Final feliz: la abuela de Benja consiguió la ayuda que necesitaba
Cuando los allegados de Sonia comenzaron con una cadena de Whatsapp que explicaba brevemente la situación y apelaba a ayuda marplatense no esperaban tanto. "Necesitamos ropita y leche", decía la cadena. Abajo, un contacto. Lo que empezó como un ida y vuelta de mensajes entre conocidos terminó en una movida solidaria en toda la ciudad.
Hoy, Sonia no deja de sorprenderse por la ayuda que recibió. El lunes, su teléfono no paraba de sonar y sus redes sociales se llenaban de mensajes. Con la voz tomada por la emoción, cuenta feliz que ya le dieron la tenencia legal de Benjamín por 180 días a raíz de la movilización que tuvo su caso.
"No necesito más nada, otra gente también necesita", expresa la abuela. Vuelve a enumerar todo lo que le dieron (carrito, ropa, pañales, cuna, leche), como si no lo pudiera creer. "Mar del Plata responde todavía, me han ayudado un montón", dice.
La gente sigue contactándose con ella y, actualmente, sigue cerrando el intercambio de productos. Está arreglando para recibir pañales de tallas más grandes y todavía necesita un poco de ropa, ya sea un talle para un bebé de 3 meses o un poco mayor, para futuro.
Sin embargo, Sonia no sabe qué hacer con tanto apoyo y generosidad recibida. "No quiero que la gente piense mal", comenta, rápido, mientras que repite que está dispuesta a devolver de alguna forma todo lo que se le dio. "Mucha otra gente necesita ayuda", repite.
Entre palabras de agradecimiento, manda fotos de Bejamin, para demostrar que el nene está bien, está abrigado, está lindo. "Quiero agradecerle a toda la gente que vino, miles de personas se contactaron conmigo, les agradezco de corazón, porque he conocido gente hermosa, y yo pensé que ya no había gente así en la Argentina", manifiesta.
Con las necesidades básicas de Benjamín cubiertas, Sonia quiere enfocarse en el futuro. Por eso, todavía busca un trabajo por algunas horas, que pueda hacer en compañía de su nieto, como cuidar de alguna persona o limpiar casas. Además, pide si alguien puede colaborar con una garrafa, que utiliza no sólo para calefaccionarse, sino para los emprendimientos que la ayudaron a sobrevivir estos últimos tiempos: la venta de grasa y aprender a hacer pan casero.
"Voy a conseguir un trabajo, quiero un trabajo para mantenerme a mí y a Benjamin", manifiesta, y es fácil creerle. Mientras tanto, busca el equilibro entre aceptar ayuda y ayudar a otros. En su cochecito, el bebé duerme.