más que uno se encuentre económicamente bien o en unas hermosas vistas, el calor de tu entorno te hace falta.
¿A qué te dedicas en España?
Actualmente trabajo en un bar que se llama La Gramola, en Cala Millor, con una familia que es estupenda. Me hacen sentir como una hija más.
También sigo entrenando. Tengo la Cala Morlanda justo en la esquina de mi casa. Por lo tanto, todos los días o día por medio, suelo meterme al mar y dejar que mis piernas fluyan. Amo mi deporte y creo que lo voy a seguir haciendo hasta que me diga basta.
¿Tenes algún proyecto para el futuro?
Sí, tengo muchísimos proyectos en mente. Por ahora pienso en disfrutar del momento que me está brindando la vida con muchas personas que tuve la suerte de cruzarme. Pero siempre pensando en el futuro. Tengo muy decidido volver a mi Argentina querida. Para algo tan mínimo como volver a comer queso cremoso, que acá no se consigue, es imposible. Me encantaría volver a vivir a Mar del Plata o de vacaciones, a lo largo de mi estancia en Palma. Para pasar mis últimos tiempos en mi ciudad natal.
Viviría de nuevo en mi ciudad por los lugares, por nuestras vistas, por reencontrarme con mi gente nuevamente, embellecer con mis amigas, qué más lindo.
Me gustaría construir y tener mi propia casa y mi ingreso allá en Argentina. Mi gran sueño es tener una minivan o una camionetita y poder recorrer todos los lugares hermosos de mi país, porque no conocemos ni un cuarto de todo lo que tenemos.
¿Qué es lo que más extrañas de tu ciudad natal?
Extraño a mi Mar del querida en general, aunque Palma de Mallorca no tiene nada que envidiarle. Extraño a mi gente. Yo soy joven y también extraño el tipo de discotecas de allá. Lo nuestro es muy necesario. También a comida que hay acá no es lo mismo.
¿Qué rescatas de tu experiencia viviendo en España?
Como toda experiencia, si es lo mismo en cualquier lado, es aburrido. Por lo tanto, creo que esto que estoy viviendo, te hace llenar el alma de nuevas anécdotas, te hace crecer como persona. Porque al estar lejos de tu familia, de tu entorno, de tu comodidad, uno tiene que aprender a movilizarse por sí solo, a hacerse valer, hacerse respetar. Porque no hay nadie por detrás que nos venga a apañar.
Obviamente que cuando uno cae acá, va a tener algún resoplón o caída. Pero lo importante es levantarse. Y luego cuando empieza a transcurrir, ya conoces a otros argentinos. En Palma hay muchísimos, principalmente en mi zona. Amigos míos también.
¿Qué mensaje le dejas a los lectores que quieran migrar y no se animen?
A ellos les digo que es una experiencia de la que no se van a arrepentir. Es salir de su zona de confort y empezar también a conocer nuevas culturas, porque por más que nosotros hablemos el mismo idioma, las personas son diferentes, tienen otras maneras de vivir y tradiciones. Como por ejemplo, algo diferente a lo nuestro, la navidad. Los mallorquines, casualmente donde nosotros estamos viviendo, a las once y pico para recibir la Navidad toman chocolate caliente. En cambio nosotros tenemos alcohol para brindar. La gente se tiene que animar, es una experiencia, es un paso que es fuerte, hay que hacerlo, porque no se pueden ir de este mundo sin recorrer cada rincón de lo que nos brinda.
Las personas tienen que saber principalmente que no están solas. Pueden preguntar a un montón de argentinos que con sus experiencias de acá les pueden dar una mano. Acá hay posibilidades. No es todo color de rosas porque como en todos lados, el que trabaja tiene y el que no trabaja no. Acá también hay que luchar por lo que uno quiere. Hay que aceptar que las cosas son más accesibles. Eso no lo voy a negar. Para comprarte un par de zapatillas, allá estás ahorrando durante un tiempo y acá con un solo sueldo podes comprártelo. Podes acceder a las cosas de forma más fácil pero igualmente hay que trabajar para lograrlas.