Federico Marín, el nuevo líder de Peñarol: "Hay que tener paciencia, vamos a estar como pretendemos"
El "Pájaro" habló en Marca Deportiva Radio (FM 99.9) sobre el difícil inicio de Liga Nacional y su experiencia en el Pre-Federal con Estudiantes de Olavarría.
Federico Marín comenzó su segundo ciclo en Peñarol. Fue con una derrota ante Oberá TC en el Polideportivo pero, teniendo en cuenta el contexto del equipo, es sólo un paso más de la construcción que lleva adelante el entrenador Hernán Laginestra.
En diálogo con Marca Deportiva Radio (FM 99.9) el “Pájaro” hizo su análisis del juego: “Fue un partido incómodo para nosotros. En ningún momento nos sentimos identificados con lo que pretende Hernán, con lo que se venía trabajando y con lo que se había mostrado más que nada en el partido con Platense. Tanto en ataque pero más que nada en defensa, no fuimos lo que queremos ser”.
Nadie conoce aún como jugará el “milrayitas” sabiendo que le faltan dos pivots (uno todavía no lo pudo habilitar) y pulir muchos detalles: “La realidad es que el equipo todavía no se terminó de conformar, ni siquiera sabemos cómo va a ser el equipo. Rescato la flexibilidad tanto de los jugadores como del cuerpo técnico, para enfrentar adversidades y salir igual a jugar. La actitud está, el compromiso de los jugadores está, solo falta tiempo de trabajo, de conocimiento y de adquirir tanto el juego, la química, la táctica y todo lo que el cuerpo técnico siempre tiene planificado a la hora del inicio de una temporada”.
Para Marín es clave que todos estén en la misma sintonía y dejen todo para que las cosas mejoren día a día: “Es tremenda la predisposición, el buen ambiente de trabajo, los chicos son divinos y realmente se entrena muy bien. El compromiso de los extranjeros, que son muchos, es esperanzador porque a veces ellos salen a cuidar su trabajo, se les paga por los números que hacen. No todos los entrenadores, ni todos los dirigentes buscan si tiene el pase extra o si se comprometen en la ayuda del espacio donde tiene que estar. Hoy en día hay dudas solamente porque no tenemos el equipo completo, pero viéndolo a futuro y con la predisposición que hay, creo que vamos a hacer un equipo molesto y que puede dar que hablar”.
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Recién incorporado al plantel, ya tomó el rol de líder que habitualmente tiene y casi que le envió un mensaje directo a los hinchas: “ veces todas las cosas no llegan de la noche para el día, hay que tener paciencia, entender la situación y no aflojar, no me cabe duda que vamos a estar como pretendemos".
EL REGRESO A LAS FUENTES QUE LE PERMITE VALORAR EL PRESENTE
Después de finalizar la temporada con San Lorenzo y antes de venir a Mar del Plata, Federico Marín decidió volver a su club, Estudiantes de Olavarría para jugar el Torneo Pre-Federal. Era una promesa, pero también un desafío personal.
“Quería volver a dar una mano en el club que estaba totalmente apartado de la competencia, hacía ya casi dos años que no competía en nada, se habían perdido muchas cosas y quería que el club pueda estar un poco más organizado, que pueda haber recuperado algunas cosas que para mí en un club no pueden no haber, es lo que más contento me deja”, comentó el alero. Luego agregó: “Más allá de que hoy en día estemos ahí peleando la punta y si se puede clasificar al Federal o no, a lo que apuntaba cuando decidí ir al club, era dejar una mejor estructura pensando a futuro. Que en el club no falten los recursos necesarios para ser un club de verdad. No había un kinesiólogo, un utilero, un doctor. Hay un montón de cosas sumamente necesarias. De a poco se están consiguiendo”.
Pero había otro punto importante para él cuando decidió ponerse de nuevo la camiseta del “Bataraz”: “Estoy principalmente feliz por el hecho de compartir los entrenamientos con mi hijo, que era una de las cosas por las cuales también quería volver, compartir tiempo con él, entrenar, que me vea con la camiseta que tanto quiere. Fue fuerte”.
El contacto con su familia es un eje central para Marín en este momento de su carrera y uno de los motivos por los que eligió volver a Mar del Plata: “durante el receso salió esto de Peñarol y teniendo en cuenta que mi hija se venía a estudiar a Mar del Plata, era también como algo muy fuerte decirles que si me bancan un poco, puedo bajar hasta donde tenía planeado quedarme y cumplir las dos cosas, estar un tiempo más en mi casa con mi familia y poder vivir esto de entrenar con mi hijo y que él me vea en Estudiantes. Recuperar ese tiempo perdido durante tantos años como profesional con ellos viviendo en Olavarría y yo yéndome siempre”.
Volver a conectar con los inicios de su carrera como basquetbolista, lo llevó a valorar el profesionalismo y lo que significa estar en un club de alta competencia. “Soy un agradecido de todo lo que va pasando, incluso de lo malo, a veces cuesta verlo, pero trato de siempre encontrar algo positivo .Valoro el hecho de bajar al Pre-Federal y estar donde estoy ahora. Cuando estás en la Liga tenés muchas cosas tan fáciles y cuando bajás a una competición con el Pre-Federal te das cuenta todo lo que cuesta. Valoras un poco más todo el trabajo de los dirigentes, me metí para dar una mano con ellos y todo cuesta mucho. Cuando estás ahí te das cuenta todo lo que cuesta conseguir una pequeña boludez”.
Eso luego lo traslada a la experiencia cotidiana de aquellos que conviven habitualmente con la abundancia de recursos y herramientas: "Se lo decía muchas veces a los chicos de San Lorenzo, que es un club con una estructura muy buena y chicos la tienen que cuidar. Toman el agua y dejan las botellitas tiradas ahí como si sobrara. Hay lugares donde rellenan las botellas de la canilla para tomar", concluyó.
Su experiencia será clave para la construcción de un grupo y rápidamente se posiciona como uno de los líderes del equipo marplatense.
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